El 15 de noviembre de 1974 se estrenó El enigma de Kaspar Hauser (Kaspar Hauser-Jeder Für Sich Und Gott
Gegen Alle), con guión y dirección de Werner Herzog. Interpretada por Bruno Schleinstein, Walter Ladengast, Brigitte Mira, Willy Semmelrogge, Gloria Dör, Volker Prechtel, Enno Patlas, Helmut Döring.
La película cuenta la vida y la muerte de Kaspar Hauser, un niño encontrado a comienzos del siglo XIX en Alemania. Como François Truffaut para El pequeño salvaje, Herzog escogió para el papel protagonista a un actor que no era profesional, Bruno Schleinstein. Abandonado por sus padres a la edad de 3 años, Bruno Schleinstein venía de pasar 25 años en un orfanato.
En el Festival de Cannes de 1975, el Premio Fipresci fue para Werner Herzog, lo mismo que el Gran Premio del Jurado. Estuvo asimismo nominada a la Palma de oro. A nivel nacional, la cinta fue una de las ganadoras del Deutscher Filmpreis de 1975.
Sinopsis argumental: La acción tiene lugar entre mayo de 1828 y diciembre de 1833, en la ciudad de Nuremberg y alrededores. Narra la enigmática historia de un muchacho "autista" (en realidad lo que tiene es una falta de socialización por haber estado encerrado y sin trato social desde que nació y no autismo) que, tras permanecer atado y aislado en un habitáculo, a los 16 o 17 años es abandonado en Nuremberg con una carta dirigida al capitán de caballería del lugar. Acogido por un personaje acomodado, en pocos años aprende a hablar, escribir y tocar el piano.
A partir de un argumento histórico, Herzog construye una obra compleja sobre una criatura inocente que se mueve en un universo cruel y despiadado. Para contribuir a su sustento es exhibido ante el público en un espectáculo humillante que incluye un enano, un faquir indio, un indio americano y el muchacho. La escena resulta desgarradora al situar en un mismo plano la discapacidad de dos personas (una física y otra psíquica), la ficción circense del faquir y la normalidad de un amerindio convertido en espectáculo de feria porque viste a la manera milenaria de los suyos y habla una lengua propia que suena rara y de risa a un auditorio ignorante. La mezcla de trucos con el fuego, dos personas con discapacidad y la normalidad diferente del indio americano, resulta profundamente dolorosa. El retraso y la ignorancia de Kaspar se erige, así, en denuncia de la ignorancia colectiva. Constituye motivo de desgarro la imposición a Kaspar de una educación cívica y religiosa diseñada para uso general. La resistencia del muchacho a aceptar algunas propuestas ideológicas es tomada como prueba de su inferioridad. Por el contrario, respuestas del muchacho mucho más intuitivas y sensatas que las de los maestros son rechazadas despectivamente. Un tercer desgarro que experimenta el espectador se asocia a la disección forense del cadáver en busca de anomalías en hígado, cerebelo, cerebro, etc., dejando de lado toda consideración sobre sus años de encierro, sus capacidades demostradas y las latentes en él a causa del desafecto de educadores y vecinos. El enigma de Kaspar se convierte en manos de Herzog en una crítica social ácida, descorazonadora y sobrecogedora.
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