El 15 de junio de 1959 se estrenó la película española El pisito, dirigida por Marco Ferreri, Isidoro M. Ferry. Protagonizada por Mary Carrillo, José Luis López Vázquez, Concha López Silva, Celia Conde, José Cordero, Ángel Álvarez, Maria Luisa Ponte, Andrea Moro. Productora: Documento Films.
Sinopsis argumental: Rodolfo y Petrita llevan doce años de relaciones. Para casarse necesitan un piso y no hay forma de encontrarlo. Rodolfo vive realquilado en casa de doña Martina, una anciana que está a punto de morir, cosa que el casero está esperando para poder desalojar la vivienda y derribar el edificio. Algunos amigos aconsejan a Rodolfo una solución heroica: casarse con doña Martina y esperar lo poco que le queda de vida para heredar el alquiler. En principio, se resiste, pero cada vez con menos fuerza.
Nominaciones y premios: Obtiene un premio del Círculo de Escritores Cinematográficos (mejor actriz, Mari Carrillo).
Comentario: Segundo largometraje de Marco Ferreri, escrito por él y Rafael Azcona. Se basa en la novela El pisito (1957), de Rafael Azcona.
Los personajes que aparecen en la cinta están tomados directamente de la realidad de la calle. Viven al día, se preocupan sólo de satisfacer las necesidades primarias y se mantienen ajenos al mundo de las ideas. El relato incorpora una dosis elevada de sarcasmo, ironía y humor basado en la exageración y el absurdo. Brochazos de humor negro recorren la película de principio a fin. No le son ajenos propósitos de denuncia y de crítica social. Bajo la influencia del neorrealismo italiano, Ferreri ajusta la historia a los parámetros de lo que se ha venido en llamar realismo crítico, los mismos que informan obras posteriores como El cochecito (1960). No faltan algunas de las constantes del realizador: presencia de la muerte, atención a la vejez, simpatía por la infancia, compañía de animales domésticos, indiferencia religiosa, comidas frecuentes.
La música, dirigida por Federico Contreras, incluye una pieza de jazz muy rápido, compuesta e interpretada por Blue Stars (se superpone a los créditos iniciales), música de organillo y fragmentos de música de baile, como el Danubio azul. La fotografía, de Francisco Sempere es realista y de notable valor documental. Muestra un Madrid con escasa circulación de coches, tranvías que llegan a las afueras y se cruzan con rebaños de cabras, anuncios móviles de Avecrem, etc. Ofrece un fresco nostálgico de la sociedad española de finales de los 50, poco antes de las transformaciones que iba a experimentar en los 60 y siguientes como consecuencia del desarrollo económico. La película es un clásico del cine español.
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