El 8 de octubre de 1925 se estrenó la película estadounidense Ben-Hur (Ben-Hur: A Tale of the Christ), dirigida por Cecil B. DeMille. Protagonizada por Ramon Novarro, May McAvoy, Francis X. Bushman, Betty Bronson, Kathleen Key, Claire McDowell, Janet Gaynor. Productora y distribuidora: Metro-Goldwyn-Mayer.
Sinopsis argumental: La acción se sitúa en el año 26. Los hebreos sufren una violenta represión a manos de Roma. Judah Ben-Hur, un joven judío, conversa con Messala, un antiguo amigo de la infancia que se ha convertido en centurión romano al frente de una de sus guarniciones. Sin embargo, ha pasado mucho tiempo desde entonces. Messala ya no es el mismo y la charla acaba en discusión.
Comentario: Superproducción realizada por Fred Niblo. Es la segunda adaptación al cine de la novela Ben-Hur (1880) de Lew Wallace. La primera, de 15/20 minutos, es de 1907, dirigida por Sidney Olcott.
Pese a las incidencias de la producción, la obra ofrece una notable y grata fluidez narrativa. El relato se ajusta con mayor fidelidad a la novela que la versión de 1959. Contrapone las ansias de venganza de Ben-Hur con las enseñanzas de Jesús de Nazaret, en esta ocasión conocidas a través de sus propias palabras, que invitan al amor y al perdón. Cumplida la venganza, recupera su fortuna y con ella levanta dos legiones contra los romanos para proclamar rey de Judea a Jesús de Nazaret. Estos propósitos chocan con la opción por la paz de éste, que proclama que su reino no es de este mundo. La película, pese a ser muda, es una obra muy rica en sugerencias, que conmueve y emociona. El personaje de Ben-Hur, a cargo de Novarro, es mucho más simpático, cálido y próximo que el de Heston, hierático y distante. Nueve escenas fueron rodadas en color (2 colores). Son destacables la escena de la batalla naval (muy superior a la de 1959), la de los galeotes en la bodega, la de María el 24 de diciembre, el malicioso intento de seducción de Ben-Hur por la pérfida Iras (Carmel Myers), el beso en el suelo de Miriam (destinado al hijo que no quiere contagiar), la mujer adúltera, el camino de la Cruz, la de madre e hija en prisión, el terremoto y otras. La estética del film es ecléctica: se aproxima al barroco (María y María con el niño), modernismo (Iras en traje de gran gala), romanticismo (montañas del valle de los leprosos) y expresionismo (Miriam y Tirzah en prisión).
La cinta cuenta con varias secuencias, entre otras la del Nacimiento, en color —conseguido mediante un sistema bicromático de Technicolor—, con la que se abre la historia. Los planos culminantes son, sin embargo, los de la carrera de cuadrigas, para la que se rodaron 56.000 metros de celuloide, reducidos por el jefe de montaje, Lloyd Nosler, a unos vertiginosos 210 metros de trepidante ritmo cinematográfico.
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