El canguro alcohólico
Kenneth
Cook
Sajalin
Editores
2013
196
págs.
En
la pequeña localidad de Walgett, lugar donde transcurrió una parte importante
de la infancia de Kenneth Cook, había un viejo llamado Benny que tenía como
mascota un enorme canguro muy dado a aporrear a su anciano dueño
alternativamente con las patas y la cola. De acuerdo a esta inclinación
pugilística, el viejo Benny pus o al canguro el nombre de Les, inspirándose en
un célebre boxeador de la época. En la apacible comunidad de Walgett, Les no
suponía un problema para nadie salvo para su amo; sin embargo, ciertas
circunstancias impulsaron al canguro a darse a la bebida, y fue así como Les se
convirtió en un peligro público. Este episodio, recuerda Cook, supuso su
primera confrontación con una persistente verdad que toda su experiencia
posterior en innumerables viajes por el Outback australiano no hizo más que
confirmar una y otra vez: en la dicotomía entre naturaleza y cultura, al
contrario de lo que pensaron filósofos como John Locke o Jean-Jacques Rousseau,
la naturaleza no es la parte inocente y buena, y el ser humano tuvo muy buenas
razones para alejarse de ella. En "El canguro alcohólico", tercer y
último volumen de un vasto anecdotario con el Outback australiano como
escenario, Kenneth Cook vuelve a dar cuenta de la aberrante fauna humana y
animal que habita ese continente a medio camino entre lo silvestre y lo
civilizado, en el que no es extraño encontrarse con ratones antropófagos,
avestruces enloquecidos, escuadrones de rescate suicidas o emprendedores
indigentes.
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