Gary Cooper
Gary Cooper encarnó mejor
que ningún otro actor las cualidades de hombre caballeroso, callado y firme del
pionero americano tal como aparecía en las películas.
El
héroe del Oeste de El viriginiano (The
Virginian, 1929) y Solo ante
Dentro
de una gama determinada, que iba desde la comedia hasta el drama casi
documental, era un actor impecable. Hemingway insistió en que interpretase al
protagonista de Por quién doblan las
campanas (For Whom the Bell Tolls, 1943), por considerarlo el héroe
perfecto de sus novelas, el hombre que podía luchar por una causa justa sin
perder su dignidad e integridad.
John
Barrymore comentó: “Ese tipo es el mejor actor del mundo. Puede hacer sin el menor
esfuerzo lo que a los demás nos lleva años aprender: ser perfectamente natural.”
Se
trataba ciertamente de uno de los primeros actores que consiguió una relación
inmediata y directa con la cámara. En el momento álgido de su popularidad, durante
los años 30 y 40, se le solía considerar más como una “personalidad” que como
un actor, y se decía que interpretaba siempre el mismo papel en ambientes
distintos.
Posteriormente
se hizo justicia a sus cualidades de actor. Como aparecía siempre tan
«natural», el público e incluso la crítica creían que se limitaba a interpretarse
a sí mismo. Pero, como han señalado numerosas estrellas, lo más difícil en cine
es precisamente, interpretarse a uno mismo.
En Tres lanceros bengalíes interpreta a un aguerrido héroe |
Gary Cooper nació el 7 de mayo de 1901, y era hijo de inmigrantes
ingleses. Su padre era juez y propietario de un rancho. Gary se llamaba
realmente Frank James Cooper y su nombre artístico fue idea de un agente. Su familia vivía
en Helena, Montana, ciudad que Cooper todavía recordaba como centro de la
minería del oro. Durante el rodaje de su penúltima película, Misterio en el barco perdido (The Wreck of the Mary Deare, 1959) de
Michael Anderson, coprotagonizada con Charlton Heston, recordó sus años de
infancia:
“En
cierta ocasión vi un duelo a pistola; dos
hombres se habían peleado y luego, en su casa, habían reflexionado sobre
lo sucedido y llegado a la conclusión de que uno de los dos sobraba en este mundo.
Cuando se encontraron nuevamente en la calle, dispararon el uno contra el otro.
Yo y un amigo mío lo vimos todo muy de cerca… Demasiado de cerca.”
Cooper con Helen Hayes en Adios a las armas, tras la que se convirtió en íntimo amigo de Ernest Hemingway |
Nunca
le gustaron las películas del Oeste basadas en la leyenda del que era capaz de
desenfundar más rápido que nadie:
“Tomemos
como ejemplo a Wyatt Earp. Jamás utilizó su revólver para disparar contra los
demás, sino sólo para golpearles con la culata entre los ojos. No logro
entender cómo podía hacerlo sin que le pasase nada.”
Aprendió
a permanecer firme en la silla de montar debido a un accidente de coche en el que
resultó con la cadera dañada. El médico le dijo que la mejor terapia era montar
a caballo, deporte en el que llegó a alcanzar gran habilidad.
Durante
sus tiempos de estudiante, en los que llegó a convertirse en un buen dibujante,
pensó en hacerse periodista. Pero en aquella época sus padres vivían en Los
Angeles, y cierto día, cuando se encontraba paseando por el
bulevar Hollywood,
se tropezó con un par de amigos que trabajaban como extras en westerns baratos por diez dólares al
día. Decidió unirse a ellos.
Alas sirvió para que le Paramount le ofreciese un contrato |
Entre
1925 y 1927 Cooper interpretó pequeños papeles en un gran número de películas. Entonces,
Clara Bow, que había mantenido un divulgado romance con él, le consiguió un papel
secundario en Alas (Wings, 1927), dirigida por William
Wellman: el de un despreocupado aviador de la Primera Guerra Mundial,
finalmente condenado a morir. La idea de dar la vida por la patria y la
filosofía de que lo que tenga que pasar, pasará, resultaban fáciles de
interpretar para Cooper. Aunque apenas aparecía cinco minutos en la pantalla,
logró transmitir un magnetismo que hizo que el público se fijase en él. Alas es un drama bélico que ha pasado a
la historia por ser el primer film que ganó el Oscar a la mejor película, el
año de la creación de los premios de la Academia americana (años 1927-1928).
Hemingway lo eligió para interpretar Por quién doblas las campanas,que le valió su cuarta nominación al Oscar por su actuación como en el papel de voluntario de las brigadas internacionales |
La
Paramount le contrató y empezó a trabajar de manera casi ininterrumpida: Como
abogado íntegro en El virginiano (The Virginian, 1929) de Victor Fleming,
cumplía rigurosamente el código del bien contra el mal, sin permitirse la menor
desviación en su búsqueda de la justicia. En esta película pronunciaba su famosa
frase, tantas veces citada erróneamente, de “cuando me llames eso, sonríe”. Cooper creía que era su mejor western, aunque: “Me gustó también mucho
Buffalo Bill (The Plainsman, 1936), el que hice para Cecil B. De Mille. Por supuesto
se trataba de una versión falseada y romántica. Wild Bill Hickok, el personaje
que yo encarnaba, no tenía en realidad nada de agradable”.
Una de las posturas típicas de Cooper en La jungla en armas (The Real Glory, 1939), quizás su película más violenta |
Luego
trabajó junto a Marlene Dietrich en Marruecos
(Morocco, 1930), pero se llevó muy mal
con Josef von Sternberg, que se preocupaba únicamente de que su protegida
saliese lo más bella posible.
Hollywood
no sabía realmente qué hacer con el Cooper de los años 30. Increíblemente
guapo, transmitía también una imagen de dureza, que se reflejaba sobre todo en
sus ojos. Helen Hayes, que interpretó con él la primera versión fílmica de Adiós a las armas (A Farewell to Arms, 1932), basada en la conocida novela de Hemingway,
le recuerda como “el hombre más hermoso que jamás haya visto.”
En
1936 estableció una relación profesional con Frank Capra que duró desde la
idealista El secreto de vivir (Mr. Deeds Goes to Town, 1936), hasta la
más dura Juan Nadie (Meet John Doe, 1941). Los personajes
seguían acoplándose perfectamente a la personalidad de Cooper era siempre
hombres íntegros enfrentados a las sucias maquinaciones del mundo de los negocios
o de la alta política.
Por El Sargento York, se convirtió en el ídolo de una América recién incorporada a la II Guerra Mundial |
En
1941 Cooper ganó su primer Oscar por su interpretación del objetor de
conciencia que se convierte en héroe de guerra en El sargento York (Sergeant
York) de Howard Hawks. Alvin C. York es un joven y trabajador campesino que
vive en una de las numerosas granjas de los montes de Cumberland, en el estado
de Tennessee. Sólo tiene un defecto: la bebida. Alvin está enamorado de una
muchacha, cuya familia de clase alta impide el matrimonio. Basada en hechos
reales; y en Bola de fuego (Ball of Fire, también de 1941) de Howard
Hawks dejó a un lado su aire de tímido para interpretar una de sus mejores
comedias como el apacible profesor consagrado a la investigación del argot, que
conoce a la amiguita de un gángster y se ve envuelto en problemas.
El manantial (The
Fountainhead, 1949) de King Vidor, basada en la famosa novela de Ayn Rand
sobre un arquitecto idealista y su lucha contra el mundo de los grandes
negocios, representó un momento decisivo en su vida privada. Casado desde 1933
con Verónica Balfe, una dama de la alta sociedad de Nueva York, durante el
rodaje de la película se enamoró de su partenaire, Patricia Neal, pero su mujer
era católica y se negó a concederle el divorcio. Para 1951 su romance, que
había llevado con gran discreción, había llegado ya a su fin. Mientras tanto,
la Warner hizo interpretar a Cooper películas de acción, tales como Puente de mando (Task Force, 1949) de Delmer Daves, un mediocre drama naval, porque
todoel mundo creía que el público no aceptaría a Cooper en su habitual papel de
héroe intachable mientras no hubiese cesado la publicidad adversa provocada por
su aventura amorosa con la Neal.
Dos fotogramas de Solo ante el peligro, donde retrata al sheriff solo y acorralado |
Tras
un período de abatimiento, obtuvo su segundo Oscar por su interpretación en Solo ante el peligro (High Noon, 1952)
de Fred Zinnemann, título que revitalizó su carrera cinematográfica. No logró
entender muy bien por qué: ·Se trataba simplemente de una buena historia sobre
un sheriff que tenía que cumplir una misión, y sobre sus conciudadanos, que le
dejaban que lo hiciera solo. Pero el guión era excelente y el director Fred
Zinnemann, uno de los mejores, A pesar de lo que decía la crítica nunca
consideré a Solo ante el peligro como un western psicológico.”
Antes
de su fallecimiento, acaecido en el 1961, Cooper recibió un Oscar honorífico
por los servicios prestados a la industria cinematográfica. Como actor de cine,
tenía la misma idea fundamental que todas las demás grandes estrellas.
“Hay
que pasar primero por toda clase pruebas. No es bueno convertirse en estrella
de la noche a la mañana. Un actor tiene que haber vivido un poquito.”
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