martes, 31 de diciembre de 2024

Elio Petri, hijo de calderero, cineasta autodidacta y crítico de la clase política

En los años 1970, el director italiano realizó varias películas panfletarias que le valieron un Oscar y una Palma de Oro. Retrato de un hombre comprometido.
En esta década rueda su famosa Trilogía del poder (también citada como Trilogía de la neurosis) y varias películas más: Todo modo (1976, basada en la novela homónima de Leonardo Sciascia, con Gian Maria Volontè, Marcello Mastroianni y Mariangela Melato de protagonistas y música de Ennio Morricone); Le mani sporche (1978, adaptación para la RAI de la obra teatral Las manos sucias de Sartre) y Le buone notizie (1979, con Giancarlo Giannini y Ángela Molina como protagonistas).
La Trilogía del poder
La primera entrega, y quizá la más famosa y premiada de su filmografía, fue Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha​ (Indagine su un cittadino al di sopra di ogni sospetto, 1970). La película estaba protagonizada por Gian Maria Volonté y Florinda Bolkan, y ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes (XXIII edición, 1970) y el Oscar a la mejor película extranjera en 1970, además de ser candidato Petri (junto al coguionista Ugo Pirro) al Oscar al mejor guion original en la convocatoria del año siguiente, 1971. En la película se narra la historia del jefe de la brigada de homicidios asesina a su amante, pero pone en evidencia pruebas contra sí mismo porque no soporta que se burle el orden establecido y que los culpables queden impunes.
La trilogía continuó con su segunda entrega: La clase obrera va al Paraíso​ (La classe operaia va in paradiso, 1971), corrosiva sátira sobre el mundo fabril y la alienación de los obreros, que (ex aequo con El caso Mattei​ de Francesco Rosi) ganó la Palma de oro del Festival de Cannes. El estreno mundial de la película se produjo en la Muestra Internacional de Cine Libre de Porretta Terme. El director y el protagonista, Gian Maria Volonté, al término de la proyección, se acercaron a la fábrica DEMM para tener un debate con los obreros de esta factoría.​ Fue una película polémica desde su primera proyección en el festival. El director Jean-Marie Straub, presente en la sala, tomó el micrófono y dijo en público que todas las copias de La clase obrera va al Paraíso deberían quemarse inmediatamente. La película denuncia las condiciones laborales en las fábricas a través de la historia de un obrero modelo que, a raíz de un accidente, se hace sindicalista.
Con El amargo deseo de la propiedad (La proprietà non è più un furto, 1973) concluye la trilogía. Ugo Tognazzi fue el protagonista de la película. Un joven cajero de banco, alérgico a los billetes, se convierte en la pesadilla del mejor cliente de la entidad, un adinerado carnicero poco escrupuloso en sus negocios. Después de despedirse, el cajero roba al carnicero su mejor cuchillo y su sombrero. Entra en su domicilio y se apodera de algunas joyas. A continuación secuestra a la que es cajera y amante del carnicero.

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