viernes, 1 de noviembre de 2013

Efemérides teatrales: La tempestad

1 de noviembre de 1611,  en Whitehall Palace de Londres se representa por primera vez La tempestad, (The Tempest) de William Shakespeare drama en cinco actos, en verso y prosa. Se publicó en el in-folio de 1623, donde precede a todas las demás piezas. La obra pertenece al conjunto de lo que algunos autores han llamado Romances tardíos de Shakespeare. En estas obras el autor muestra su interés por las relaciones familiares y la reconciliación en un ambiente mítico.
Como se ha señalado anteriormente, la obra consta de cinco acto, subdivididos en escenas:
Acto I
Escena 1
Escena 2Acto II
Escena 1
Escena 2
Escena 3
Acto III
Escena 1
Escena 2
Escena 3
Acto IV
Acto V
La fuente de esta obra debe buscarse en la commedia dell'arte italiana; algunas intrigas análogas a la suya han sido descritas por diversos estudiosos. Con estos elementos italianos Shakespeare combinó detalles del naufragio en las Bermudas de sir George Somers (25 de julio de 1609). Otros consideran como fuente probable de la tragedia la novela castellana La gran conquista de Ultramar.
The Tempest, Acto I, Escena 1, por George Romney
para la edición de la obra realizada por
la Boydell Shakespeare Gallery'.
En este drama, escrito al final de su carrera, como en El sueño de una noche de verano, escrito al comienzo, Shakespeare utiliza lo sobrenatural, recurriendo al mundo maravilloso de los elfos y de las hadas, fundiendo admirablemente sus acciones con aventuras humanas, con lo que éstas ganan en donosura y profundidad.
Próspero, duque de Milán, fue despojado del poder por su hermano Antonio, puesto en una barca y entregado a merced de las olas con su hijita Miranda. Próspero desembarcó en una isla desierta en la que había sido desterrada la hechicera Sycorax. Gracias a sus artes mágicas, Próspero liberó a varios espíritus aprisionados por la maga, entre ellos a Ariel, y los sometió a sus órdenes. Tiene ahora a su servicio al hijo de la hechicera, Calibán, una criatura monstruosa, abyecta e ingenua que es el único habitante de la isla..
Miranda y Ferdinando, óleo de Angelica Kauffmann, 1762.
Próspero y Miranda han vivido de este modo durante doce años. Una nave en la que viajan el usurpador Antonio, su aliado el rey de Nápoles Alonso, y Fernando, hijo de éste último, naufraga en las costas de la isla por medio de los encantamientos de Próspero. En este punto comienza el drama: Shakespeare ha condensado en la exposición del drama, en la segunda escena del acto primero, los antecedentes, que ocupaban tres actos en el Cuento de invierno.
Los pasajeros se salvan, pero creen que Fernando se ha ahogado, mientras Fernando piensa que los demás se han ahogado. Se encuentran Fernando y Miranda, se enamoran en cuanto se ven, y se prometen. Ariel, por orden de Próspero, prepara algunos sustos para Antonio y Alonso. Antonio es abatido por el terror y Alonso se arrepiente de su crueldad, se reconcilia con Próspero y recupera a su hijo Fernando.
La nave resulta salvada por la fuerza de los hechizos, y Próspero y los demás se preparan para dejar la isla, después de que Próspero haya renunciado a la magia deshaciéndose de su varilla mágica. La isla queda en poder de Calibán; las muchas escenas en que se presenta con Esteban, un despensero borrachín, y con el bufón Trínculo, conservan el sello de la commedia dell'arte, que constituye su fuente principal; también tiene resabios de la commedia la contraposición cómica entre la perfidia del usurpador que hizo perder el ducado a Próspero y la conjura de Calibán, que promete a Esteban y a Trínculo el dominio de la isla si matan a su odiado amo. Por otra parte, la tétrica impresión que pudiera producir el grupo de los pérfidos náufragos es mitigada por la locuaz franqueza del buen anciano consejero Gonzalo.
Miranda, de John William Waterhouse (1849-1917)
Aunque las escenas cómicas abundan en este drama, si bien no en la medida en que existen en el Doctor Fausto de Marlowe, la impresión general, como la que produce el drama de Marlowe, no está en nada determinada por el elemento de farsa. La atmósfera de La tempestad está como purificada por un huracán. Su fondo es la solitaria orilla de una isla en medio del mar; una luz tranquila, armoniosa, se difunde por todas partes; el aire, impregnado de luz y de mansedumbre, resuena con voces sobrenaturales. La gracia del cielo con sus rocíos ha tocado las orillas de la isla apartada del mundo, y esta suave influencia celestial parece que se desenvuelve ante nuestros ojos en el breve espacio de pocas horas (entre los dramas shakesperianos, La tempestad es el único que se conforma a las famosas unidades de lugar, de tiempo y de acción).
Aun cuando se puede afirmar casi con certeza que Shakespeare no leyó El Purgatorio, el clima de este drama recuerda mucho el de la orilla de la isla imaginado por Dante. El "tremolar della marina", la purificante frescura del rocío o las voces de los espíritus se hallan en ambos poemas. Los hombres naufragan en la mágica orilla y desembarcan en la extraña tierra para arrepentirse y expiar. Y Próspero se nos muestra como un santo anciano, no desemejante de Catón en la orilla del Purgatorio. La visión última de Shakespeare revela afinidades con la visión de Dante, y también con el sacro misterio de Las Euménides de Esquilo. En cada uno de los tres grandes poetas la justicia es restaurada por medio de un rito de expiación; el tono de sus versos más graves es el mismo, formado de dulzura y de gravedad a un mismo tiempo, un tono de perdón. Ellos alcanzaron una visión del mundo que se expresa en términos de orden y de armonía, la música de Ariel, los himnos cantados por las almas que se purifican al son de la lira de Apolo, que todo lo apacigua.
Después de Hamlet, La tempestad es el drama shakesperiano que ha dado más amplio pábulo a hipótesis e interpretaciones. En ciertos momentos, en las poesías de Ariel y en las palabras de Próspero, el poeta mismo, por boca de sus personajes, se dirige al mundo y expresa su concepto de la vida, de manera que La tempestad es el más personal de sus dramas y parece reflejar a veces el pensamiento más profundo del dramaturgo: "Somos de la misma sustancia de que están hechos los sueños, y nuestra breve vida está rodeada de un sueño" (IV, esc. 1).
El aspecto sobrenatural de La tempestad fue en parte utilizado por Alexander Pope (1688-1744) en El rizo robado, donde Ariel es el jefe de los silfos que tiene el oficio de servir a las damas; el personaje de Calibán inspiró a Robert Browning su poema Calibán sobre Setebos en que se expresa el pensamiento de un salvaje acerca de la creación del mundo y la Divinidad.
Versiones cinematográficas
Como tantas otras obras de celebérrimo autor inglés, La tempestad también fue llevada al cine:
  • La tempestad (The Tempest, 1908), cortometraje británico de 12 minutos, dirigido por Percy Stow.

  • The Tempest (1911), de Edwin Thanhouser, protagonizada por Ed Genung y Florence La Badie, producida por Thanhouser Film Corporation.
  • La tempestad (The Tempest, 1979), dirigida y escrita por Derek Jarman. Narra las viscisitudes de un mago llamado Próspero y su hija Miranda, exiliados en una isla desierta por Antonio, el hermano de él. La oportunidad de venganza llega al enamorarse Miranda y Fernando, el hijo de Antonio, que le usurpó a Próspero el título de Duque de Milán... Libre -y poco convencional- adaptación de la obra, de William Shakespeare. Obtuvo grandes elogios de la crítica.


  • La tempestad (The Tempest, 2010), dirigida y escrita por Julie Taymor.Taymor convierte el mito del brujo Próspero en el mito de Próspera (Helen Mirren), una bruja que reina en una isla mágica y cuya principal tarea es librar a su hija Miranda de los náufragos que la cortejan. Oscar: 1 nominación a mejor vestuario.





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