Aunque son de gran calidad, es imposible volver a verlos. Demasiadas lágrimas, demasiada ansiedad, demasiada violencia... He aquí nuestras (buenas) razones para resistirnos a una segunda sesión.
1. El incomprendido (Incompreso, 1968), de Luigi Comencini
Tras una larga enfermedad, una mujer, madre de dos hijos, muere. El padre, un cónsul ingles en Florencia se volcará entonces en su trabajo y en el cuidado de su hijo pequeño Milo, desatendiendo las necesidades afectivas del mayor, Andrea un niño muy sensible al que trata como un adulto.
"¿Cómo estás?" pregunta ansioso el padre de su hijo herido y postrado en cama. "Más o menos", responde el niño, cuando ya intuimos que no va a lograrlo… ¿Es esta la película más lacrimógena jamás realizada? Sí, definitivamente. Porque no sólo este niño va a morir sino que también estamos reviviendo sus traumas irreparables, como cuando descubre que ha borrado por error una cinta de audio en la que escuchamos la voz de su difunta madre... En El incomprendido, Comencini subraya donde duele, pero representa con tanta sensibilidad la confusión de los sentimientos familiares que se perdona. ¡Nunca tendremos suficientes Kleenex para volver a verlo!
2. Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo's Johnny Got His Gun, 1971), de Dalton Trumbo
Un joven combatiente de la Primera Guerra Mundial despierta totalmente confuso en un hospital, confinado de por vida, ciego, sordo y mudo y con las piernas y los brazos amputados a causa de una explosión sucedida durante un bombardeo. Al principio no es consciente de lo que le ha sucedido y en qué condiciones está, pero poco a poco comienza a darse cuenta...
Blanco y negro: un travelling trasero nos aleja lentamente, muy lentamente, de Johnny tendido en su cama de hospital, un despojo humano sin extremidades, sin rostro, que se ha convertido en un vergonzoso conejillo de indias de la medicina militar desde que explotó con una bomba. la Primera Guerra Mundial. “SOS ayúdame. SOS ayúdame…” repite mentalmente, mientras la imagen se oscurece para siempre. Durante casi dos horas difíciles, nos quedamos con él, en su cabeza y en sus recuerdos alegres de antes de la tragedia. Johnny cogió su fusil, la única película que ha dirigido el guionista Dalton Trumbo, es tan fuerte que estamos felices de haberla visto, ¡pero también seguros de no volver a infligirnos semejante tortura nunca más!
(cont.)
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