Unos
planos largos y espaciosos van siguiendo a sus personajes hasta que su esencia
se revela a la mirada. A través de una inmovilidad calmosa, las tomas
transmiten la despótica presión que el tiempo ejerce sobre las emociones del
ser humano. Así puede resumirse el cine de Antonioni. En 1960 cosechó su primer
éxito internacional, La aventura, que
supuso la culminación de la madurez tanto de su estética irrepetible como de
sus temas y estilo de cámara. El tema dominante de La aventura -y de las
otras dos películas que componen la llamada trilogía de Antonioni, La noche y El eclipse-, así como de
la posterior El desierto rojo (1964),
se centra en la esterilidad emocional del hombre moderno, en su inútil intento
de afirmarse en un mundo tecnológico. Es uno de los artistas del cine de
posguerra dotados de más talento para la creación.
Nacido
en Ferrara, 29 de septiembre de 1912, en el seno de una familia de clase media,
cursó estudios de Filosofía y Letras, Economía y Comercio en el Instituto
Técnico de Bolonia. Se dedicó inmediatamente al periodismo en calidad de
crítico cinematográfico en las páginas del diario Il Corriere Padano. Marchó a Roma a finales de los años treinta y
continuó su labor cinematográfica en la revista Cinema.
Sus
primeros pasos en el cine los dio como ayudante de dirección en 1942, en
películas como I due foscari, de Enrico Fulchignoni, y Le
visiteur du soir, de Marcel Carné; y como guionista en Un pilota ritorna, de
Roberto Rossellini. La guerra interrumpió su trayectoria hasta que regresó a
las mismas tareas con Caccia tragica
(1947), de Giuseppe de Santis, y de nuevo como colaborador en las revistas de
cine Film Rivista y Film d’oggi, así como en el periódico
Italia Libera.
El
cortometraje le permitió desarrollar sus primeros trabajos personales:
- Resultó muy importante Gente de Po, 1947, retrata la vida alrededor del río Po, en Italia. Primer trabajo de Antonioni, filmado durante 1943 pero distribuido en 1947.
- N.U. (Netezza Urbana) (1948). Documental neorrealista que refleja las condiciones de vida y de trabajo de los barrenderos de Roma.
- Superstición (Superstizione, 1949). En uno de sus primeros trabajos como cineasta, Antonioni realiza este documento fílmico sobre las tradiciones supersticiosas de la zona rural del sur de Italia.
- Sette canne, un vestito (1949). Documental en torno a la producción del rayón, que retrata la actividad de una fábrica de esta fibra sintética en Torviscosa, construida siguiendo los cánones fascistas más estrictos.
Hasta
que dio el salto al largometraje con Crónica
de un amor (Cronaca di un amore, 1950),
punto de partida de una mirada diferenciadora sobre la vida social que arraigó
con fuerza inusitada en su obra: los amores imposibles, la fuerza de la mujer… Un
empresario maduro que ama apasionadamente a su joven y bella mujer, teme que lo
esté traicionando, por lo que decide vigilarla por medio de una agencia de
detectives. Cuando ella era estudiante estuvo perdidamente enamorada de Guido,
un compañero de clase que era el novio de su mejor amiga.
Despues y tras:
- La dama sin camelias (La signora senza camelie, 1953). Una vendedora, convertida en estrella de cine, se deja deslumbrar por un mundo lleno de promesas y emociones. Sin embargo, cansada de participar en películas de pésima calidad, reclama un papel en el que pueda consagrarse como actriz.
- Los vencidos (Il vinti, 1953). Varios jóvenes cometen asesinatos en diferentes ciudades europeas: un grupo de burgueses en París, un contrabandista en Italia y, finalmente, un peculiar poeta en Inglaterra. Siete años antes de que la Nouvelle Vague irrumpiera en las pantallas de toda Europa, Antonioni narraba ya, en su tercera película, el inconformismo y el hastío existencial de toda una generación de jóvenes. A medio camino entre el retrato social y el análisis psicológico, la película preludia, a través de tres episodios criminales ambientados en Francia, Italia e Inglaterra, lo que habrán de ser las obras mayores de su autor, tanto en la temática y el tratamiento como en lo referente a su característico estilo visual. Que la película ponía el dedo en la llaga lo demuestra el maltrato al que fue sometida por la censura de los tres países (el segmento francés fue completa y lastimosamente modificado por el propio director, que convirtió en contrabandista a un dinamitero de izquierdas), así como los moralizantes mensajes en off al comienzo y al final del film. Lo mejor, el episodio inglés, casi un esbozo de Blow Up.
- Amor en la ciudad (L'amore in città, 1953). Película formada por seis cortos realizados por distintos directores: Michelangelo Antonioni (Tentato suicidio), Federico Fellini (Un' agenzia matrimoniale), Alberto Lattuada (Gli Italiani si voltano), Carlo Lizzani (L'amore che si paga), Dino Risi (Paradiso per quattro ore), Francesco Maselli y Cesare Zavattini (Storia di Caterina).
Se
consagra con Las amigas (Le amiche,
1955), con la destacable actuación de Eleonora Rossi Drago. Memorable
adaptación de la novela Las mujeres solas,
de Cesare Pavese, escritor que influyó notablemente en su filmografía. Premiado
con el León de Plata en Venecia al mejor director, en 1955, este drama aborda
de un modo pesimista la complejidad de las relaciones humanas, a través de la
amistad entre la dueña de una tienda de modas y sus clientas.
“Mis
películas antiguas me han hecho sentir como un padre con sus hijos. Nacen, las
ves crecer y al final hacen su propia vida”, comentó el cineasta con respecto a
sus películas de los 50.
En
esta época dirigió El grito (Il grido, 1957) sobre las amargas
consecuencias de la infidelidad matrimonial. Después de ser abandonado por Irma
(Alida Valli), Aldo (Steve Cochran) deja el trabajo y emprende un largo viaje
por el norte de Italia. En su peregrinación conoce mujeres que comparten con él
una sensación de inquietud y marginación: Elvia, una amiga resurgida del
pasado, y la joven Virginia, que atiende una gasolinera y vive con su anciano
padre en una oprimente soledad; Andreína, una prostituta que alberga,
ingenuamente, la esperanza de encontrar un lugar en el mundo donde empezar una
nueva vida. Con cada una de ellas, Aldo intenta establecer una relación.
A
continuación inició su célebre trilogía sobre mujeres contemporáneas, formada
por La aventura, La noche y El eclipse, protagonizadas
entre otros grandes intérpretes por Monica Vitti, que se convirtió en su actriz
fetiche. En ellas ensaya la fórmula del antiargumento, pues se distinguen por
su escasa trama.
- La aventura (L'avventura, 1960). Un grupo de amigos de clase social acomodada pasan las vacaciones en el mar, junto a la costa siciliana. Forman un grupo frívolo y convencional, y cuando viajan a una isla, una joven desaparece. Y a partir de aquí poco hay que contar, pues este film de Michelangelo Antonioni es considerado como el paradigma del antiargumento. No ocurren muchas más cosas, el resto de la enigmática trama consiste simplemente en realizar una disección inmisericorde de cierta burguesía vacía por dentro, y del escaso aprecio que tiene a virtudes como la fidelidad, aunque se hable de amor, que debe convivir con cierta sensación de frustración; en efecto Antonioni llega a decir que "el mundo está hoy más lleno de sentimientos muertos que de sentimientos vivos", lo que deja claro su hondo pesimismo antropológico. El propósito formal del cineasta italiano queda claro en declaraciones como la de que "los guiones se van transformando en hojas de papel en blanco sobre las que escribirán aquéllos que trabajan en y delante de la cámara". Lo que habla de una forma de filmar con ideas básicas, que se desarrollan cuando se está en el lugar de rodaje. Festival de Cannes: Premio del Jurado. Nominada a la Palma de Oro (mejor film). Círculo de críticos de Nueva York: Nominada a Mejor película extranjera.
- La noche (La notte, 1961). Un matrimonio en decadencia acude a ver a un amigo enfermo. Cada uno tiene su vida, anodina, en la que buscan algo más. Pero no saben en qué consiste ese algo más, y el aburrimiento y la angustia vital les reconcomen, un absoluta insatisfacción. El maestro italiano ahonda en la fórmula del antiargumento, mostrando lo vulgar que puede ser la existencia humana, cuando falta amor. Festival de Berlín: Oso de Oro. Premios David di Donatello: Mejor director.
- El eclipse (L’eclisse, 1962). Riccardo y Vittoria. Una pareja en crisis. Ella quiere dejarle, él no está de acuerdo. La habitación cerrada no deja ver el exterior, pero retiradas las cortinas de los amplios ventanales, vemos que ya es de día. Toda una metáfora del amor eclipsado, agotado. Vittoria deja la casa, Riccardo la alcanza. Ella le da esquinazo, trata de encontrar consuelo en su madre, que está en la Bolsa, pero ni siquiera se da cuenta de lo hondo de su desconsuelo. Entre los corros está Piero, agente de Bolsa, que echa el ojo a Vittoria, y trata de cortejarla. Ella pasa la noche con unas amigas, esquiva a Riccardo, no acaba de atreverse a ir en serio con Piero... Y así van discurriendo las cosas. Magnífica película de Michelangelo Antonioni, Premio Especial del Jurado en Cannes en 1962. Se trata de una penetrante mirada al vacío interior, al amor que se agosta y que renace de sus cenizas, al desnortamiento de una sociedad que un día gana millones de liras en bolsa y al siguiente se desespera porque su dinero se ha esfumado... Las escenas de histerismo en los corros de la Bolsa, frente a otros amplísimos planos donde circulan personajes solitarios, sugieren un paisaje apocalíptico, de fin del mundo, de que se está tocando fondo en las relaciones humanas; algo que se acentúa en las escenas de “naturalezas artificiales muertas” del último tramo. Tienen gran fuerza los planos que el cineasta italiano ofrece de los actores de espaldas, sus cogotes, sus nucas, son tremendamente expresivos de su capacidad de incomunicación, del misterio que albergan en sus almas. Monica Vitti, Alain Delon, Francisco Rabal, están perfectos al componer a sus personajes desolados, tocados siempre por la tristeza, pero en los que aún palpitan algunas ilusiones, sus pasiones por supuesto, pero también un anhelo inefable de felicidad. Se suele hablar de antiargumento al referirse a Antonioni, y está claro que el guión suyo y de Tonino Guerra lo es todo menos convencional: no se ajusta a las reglas clásicas de los tres actos, se detienen en el tedio de la cotidianeidad, aparentemente no ocurre nada, aunque ocurre todo. Es la paradoja de unas secuencias intensas, tras las cuales las cosas básicamente no han cambiado.
En
1964 dirige su primera película en color, El
desierto rojo (Il deserto rosso),
en la que Monica Vitti vuelve a ponerse a sus órdenes para encarnar a la esposa
del director de una fábrica en estado de shock tras sufrir un accidente. Festival
de Venecia: León de Oro (mejor película). Círculo de críticos de Nueva York:
Nominada a Mejor película extranjera
El
cineasta se fue a Gran Bretaña para rodar en inglés Blow Up (Deseo de una mañana de verano), thriller inspirado
por el cuento Las babas del diablo,
de Julio Cortázar, sobre un frívolo fotógrafo londinense que investiga una
inquietante imagen captada por su cámara. Festival de Cannes: Palma de Oro -
mejor película. Oscar: 2 nominaciones: Mejor director, guión original. Globos
de Oro: Nominada a la mejor película extranjera de habla inglesa. Círculo de
críticos de Nueva York: Nominada a mejor película. Premios BAFTA: 3
nominaciones: mejor film británico, fotografía, dirección artística.
En
EE.UU., Antonioni rodó el drama Zabriskie
Point (1970). Uno de los títulos hippies más conocidos de la época, más que
nada por el nombre de su prestigioso director y la banda sonora que incluye
temas de Pink Floyd, The Rolling Stones, Patti Page y otros monstruos del rock.
Fue producida por Carlo Ponti para MGM con un coste total de siete millones de
dólares, y en ella se observa todo el indefinido universo de Antonioni en
cuanto a un guión coherente se trata. Se adueñan de todo el metraje los
paisajes vacíos y la exacerbada violencia de la sociedad norteamericana. Influenciada
por las turbulencias sociales y raciales de la América de los 60, su acción
tiene lugar cuando, tras una revuelta donde muere un policía, un estudiante
escapa robando un avión. A pesar de algunos hallazgos de cámara y la banda
sonora de canciones antes reseñadas, pasado el tiempo se contempla como un
experimento bastante desfasado.
En
coproducción con Francia, Italia y España filmó El reportero (Professione:
Reporter, 1975) con Jack Nicholson. Un
desilusionado periodista emprende una peligrosa investigación sobre las
intrigas políticas internacionales que facilitan la implantación de regímenes
dictatoriales en algunos países africanos, lo que le hará vivir situaciones muy
arriesgadas. Festival
de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película).
En
1981 rueda El misterio de Oberwald (Il Mistero di Oberwald). Adaptación de
la obra teatral de Jean Cocteau, El
águila de dos cabezas, sobre una reina que, diez años después de la muerte
de su esposo, acaba aceptando como su amante a un extraño personaje dispuesto a
asesinarla. Ella misma cree que este hombre puede ser la reencarnación del
mismísimo Rey. Producida por la
televisiva RAI, se rodó en poco más de dos meses en formato videográfico, dando
una confusa sensación de pobreza técnica –en especial en el uso de los colores–
,que en nada beneficiaba al tono de la ya de por sí confusa historia. En
algunos países ni siquiera se estrenó en salas de cine, resultando uno de los
títulos menos interesantes de su autor. La película recuperaba a Monica Vitti
para el cine de Antonioni después de El
desierto rojo (1964).
En
1982 dirige Identificación de una mujer
(Identificazione di una donna). Tras
su traumático divorcio, Niccolò (Tomas Milian) es un director de cine que busca
algo más que una simple actriz protagonista para su siguiente película. En
realidad (y como su título indica) busca una mujer a la que identificar con su
ex mujer. La búsqueda de este estereotipo creado en la mente de Niccolò hará
que vaya cambiando el significado de su película. Filmada con numerosos flahsbacks en la persona del director,
la historia mezcla géneros como el cine social, el policiaco, el suspense y,
naturalmente, el romántico, con todos los ingredientes de experimentación
técnica y subjetivismo artístico propias de su autor. Fue el penúltimo
largometraje de Antonioni, ya que a partir de aquí, afectado por una apoplejía,
sólo volvería a rodar en compañía de Wim Wenders el sensual drama de historias Más allá de las nubes (1995).
Antonioni
contrajo matrimonio en los años 40 con Letizia Balboni, a la que abandonó por
Enrica Fico, secundaria en alguna de sus películas, que le acompañó hasta su
muerte. Fue ella quien le ayudó cuando en 1994 decidió regresar al cine, a
pesar de que una grave enfermedad le había dejado parapléjico para sacar
adelante Más allá de las nubes (Al di là delle nuvole), codirigida por
Wim Wenders. Cuatro diferentes historias que tienen el mismo tema central, el
amor. Las historias son: Crónica de un
amor que nunca existió, protagonizada por Inés Sastre; La muchacha, el delito, protagonizada por Sophie Marceau y John
Malkovich; Este cuerpo de barro, protagonizada
por Irène Jacob; y No me busques,
protagonizada por Jean Reno. Premios David di Donatello: Mejor fotografía. Los
diferentes relatos tienen como escenarios Ferrara, Portofino, Aix-en-Provence y
París, y están realizadas por dos de los directores más representativos del
cine europeo, el italiano Michelangelo Antonioni y el alemán Wim Wenders, que
consiguen una atractiva mezcla de estilos. Premios David di Donatello:
Mejor fotografía.
Su
último trabajo, de 2004, ha sido el episodio Il filo pericoloso delle cose, de Eros, un tríptico que se completaba con otros dos segmentos de
Steven Soderbergh y Wong Kar Wai. Il filo
pericoloso delle cose. Toscana. Durante un viaje a la costa, una pareja se
enfrenta a crisis de su matrimonio. La pasión del marido se despierta con la
aparición de una misteriosa joven. Equilibrium,
de Steven Soderbergh. Nueva York, 1955. Un ejecutivo estresado tiene unos
sueños eróticos recurrentes con una mujer que no puede identificar. The Hand, de Wong Kar Wai. Hong Kong, 1963. Chang es un
joven sastre que se enamora de la seductora Hua la primera vez que toma las
medidas de su sensual cuerpo. A lo largo de los años, Chang permanece fiel a
ese amor no correspondido. Mientras tanto la señorita Hua se enfrenta a tiempos
difíciles.
Michelangelo
Antonioni falleció en Roma, el 30 de julio de 2007.
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