La Gran Vía, revista
lírico-cómica, fantástico-callejera en un acto (título completo original de la obra) es una zarzuela en un acto y cinco
cuadros con música de los maestros Federico Chueca y Joaquín Valverde y libreto
de Felipe Pérez y González estrenada en el Teatro Felipe de Madrid el 2 de
julio de 1886 y representada después largamente en el Teatro Apolo. Alcanzó
tanta fama, que tuvieron que cambiarse algunos cuadros, puesto que al ser una
revista de actualidades, ésta tenía que ir modernizándose. Así aparecieron
nuevos cuadros como En la calle de Alcalá,
o El bazar de juguetes.
Es un exponente del género chico llevado al campo de la revista de
actualidades, en donde se exponían con buen humor y sentido satírico, las preocupaciones
sociales y políticas del momento. El libreto, debido al gran autor festivo
Felipe Pérez y González, retrata con habilidad y sátira, las noticias del
momento, mostrando en escena un gran desfile de tipos y situaciones cómicas de
gran efecto.
La música es un exponente de la facilidad melódica de Federico Chueca y
Joaquín Valverde, creando números que conectan con el público como La jota de los ratas, El tango de la
Menegilda o La mazurca de los
marineritos.
Cómo anécdota, de las tantas que se pueden citar, Nietzsche quedó asombrado
al oírla en Turín, puesto que nunca había visto una obra en la que se
encumbrara a un trío de bribones como “los ratas”. Pero la contrapartida de
ésta fue que algunos de los números como El
vals de la seguridad, o el Pasodoble
de los sargentos tuvieron que ser suprimidos durante la dictadura, debido a
que la censura los veía como una burla directa al cuerpo de seguridad.
Argumento: Acto único
Cuadro primero
La
acción comienza en la alcoba de Doña Municipalidad, en la cual se congregan
todas las calles y plazas de Madrid para ver el nacimiento de la denominada
Gran Vía y, de paso, poder quejarse de como las trata Doña Municipalidad. Junto
a ellas viene el Paseante en Cortes el cual se dedica a contemplar como va
todo. Aparece en escena el Caballero de Gracia, que aspira a unirse a esa nueva
calle levantando un gran revuelo. Más todo termina, puesto que el Comadrón
anuncia que el parto tiene para rato, por lo que el Paseante propone al
Caballero dar un pequeño paseo por Madrid para contemplar todos los cambios.
Cuadro segundo
En
las afueras de Madrid, el Caballero y el Paseante comentan el estado de la
política, cuando aparece la Menegilda que trata de seducirlos con su picardía
pero es contestada por Doña Virtudes, su ama, entablándose una pequeña riña
donde la última sale mal parada. Todo esto termina al aparecer el novio de la
muchacha, un militar con mal genio. Entra el Barrio de la Prosperidad pidiendo
limosna, luego el Barrio del Pacífico buscando pelea y por último el Barrio de
las Injurias blasfemando. Al poco aparecen los Ratas que se enorgullecen de su
oficio, llegando a escapar de las trampas de la autoridad.
Cuadro tercero
En
la Puerta del Sol, se encuentran con Doña Sinceridad, cargada de yernos que van
al Congreso de los Diputados, y contemplan el paso por la escena a unas
personas que van comentando donde irán de veraneo y con un guardia que se
queja. Al poco tiempo oyen unos ayes lastimeros y descubren que es la fuente de
allí, la cual se queja de que con las nuevas reformas la quitarán para dar paso
a un tranvía. Un Paleto aparece y conversa con ellos, aprovechando para robar
al Caballero, mientras van a buscar a los guardias, aparecen los marineritos
que hacen evoluciones y cantan con alegría su gusto por la mar.
Cuadro cuarto
En
la Travesía, se encuentran en el Elíseo madrileño, un distinguido salón de
baile popular. A las afueras de dicho baile, discuten el Tío Jindama y la
Lidia, dos populares revistas taurinas, sobre los toreros, a la vez que entran
la Gomosa y el Sietemesino, alabando las virtudes del patinaje y los cuales
vuelven al final escarmentados. El Caballero y el Paseante deciden detenerse en
el baile en su camino hacia el teatro, y contemplan al Elíseo personificado, la
cual les muestra las virtudes del baile. Tras terminar entra corriendo el
Comadrón, anunciando el inminente nacimiento de la Gran Vía.
Cuadro quinto
Todos
celebran el nacimiento de la Gran Vía, cantando y bailando, mientras se ofrece
una visión futurista de ésta.
Reformas
Al
ser esta una obra de actualidades, nada más terminar sus representaciones en el
Teatro Felipe pasó al Teatro Apolo, donde durante cuatro temporadas se
representó ininterrumpidamente, por lo que se hicieron algunas reformas del
libreto añadiendo nuevos cuadros y suprimiendo algunos.
Primera reforma (10 de febrero de 1887)
Se
cambia el cuadro tercero, por lo que ahora nos trasladamos a la Calle de
Alcalá, donde el Caballero y el Paseante huyen de los Ratas, en esto un Paleto
aprovecha para robar al Caballero. Se suceden varias escenas en las que un
policía es burlado por tres chulas, hay un dialogo entre el duro viejo y el
nuevo, una señora con un loro que vitorea a la república, una mamá con un niño
al que quiere emplear en el ministerio de la guerra, un húsar y la zurda que
entablan un diálogo, y por último un grupo de sargentos suprimidos que entonan
un pasodoble.
Segunda reforma (2 de julio de 1887)
Se
cambia el cuadro tercero, ahora la acción sucede en un bazar de juguetes donde
se encuentran el Paseante y el Caballero, las dependientas cantan y les
muestran varios juguetes como un barómetro que funciona mal ya que el muñeco
liberal cuando sale truena y el muñeco conservador al salir suenan los pájaros,
un aristón que cambia de himno fácilmente, una cabeza de cartón que representa
el servicio de correos, al cual se quejan un periodista, una señora indignada y
un señor alterado, y el alfabeto animado. Aparece una mamá con un niño, el cual
demuestra sus conocimientos y pide que le regalen el país como juguete. Tras
esto aparece el juego donde despliega sus habilidades, reconociendo que pese a
estar prohibido no lo cogen en ninguna parte.
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