Bette Davis
“Qué idiota fui viniendo a
Hollywood, donde sólo entienden a las rubias platino y donde las piernas son
más importantes que el talento.”
Bette Davis llegó a
Hollywood el 3 de diciembre de 1930. Había nacido el 5 de
abril de 1903 en Lowell (Massachusetts) como Ruth Elizabeth "Bette" Davis (decidió cambiar su apodo a "Bette" después de leer La prima Bette de Honoré de Balzac). Davis asistió a la Cushing Academy, un internado en Ashburnham, Massachusetts, donde conoció a su futuro esposo, Harmon O. Nelson, conocido como "Ham". En 1926, asistió a la representación de la obra El pato silvestre de Henrik Ibsen, con Blanche Yurka y Peg Entwistle.
Según Davis recordó más adelante, esa obra le inspiró su pleno
compromiso con su carrera elegida: "Antes de esa actuación, quería ser
actriz. Después de la misma, tenía que ser una actriz... exactamente
como Peg Entwistle". Realizó una audición para ser admitida en el Manhattan Civic Repertory de Eva Le Gallienne, pero fue rechazada por que LeGallienne consideró que tenía una actitud "poco sincera y frívola". Sin embargo, estudió danza con Martha Graham y estudió Arte Dramático en la escuela de John Murray Anderson, donde fue compañera de Lucille Ball.
También, participó de una audición para la compañía de teatro de George Cukor, y aunque éste no quedó muy impresionado, le dio a Davis su primer papel retribuido durante una temporada de una semana como una de las chicas del coro en la obra Broadway. Luego, fue elegida para representar a Hedwig, el personaje que Davis había visto interpretar a Entwistle, en El pato silvestre.Tras actuar en Filadelfia, Washington y Boston, debutó en Broadway en 1929 en Broken Dishes, y continuó con Solid South. Habiendo alcanzado una modesta pero creciente reputación como prometedora actriz joven gracias a las dos obras citadas, Broken Dishes y Solid South, en las que llamó la atención de directivos de los estudios Universal, la invitaron a Hollywood para realizar una prueba de cámara. y le ofrecieron un contrato.
También, participó de una audición para la compañía de teatro de George Cukor, y aunque éste no quedó muy impresionado, le dio a Davis su primer papel retribuido durante una temporada de una semana como una de las chicas del coro en la obra Broadway. Luego, fue elegida para representar a Hedwig, el personaje que Davis había visto interpretar a Entwistle, en El pato silvestre.Tras actuar en Filadelfia, Washington y Boston, debutó en Broadway en 1929 en Broken Dishes, y continuó con Solid South. Habiendo alcanzado una modesta pero creciente reputación como prometedora actriz joven gracias a las dos obras citadas, Broken Dishes y Solid South, en las que llamó la atención de directivos de los estudios Universal, la invitaron a Hollywood para realizar una prueba de cámara. y le ofrecieron un contrato.
No era un buen momento para
que Bette Davis hiciese carrera en el cine; aunque bonita a su aire, no encajaba en absoluto en
el molde por el que los estudios y el público juzgaban la belleza de las
actrices. El hecho de que fuese o intentase
ser una actriz seria no la favorecía, e incluso la perjudicaba. Cuando se bajó
del tren, no había nadie del estudio para recibirla. De hecho había habido un
delegado de la Universal en la estación, pero posteriormente manifestó que no
había visto en ella “nadie que pareciese ser actriz”. Cuando el mandamás del estudio, Cari Laemmle, vio la primera película interpretada por ella, Mala
hermana (Bad Sister, 1931)
dirigida por Hobart Henley, se limitó a comentar:
“¿Quién va a creerse que ningún hombre
con dos dedos de frente es capaz de arrastrar en una película toda clase de riesgos y penalidades
para terminar dándole un beso a semejante cosa?
Tras rodar cinco películas
mediocres más:
- El puente de Waterloo (Waterloo Bridge, 1931) de James Whale;
- Semilla (Seed, 1931) de John M. Stahl;
- Volver a casa (Way Back Home (Old Greatheart), 1931) de William A. Seiter;
- Esclavos de la tierra (The Cabin in the Cotton, 1932) de Michael Curtiz y
- So Big! (1932) de William A. Wellman,
la Universal
canceló su contrato. Justo cuando ella y su madre estaban preparando las
maletas para volverse a Nueva York, telefoneó George Arliss, por aquel entonces
una de las grandes estrellas de la Warner. Un amigo suyo, Murray Kinnell, había
trabajado con la Davis en su séptima película, La estatua vengadora (The
Menace, 1932) de Roy William Neill, y
creía que podía ser la partenaire más
apropiada para Arliss en su próxima película, La oculta providencia (The
Man Who Played God, 1932). En su autobiografía, Arliss recordaba:
“No esperaba más que una
interpretación correcta. Pero la
interpretación simplemente correcta se convirtió en una creación vivida y profunda... Bette insufló
pasión y emoción a todas sus escenas, era una
actriz dúctil y dotada de una
especial luz interior, de esa
clase de luz que no cabe ocultar
bajo un celemín.”
Sin embargo, los hermanos
Warner no supieron ver esa luz, o no les importó en absoluto: la contrataron,
pero obligándola a interpretar toda una serie de películas mediocres, la
mayoría de las cuales se dejan ver gracias a la Davis.
El público y la crítica sí se
fijaron en ella, y fue creciendo su reputación de actriz sólida y seria. Hizo convincentemente
de arpía en Esclavos de la tierra (Cabin
in the Cotton, 1932), y consiguió que sonasen creíbles incluso los diálogos
más ridículos. Se peleó con el director Archie Mayo sobre la forma en que debía interpretar su escena de
locura en Barreras infranqueables (Bordertown,
1935); ganó la batalla, como habría de ocurrirle con otros muchos directores y demostró tener razón (al
igual que en otras ocasiones) cuando la
película se convirtió en un gran éxito. Los críticos encomiaron la sutileza de su interpretación en el papel de
una mujer “de alma fiera, no demasiado inteligente y loca de amor» (Film Weekly).
La Davis ha afirmado que “no
ha habido ninguna de mis películas buenas por la que no haya tenido que
luchar”. Cautivo del deseo (Of Human Bondage, 1934), basada en la
conocida novela de Somerset Maugham, Servidumbre
humana, fue una de las primeras. El
director, John Cromwell, quería que fuese ella quien interpretase el papel de Mildred,
una intrigante camarera que consigue envolver en sus redes a un sensible
estudiante de medicina, pero la Warner se mostró reacia a cederla a la RKO para
esta película. La Davis persiguió a Jack Warner día tras día durante seis meses,
y al final accedió simplemente para que lo dejase en paz. En su autobiografía, The Lonely Life, recordaba:
“Mis patronos creían que,
interpretando a un personaje tan desagradable, echaba piedras sobre mi propio
tejado... Creo que me identificaban con él y que opinaban que nos merecíamos
mutuamente.”
Vista hoy en día, está claro
que no es una de las mejores interpretaciones de la Davis; su Mildred es tan excesiva y
perversa que uno se pregunta qué es lo que, a pesar de estar obsesionado, puede
ver Philip Carey (Leslie Howard) en ella. Dentro de una perspectiva histórica,
su interpretación resulta al mismo tiempo eficaz y valiente, sobre todo si se
tiene en cuenta que una estrella de
aquella época debía mostrarse en todo momento bella y simpática. La
Davis se había atrevido a salir con un aspecto terrible y a resultar dura y
antipática. Todo el mundo se quedó muy
sorprendido cuando no consiguió el Oscar a la mejor actriz (ésta fue su primera
nominación). Cuando lo obtuvo al año siguiente por su trabajo en Peligrosa (Dangerous, 1935), ella misma afirmó que se lo habían dado para compensar
la injusticia del año anterior.
A pesar de la buena acogida
que tuvo en Cautivo del deseo, la
Warner la obligó a interpretar cinco melodramas de calidad variable:
- Una mujer de su casa (Housewife, 1934) de Alfred E. Green;
- Niebla sobre San Francisco (Fog Over Frisco, 1934) de William Dieterle,
- La chica de la 10ª Avenida (The Girl from 10th Avenue, 1935) de Alfred E. Green;
- La que apostó su amor (Front Page Woman, 1935) de Michael Curtiz y
- Agente especial (Special, Agent, 1935) de William Keighley,
antes de ofrecerle el guión de Dangerous.
Bette afirma que cuando lo leyó, lo encontró “soso y sensiblero” y, además, “pretencioso”,
y que tuvo que trabajar duramente para sacar algo de partido a su personaje de
actriz alcoholizada y abocada a la
autodestrucción. Tenía, indudablemente, razón en lo que se refiere al
guión, pero su interpretación es tan
intensa y vigorosa que es fácil olvidarse de casi todo lo que la rodea en la pantalla.
Los críticos que habían
empezado a acusarla de estar volviéndose amanerada y de resultar demasiado teatral y exagerada
para el cine se sorprendieron ante su
sensible y contenida interpretación de Gaby en El bosque petrificado (The
Petrified Forest, 1936) de Archie Mayo.
Sin embargo, a pesar de su evidente gancho en la taquilla y de su
reputación como actriz seria, la Warner insistió en que hiciera una insulsa
comedia, The Golden Arrow (1936) de Alfred
E. Green, y una floja y confusa versión de la novela de Dashiell Hammett El halcón maltes, titulada Satán Met a Lady (1936) de William Dieterle.
La Davis se sintió
comprensiblemente ultrajada. Para conservar su autorespeto y su popularidad,
quería hacer un menor número de películas al
año y aceptar sólo los guiones que considerase inteligentes. La
respuesta de la Warner consistió en pedirle que hiciese un papel secundario en
una mala película, God Country and the Woman
(1937) de William Keighley, en la que la estrella iba a ser Beverly Roberts,
con el señuelo de que, si lo hacía, encarnaría luego a la Scarlett O'Hara de Lo que el viento se llevó (1939). Se
negó, y fue suspendida de empleo y
sueldo durante tres meses. Cuando expiró ese plazo, rechazó otros dos guiones que le ofrecieron
limitándose a decir:
“Si continúo apareciendo en
películas mediocres, no merecerá la pena que siga luchando por mi carrera.”
Con el pleito Davis-Warner
en una situación de impasse. Ludovico
Toeplitz, que producía películas en
Inglaterra, le ofreció un contrato para dos películas cobrando 20.000 libras
esterlinas por cada una de ellas y pudiendo elegir los guiones. Lo firmó, pero
cuando llegó a Londres se encontró con
una querella de su productora Warner. Afirmaban
que había sido contratada para trabajar exclusivamente en dichos estudios y que
no tenía derecho a hacerlo fuera de ellos. Toda la industria cinematográfica
estuvo pendiente de la consiguiente batalla legal ante los tribunales (en la
que todos los actores se pusieron del
lado de la Davis), ya que el resultado determinaría cuál habría de ser
el funcionamiento del sistema de producción de los grandes estudios del
futuro. La Davis perdió el pleito y se
vio obligada o bien a volver a la Warner o bien a dejar de hacer películas hasta que expirase
su contrato; pero a la larga salió ganando. La Warner siguió pagándole sus
honorarios y empezó a tomarla más en serio, lo que hizo que mejorase
momentáneamente la calidad de sus películas.
Su primera película tras su
vuelta a Hollywood fue La mujer marcada (Marked Woman, 1937) de
Lloyd Bacon (Michael Curtiz rodó algunas escenas de la película mientras el
director Lloyd Bacon estaba en su luna de miel), sobre un delicado problema social (la prostitución), y le dio
la oportunidad de mostrar una gama de registros más amplia en cuanto a actriz que
la mayoría de sus títulos anteriores. Festival
de Venecia: mejor actriz (Bette Davis). Por su actuación en la película, fue galardonada con la Copa Volpi en el Festival de Cine de Venecia de 1937.
Jezabel (1938) de
William Wyler, fue la primera de una larga serie de películas diseñadas para la
Davis. Eran en su mayoría lo que se
denomina “películas de mujeres”; es decir, folletines basados en conflictos
amorosos y que solían terminar con el sacrificio de la protagonista. Sería sin
embargo un error desdeñarlos a causa de
la mayor libertad de expresión de que goza el cine de hoy en día. En los años 30 y 40, todo el mundo se tomaba
muy en serio esa clase de películas y se consideraban tan respetables como
cualquier otra. Las mejores intentaban
arrojar luz sobre aspectos del mundo de las emociones y la sexualidad o
sobre situaciones humanas que, en aquella época, el cine no podría haber abordado de otra manera. Las interpretadas por la Davis
figuraban ciertamente en este grupo, pues luchaba constantemente por conseguir
un cierto nivel de inteligencia tanto en el argumento como en los diálogos, e
insistía en que sus retratos de mujeres perturbadas o con problemas fuesen lo más realistas posible.
En Jezabel resultaba sumamente convincente como la obstinada bella del
Sur, a la que su propia maldad hace sufrir continuamente. Narra la historia de
Julie Marsden (Bette Davis), joven, posesiva, caprichosa, temperamental y
dominante, que se enamora de Preston Dillard (Henry Fonda), norteño, banquero
de fría personalidad. Las exigencias y los desaires de Julie hacen que Preston
marche a Nueva York, de donde regresa casado. Julie, airada, urde una venganza
que se ve interrumpida por el azote de la peste amarilla. La película traza un
retrato muy cuidado de la sociedad de Nueva Orleans de mediados del XIX,
caracterizada por la afición al lujo, el apego a las tradiciones, el arraigo de
modales afrancesados, la enemistad por los norteños, desaliñados e ignorantes.
Ganó dos Oscar: mejor actriz (Bette Davis) y mejor actriz secundaria (Fay
Bainter).
Las hermanas (The Sisters, 1938) de Anatole Litvak, es
otro melodrama que tiene como protagonistas a tres hermanas casaderas: Louise
(Bette Davies), Helen (Anita Louise) y Grace (Jane Bryan). En una fiesta
celebrada en la noche de la elección de Teddy Roosevelt, Louise conoce al
apuesto Frank (Errol Flynn), un periodista de San Francisco. Inmediatamente se
enamoran y, a escondidas, se casan. Él tiene un modesto puesto de redactor
deportivo que apenas les da para vivir. Intenta escribir una novela pero
fracasa. Su autoestima es muy baja y empieza a abusar del alcohol. Ella es la
abnegada esposa que asiste con gran sufrimiento al debilitamiento de su marido.
Mientras, su hermana duda en casarse con un pretendiente de avanzada edad pero
muy adinerado.
En Amarga victoria (Dark Victory,
1939) de Edmund Goulding, ella sola lograba convertir la sensiblera historia de
una mujer con una enfermedad incurable en
un penetrante estudio de la capacidad de comprensión y sacrificio de los
seres humanos. Se basa en una obra de
teatro de George E. Breweer Jr. y Bertramn Bloch, cuyos derechos adquirió la Warner
a instancias de Bette Davis. La película se convirtió en uno de los más taquilleros del año y el papel de Judith Traherne le valió una nominación al Oscar. Años más tarde, Davis resaltó esta actuación como su favorita. Fue objeto de un remake mediocre, Horas
robadas (1963), protagonizado por Susan Hayward.
La vida privada de Elizabet y Essex (The
Private Lives of Elizabeth and Essex, 1939) de Michael Curtiz, es una mezcla
de biografía histórica y drama romántico que narra las relaciones entre la ya
madura Isabel I Tudor (Bette Davis), reina de Inglaterra e Irlanda (1558-1603)
y el elegante Conde de Essex (Errol Flynn). Basada en una obra de teatro Elizabeth y Essex, de Maxwell Anderson,
que había triunfado en Broadway. Gracias a una ampliación presupuestaria de
última hora, se filmó en color.
La solterona (The Old
Maid, 1939) de Edmund Goulding. Adapta la obra de teatro The Old Maid (1935), ganadora de un
premio Pulitzer, de Zoe Akins, primera mujer que obtiene este premio. La obra
de Akins dramatiza a su vez la novela breve The
Old Maid (1924), de Edith Wharton (1862-1937). El film desarrolla un
melodrama que es tratado con esmero y altura de miras por Goulding. La obra es,
a la vez, un drama de época y una historia de mujeres, que se inicia junto con
las hostilidades de la Guerra Civil.
La obra forma parte de las cuatro cintas
protagonizadas por Bette Davis que Goulding realiza para la Warner entre 1937 y
1941:
- Aquella mujer (That Certain Woman, 1937),
- Amarga victoria (1939),
- La solterona (1939), ya citada y
- La gran mentira (1941), basada en la novela de Polan Banks.
Tetralogía de
cuidada dirección y de realización elegante y digna. Contiene una brillante
interpretación de Bette Davis, que exhibe una amplia variedad de registros a medida
que pasa el tiempo y su personalidad se torna seca, oscura, atormentada,
autoritaria e impositiva. La obra explora diversas cuestiones sociales, como la
moral puritana, la estigmatización de la madre soltera y de sus hijos, la doble
vara moral para juzgar el comportamiento de hombres y mujeres, la visión
complaciente de la separación de las clases sociales, los prejuicios sobre los
matrimonios interclasistas, el culto al dinero y a los privilegios sociales,
etc.
En La carta (The Letter,
1940) de William Wyler. Obtuvo siete nominaciones a los Oscar (director,
actriz principal, película, edición, música original, fotografía y actor
secundario). Se inspira en una obra de Somerset Maugham. La acción tiene lugar
en Malasia, en una plantación de caucho, relativamente próxima a Singapur, en
1937/8. Narra la historia de Leslie Crosbie (Bette Davis), que mata a un amigo,
Geoffrey Hammond (David Nowell), alegando defensa de su integridad. Explica al
marido, Robert (Herbert Marshall) y al abogado defensor, Howard Joyce (James
Stephenson), los detalles del incidente. No se prevén problemas hasta que
inesperadamente Howard recibe la copia de una carta escrita por Leslie dirigida
a Hammond, que puede incriminarla. El desarrollo de la obra gira en torno a la
pregunta sobre las razones por las que Leslie mató a Hammond. Su versión de los
hechos no resulta creíble ni para el abogado defensor ni para el espectador.
Por ello, la película contiene desde el principio un elemento capital de
incertidumbre y de intriga.
El cielo y tú (All This, And The Heaven Too, 1940), segundo
de los dos dramas románticos protagonizados por Bette Davis que realiza el
ucraniano Anatole Litvak para la Warner. Escrito por Casey Robinson adapta la
novela de éxito All This, And The Heaven
Too (1938), de Rachel Field, basada en personajes y hechos reales. Es
nominado a 3 Oscar (película, actriz y fotografía). La película desarrolla un
drama romántico de época, de grandes e intensas emociones. Se presenta envuelto
en un halo de misterio e intriga. La historia es narrada en un largo flashback
por la institutriz, que cuenta su pasado a las alumnas de su clase de francés
en EEUU. El film realiza una interesantísima exploración de los celos obsesivos
y sus efectos de destrucción sobre la familia, las personas que la componen y
quien los experimenta. Más allá de su valor dramático y de su larga tradición
trágica, los celos obsesivos requieren atención y cuidados psiquiátricos. El
simple paso del tiempo no los cura. El film plantea, además, varias cuestiones
relacionadas con la perdurabilidad de la pareja.
La loba (The
Little Foxes, 1941). Es el tercer encuentro de Wyler con B. Davis
tras Jezabel y La carta. Adaptación de la magnífica obra de Lillian Helman The little foxes. El film desarrolla un
intenso y potente drama, que brinda a Davis la oportunidad de crear una
interpretación memorable de un personaje femenino egoísta, sin sentimientos,
ambicioso y despiadado, uno de los más característicos de su carrera. Para
satisfacer sus ansias de poder y riqueza no duda en manipular, presionar,
acosar, corromper y chantajear, sin piedad y sin miramientos. La apoyan algunos
familiares y amigos, mientras otros se sitúan en posiciones contrarias. De
carácter autoritario, impositivo e irascible, para conseguir sus objetivos
Regina no se sirve del halago, la sonrisa y la seducción. Plantea sus batallas frontalmente,
haciendo uso de la fuerza, el verbo fácil e hiriente y la amenaza.
Como ella sola (In This
Our Life, 1942). Segundo largometraje de John Huston. Escrito por
Howard Koch y el propio Huston, adapta la novela de éxito del mismo título de
1941 de Ellen Glasgow. La novela ganó (1942) el premio Pulitzer. La acción
dramática tiene lugar en Richmond (Virginia) en 1940. Stanley (Davis) y Roy
Timberlake (De Havilland) son hermanas de caracteres contrapuestos. Stanley es
impulsiva, caprichosa, egoísta, frívola, desleal y manipuladora. Roy es
tranquila, frágil, responsable y bondadosa. Ambas son hijas de Asa (Craven) y
de su esposa Lavinia (Burke). El tío William (Coburn), antiguo socio de Asa
Timberlake, siente gran simpatía por su sobrina Stanley. El film desarrolla un
drama que alcanza un notable éxito, el mayor de la Warner en 1942, poco después
de la incorporación (diciembre 1941) de EEUU a la II Guerra Mundial. Es una de
las más destacadas películas de mujeres que produce la Warner en los años de
guerra (1941-45).
En La extraña pasajera (Now,
Voyager, 1942) hacía que resultase creíble y conmovedora la transformación
de una solterona reprimida en una mujer madura y comprensiva. Adaptación de la
novela de Olive Higgins Prouty, obtuvo el Oscar a la mejor música original y
dos nominaciones.
En 1946 decidió fundar su
propia productora, BD Productions, aunque las películas debían ser distribuidas por la Warner.
Sólo llegó a hacer una, Una vida robada (A Stolen Life, 1946), en la que interpretaba a dos hermanas
gemelas, una buena y otra
mala, enfrentadas por el
amor a un mismo hombre. No se sintió nada cómoda como productora.
“En realidad nunca ejercí de tal”,
dijo en cierta ocasión. “Me limité a hacer lo mismo de siempre: entrometerme en
todo. Si eso era producir una película, yo había sido un magnate del cine
durante años y años”.
A partir de 1946, la Davis
tuvo problemas para encontrar papeles
adecuados y su popularidad empezó a descender. Winter Meeting (1948) de Bretaigne Windust es
una película en la que todos los personajes
hablan mucho sobre una poetisa que conoce a un capitán de la Armada que desea
hacerse sacerdote.
Más alla del bozque (Beyond the Forest, 1949) de King Vidor le fue impuesta por la Warner a pesar de
su advertencia de que “Soy demasiado
vieja y demasiado fuerte para un papel como ése”. La película fue masacrada por
la crítica y esquivada por el público. Se trata sin embargo de una de las películas
malas más entretenidas que se conocen. “No
ha habido nunca una mujer como Rosa Moline”. En ella la Davis utiliza todos sus registros y realiza una de
las mejores caricaturas de sí misma jamás vista. Luego pidió que el estudio la
dejara libre, y Jack Warner accedió a pesar de haber pensado en ella para el
papel de Blanche en Un tranvía llamado deseo (un proyecto
realizado posteriormente en 1951).
Estaba terminando de rodar
un mediocre melodrama sobre el tema del divorcio, La egoísta (Payment on Demand,
1951) para la RKO, cuando le
ofrecieron el papel de una actriz en decadencia. Margo Channing en Eva al
desnudo (All about Eve, 1950). La Davis recordó posteriormente:
“No recuerdo ningún proyecto que resultase tan
fascinante desde el principio ni tan
gratificante desde el primer hasta el último momento... Había un gran guión, un gran director y un gran reparto de
actores en el que a todos les gustaba su papel... Cuando se estrenó la película
le dije a su director, Mankiewicz, que me había resucitado de entre los
muertos.”
Davis ganó el premio a la Mejor Actriz, otorgado en el Festival de Cine de Cannes y por el New York Film Critics Circle. También recibió el premio a la Mejor Actriz del San Francisco Film Critics Circle. La Davis no estuvo nunca mejor
que en esta película, que le permitió interpretar un papel “más grande que la vida”
y al mismo tiempo revelar la autocompasión y vulnerabilidad que se ocultan detrás
de la figura de una actriz famosa. Pero este impulso a su carrera no tuvo continuidad;
a lo largo de la década de los 50 no consiguió sino papeles poco interesantes en
películas mediocres. Sus películas de este período
incluyen:
Durante el mismo tiempo, apareció en la televisión en tres episodios de Caravana, una popular producción de la NBC, con personajes diferentes en cada una de las emisiones en 1959 y 1961
incluyen:
- El favorito de la reina (The Virgin Queen (AKA Sir Walter Raleigh), 1955) de Henry Coster. Una de las películas más desconocidas películas de Bette Davis, que interpreta de nuevo a Isabel I, quince años después de La vida privada de Elizabeth y Essex,
- Storm Center (1956) de Daniel Taradashero fue la primera película en denunciar de forma directa y naturalista la paranoia política que marcó esa época. Fue el primer y único trabajo como director de Daniel Taradash (guionista ganador del Oscar por "De aquí a la eternidad") y cuenta con una entregada actuación de Bette Davis como la bibliotecaria de una pequeña localidad, acusada injustamente de simpatizar con ideologías izquierdistas, y
- Banquete de bodas (The Catered Affair AKA The Wedding Party, 1956) de Richard Brooks.
Durante el mismo tiempo, apareció en la televisión en tres episodios de Caravana, una popular producción de la NBC, con personajes diferentes en cada una de las emisiones en 1959 y 1961
(cont.)
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