Virginia Wolf, (Stephen de soltera), nace el 25
de enero de 1882, en Londres,
fue una novelista, ensayista, escritora de cartas, editora, feminista y
escritora de cuentos británica, considerada como una de las más destacadas
figuras del modernismo literario del siglo XX.
Durante el
período de entreguerras, Woolf fue una figura significativa en la sociedad
literaria de Londres y un miembro del grupo de Bloomsbury. Sus obras más
famosas incluyen las novelas La señora Dalloway (1925), Al
faro (1927) y Orlando: una biografía (1928), y su
largo ensayo Una habitación propia (1929), con su famosa
sentencia «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir
ficción». Fue redescubierta durante la década de 1970, gracias a este ensayo,
uno de los textos más citados del movimiento feminista, que expone las
dificultades de las mujeres para consagrarse a la escritura en un mundo
dominado por los hombres.
Woolf comenzó a
escribir profesionalmente en 1905, inicialmente para el Times Literary
Supplement con una pieza de periodismo sobre Haworth, hogar de la
familia Brontë. Su primera novela, Fin de viaje, se publicó en
1915 por la editorial de su medio hermano, Gerald Duckworth and Company Ltd. En
esta novela, como en Noche y día la escritora ya se muestra
dispuesta a romper los esquemas narrativos precedentes, pero apenas merecieron
consideración por parte de la crítica. Sólo tras la publicación de La
señora Dalloway y Al faro, los críticos comenzaron a
elogiar su originalidad literaria. En estas obras destacan la maestría técnica
y el afán experimental de la autora, quien introducía imágenes propias de la
poesía en sus narraciones.
Círculo de Bloomsbury |
La obra de
Woolf puede entenderse como un diálogo con Bloomsbury, particularmente su
tendencia (informada por G.E. Moore, entre otros) hacia el racionalismo
doctrinario. Desaparecidas la acción y la intriga, sus narraciones se
esfuerzan por captar la vida cambiante e inasible de la conciencia. Influida
por la filosofía de Henri Bergson, Woolf experimentó con especial interés con
el tiempo narrativo, tanto en su aspecto individual, en el flujo de variaciones
en la conciencia del personaje, como en su relación con el tiempo histórico y
colectivo. Así, Orlando (1928) constituye una fantasía libre,
basada en algunos pasajes de la vida de Vita Sackville-West, en que la
protagonista vive cinco siglos de la historia inglesa. Se distingue del resto
de novelas al intentar representar a una persona real, hacer "Una
biografía", como dice el subtítulo. En Las olas (1931)
las reflexiones de los seis protaginistas se asemejan a recitativos y crean un
ambiente de poema en prosa.
La última obra
de Woolf, Entre actos (1941) resume y magnifica sus
principales preocupaciones: la transformación de la vida a través del arte, la
ambivalencia sexual y la reflexión sobre temas del flujo del tiempo y de la
vida. Es el más lírico de sus libros, escrito principalmente en verso.
Escribió así
mismo una serie de ensayos que giraban en torno de la condición de la mujer, en
los que resaltó la construcción social de la identidad femenina y reivindicó el
papel de la mujer escritora. En Una habitación propia revela
la evolución de su pensamiento feminista. Destacó a su vez como crítica
literaria, y fue autora de dos biografías: una divertida recreación de la vida
de los Browning a través de los ojos de su perro (Flush) y otra sobre el
crítico R. Fry (Fry). Asimismo, junto a E. M. Forster, llegó a escribir
una carta a varios periódicos ingleses sobre el efecto que la censura tenía
sobre el ánimo de los escritores, a raíz del intento del Sunday Express de
condenar la novela de temática lésbica El pozo de la soledad (The
Well of Loneliness, en inglés), de Hall.
La obra
novelística de Virginia Woolf recibe influjos de Marcel Proust, James Joyce,
Dorothy Richardson, Katherine Mansfield y posiblemente Henry James. Lo que le
es realmente característico, lo que la hace prominente entre sus contemporáneos
es precisamente que trató de hallar un camino nuevo para la novela, apartándose
y dejando de lado el realismo imperante y abandonando la convención de la
historia así como la tradicional descripción de los personajes.
Woolf siguió
publicando novelas y ensayos como un intelectual pública con éxito tanto de
crítica como de público. Gran parte de su obra la publicó a través de la
Hogarth Press. Ha sido saludada como una de las grandes novelistas del siglo XX
y una de las más destacadas modernistas.
Woolf está
considerada una de las grandes renovadoras del idioma inglés. En sus obras ella
experimentó con la corriente de pensamiento y lo psicológico subyacente así
como los motivos emocionales de los personajes. La reputación de Woolf declinó
profundamente después de la Segunda Guerra Mundial, pero su eminencia fue
restablecida con el auge de la crítica feminista en los años 1970.
Su obra fue
criticada por epitomizar el estrecho mundo de la intelectualidad inglesa de
clase media. Algunos críticos juzgaban que carecía de universalidad y hondura,
sin el poder de comunicar nada de relevancia emotiva o ética al desilusionado
lector medio, cansado de los estetas de los años veinte. También la criticaron
por anti-semita, a pesar de estar felizmente casada con un judío. Este
antisemitismo se saca del hecho de que ella a menudo escribió sobre personajes
judíos en arquetipos y generalizaciones estereotípicos. El creciente
antisemitismo de los años veinte y treinta tuvo una influencia inevitable en
Virginia Woolf. Escribió en su diario, "No me gusta la voz judía; no me
gusta la risa judía." Sin embargo, en una carta de 1930 al compositor
Ethel Smyth, citada en la biografía de Nigel Nicolson, Virginia Woolf, recuerda
que presumía del judaísmo de Leonard confirmando sus tendencias snob,
"Cómo odié casarme con un judío-Menuda snob que era, pues ellos tienen
una inmensa vitalidad." En otra carta a su querida amiga Ethel Smyth,
Virginia da una mordaz denuncia del cristianismo, apuntando a su
"egotismo" con pretensiones de superioridad moral y afirmando que
"mi judío tiene más religión en la uña de un pie --más amor humano, en un
pelo." Virginia y su esposo Leonard Woolf realmente odiaban y
temieron al fascismo de los años treinta con su antisemitismo sabiendo que
ellos estaban en la lista negra de Hitler. Su libro de 1938 Tres
guineas era una censura al fascismo.
Las
peculiaridades de Virginia Woolf como escritora de ficción han tendido a
oscurecer su fuerza central: Woolf es sin duda la más grande novelista lírica
en el idioma inglés. Sus novelas son altamente experimentales: una narrativa,
frecuentemente sin acontecimientos y lugares comunes, se refracta - y a veces
casi se disuelve—en la conciencia receptiva de los personajes. Un intenso
lirismo y virtuosismo estilístico se funden para crear un mundo abundante con
impresiones auditivas y visuales.
Algunos
aspectos de la vida de esta escritora han sido llevados a la gran pantalla como
en ¿Quién teme a Virginia Woolf? fue una obra de teatro estadounidense (1962)
de Edward Albee y una película (1966) dirigida por Mike
Nichols (guion de Ernest Lehman adaptado a partir de la obra).
Virginia Woolf no aparece como un personaje. Según la obra de teatro, el título
de la obra — que es sobre una pareja casada universitaria alcohólica y
disfuncional — se refiere a una broma académica sobre «¿Quién teme vivir la
vida sin falsas ilusiones?».
Virginia Woolf
es un personaje en la película Las horas (2002), dirigida por
el director Stephen Daldry y basada en la novela homónima de Michael
Cunningham, gira en torno al libro de Virginia Woolf titulado La señora
Dalloway. Por su interpretación de la escritora, Nicole Kidman se llevó un
Oscar a la mejor actriz.
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