But I'm a Cheerleader, de Jamie Babbit
Por qué es importante: Los años 1990 nos presentaron a Natasha Lyonne, que protagonizó esta comedia independiente ambientada en un campamento de terapia de conversión dirigido por la legendaria Cathy Moriarty y su matón, RuPaul Charles (con una camiseta de “Straight is Great” y todo). La sátira perfecta de la historia no eclipsó la audacia y la importancia de la película, ni el encuentro verdaderamente dulce entre Lyonne y los personajes de Clea DuVall, que es casi 20 años anterior a la salida del armario de DuVall en la vida real.
Por qué se mantiene: Los críticos la criticaron en el momento de su estreno, pero los fans han seguido descubriendo este mundo absurdo y encapsulado en plástico del que un grupo de jóvenes logró liberarse. Más importante aún, sus temas de roles y construcciones de género, aunque un poco anticuados, pueden ser útiles para cualquiera que se sienta excluido por el clima político actual.
Qué ver a continuación: My First Summer, el romance subestimado de 2020 de Katie Found, es más bien un drama tradicional, pero aborda temas similares de una manera contemporánea.
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