En una peluquería, las relaciones románticas de la jefa son comentadas por sus empleados. Entre ligereza y seriedad, el cineasta belga crea una fantasía inesperada y una película muy personal.
A la espera del final de los años 1980, la clarividente Chantal Akerman los reunió bajo el reluciente adjetivo Golden (como los chicos de oro de Wall Street), años dorados para una comedia musical de llamativos colores primarios, certificada como época.
En el centro comercial Toison d'or de Bruselas, el director organizó un mundo de escaparates, una tienda de moda, una peluquería, una entrada de cine y un mostrador, todo ello en representación. ¿No fueron los años 1980 la era de las miradas? Pero en este universo de apariencias, sólo se trata de corazones que laten y sentimientos que luchan en su interior.
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