Zócalo
Adonis
Traducción de Clara Janés
Vaso Roto
Madrid
2014
120 págs.
En su último viaje a México, el poeta Adonis se hospeda en el Hotel La Casona, muelle de atraque desde el que sale para deambular por las calles de DF y sentir la fuerza peculiar de la ciudad, sus sonidos, olores, colores... esa luz vibrante que se refleja en todos los rincones de la casa-hotel, en los edificios que ve desde su habitación, en los generosos parques que sirven de antesala a los grandes museos. Y es en esas salas donde Adonis siente cómo van desplegándose en él antiguas imágenes, en las que ve una respuesta a sus intuiciones sobre los mayas, los nahuas, y demás habitantes de esta metrópolis que le sirve de espejo para repensar su propio mundo: Siria, Maya, Arward, la voz del agua que canta los más bellos himnos, como si el agua perfilara el reflejo del minarete, subliminándolo, desplegando su luminosidad al hilo de una memoria que condensa las elecciones del espacio, los dioses, la arqueología.
Zócalo es el recuento-recuerdo que hace el poeta de su último viaje a México Distrito Federal. Un recuento lleno de nostalgia y de intuición, rasgos determinantes de esta voz universal por personal, rítmica y emotiva, que no deja de iluminarnos sobre el pasado de México y el suyo propio: el de todos sus lectores.
Epitafio para Nueva York
Adonis
Traducción de Federico Arbós
Nórdica
Madrid
2014
121 págs.
En 1971, el poeta sirio-libanés Adonis compuso un extraordinario poema en el que sitúa su escritura en una encrucijada múltiple de culturas y lecturas, de posturas vitales, estéticas e ideológicas. Walt Whitman y el Federico García Lorca de Poeta en Nueva York están muy presentes en el poema. Las imágenes "fotografían" la crueldad, la confusión, la insolidaridad de la Gran Manzana, urbe por excelencia del siglo xx, descarnada pero atrayente, vital y desmesurada.
Acompañan a Epitafio para Nueva York los poemas Garganta de piel roja y Paseo por Harlem, escritos en Princeton y Nueva York en 1996 y 1997, que, a pesar de la distancia en el tiempo, complementan la visión de Norteamérica del poeta.
NUEVA YORK,
mujer, estatua de mujer
que alza en una mano un harapo llamado libertad,
una hoja de papel que llamamos historia,
mientras con la otra estrangula a una niña
cuyo nombre es Tierra.
Adonis, seudónimo de Ali Áhmed Said Ésber, nació en Siria, en 1930, aunque por sus vivencias lo reconocemos como un escritor sirio-libanés. Tras ser encarcelado en 1954, se estableció dos años después en Beirut y obtuvo la nacionalidad libanesa. Desde 1985 reside en París y, siendo uno de los poetas e intelectuales más representativos del mundo árabe, se ha integrado en la cultura occidental, desde ese sentido de apertura y libertad que ha presidido su
vida. A este aspecto no son ajenos los dos libros que hoy comentamos, alusivos a vivencias en México o en una ciudad como Nueva York. La poesía de Adonis es conocida por el lector español de poesía, pues de ella se nos han ofrecido muy variadas y a veces abarcadoras muestras, como el primero de los volúmenes de El Libro I, Homenajes, Singulares, Este es mi nombre, Árbol de Oriente, Sombra para el deseo del sol o Libro de las huidas y las mudanzas por los climas del día y la noche, por citar sólo algunos de ellos. A sus 84 años, Adonis sigue poseyendo la vigorosa y fecunda voz que le caracteriza, tan original por torrencial y plástica, pero también por ofrecernos la fusión entre una estética y una ética que son consustanciales a su vida.
vida. A este aspecto no son ajenos los dos libros que hoy comentamos, alusivos a vivencias en México o en una ciudad como Nueva York. La poesía de Adonis es conocida por el lector español de poesía, pues de ella se nos han ofrecido muy variadas y a veces abarcadoras muestras, como el primero de los volúmenes de El Libro I, Homenajes, Singulares, Este es mi nombre, Árbol de Oriente, Sombra para el deseo del sol o Libro de las huidas y las mudanzas por los climas del día y la noche, por citar sólo algunos de ellos. A sus 84 años, Adonis sigue poseyendo la vigorosa y fecunda voz que le caracteriza, tan original por torrencial y plástica, pero también por ofrecernos la fusión entre una estética y una ética que son consustanciales a su vida.
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