1 de noviembre
de 1611, en Whitehall Palace de Londres se representa
por primera vez La tempestad, (The Tempest) de William Shakespeare drama en cinco actos, en verso y prosa. Se
publicó en el in-folio de 1623, donde
precede a todas las demás piezas. La obra pertenece al conjunto de lo que algunos
autores han llamado Romances tardíos
de Shakespeare. En estas obras el autor muestra su interés por las relaciones
familiares y la reconciliación en un ambiente mítico.
Como se ha señalado anteriormente, la obra consta de cinco acto, subdivididos en escenas:
Acto I
Acto I
Escena 1
Escena 2Acto II
Escena 1
Escena 2
Escena 3
Acto III
Escena 1
Escena 2
Escena 3
Acto IV
Acto V
La fuente de esta obra debe buscarse en la commedia dell'arte italiana; algunas
intrigas análogas a la suya han sido descritas por diversos estudiosos. Con
estos elementos italianos Shakespeare combinó detalles del naufragio en las
Bermudas de sir George Somers (25 de julio de 1609). Otros consideran como
fuente probable de la tragedia la novela castellana La gran conquista de Ultramar.
The Tempest, Acto I, Escena 1, por George Romney para la edición de la obra realizada por la Boydell Shakespeare Gallery'. |
En este drama, escrito al final de su carrera, como en El sueño de una noche de verano, escrito
al comienzo, Shakespeare utiliza lo sobrenatural, recurriendo al mundo
maravilloso de los elfos y de las hadas, fundiendo admirablemente sus acciones
con aventuras humanas, con lo que éstas ganan en donosura y profundidad.
Próspero, duque de Milán, fue despojado del poder por
su hermano Antonio, puesto en una barca y entregado a merced de las olas con su
hijita Miranda. Próspero desembarcó en una isla desierta en la que había sido
desterrada la hechicera Sycorax. Gracias a sus artes mágicas, Próspero liberó a
varios espíritus aprisionados por la maga, entre ellos a Ariel, y los sometió a
sus órdenes. Tiene ahora a su servicio al hijo de la hechicera, Calibán, una
criatura monstruosa, abyecta e ingenua que es el único habitante de la isla..
Miranda
y Ferdinando, óleo de Angelica Kauffmann, 1762.
|
Próspero y Miranda han vivido de este modo durante doce
años. Una nave en la que viajan el usurpador Antonio, su aliado el rey de Nápoles
Alonso, y Fernando, hijo de éste último, naufraga en las costas de la isla por
medio de los encantamientos de Próspero. En este punto comienza el drama:
Shakespeare ha condensado en la exposición del drama, en la segunda escena del
acto primero, los antecedentes, que ocupaban tres actos en el Cuento de
invierno.
Los pasajeros se salvan, pero creen que Fernando se ha
ahogado, mientras Fernando piensa que los demás se han ahogado. Se encuentran
Fernando y Miranda, se enamoran en cuanto se ven, y se prometen. Ariel, por
orden de Próspero, prepara algunos sustos para Antonio y Alonso. Antonio es
abatido por el terror y Alonso se arrepiente de su crueldad, se reconcilia con
Próspero y recupera a su hijo Fernando.
La nave resulta salvada por la fuerza de los hechizos,
y Próspero y los demás se preparan para dejar la isla, después de que Próspero
haya renunciado a la magia deshaciéndose de su varilla mágica. La isla queda en
poder de Calibán; las muchas escenas en que se presenta con Esteban, un
despensero borrachín, y con el bufón Trínculo, conservan el sello de la commedia dell'arte, que constituye su
fuente principal; también tiene resabios de la commedia la contraposición cómica entre la perfidia del usurpador
que hizo perder el ducado a Próspero y la conjura de Calibán, que promete a
Esteban y a Trínculo el dominio de la isla si matan a su odiado amo. Por otra
parte, la tétrica impresión que pudiera producir el grupo de los pérfidos
náufragos es mitigada por la locuaz franqueza del buen anciano consejero
Gonzalo.
Miranda, de John William Waterhouse (1849-1917) |
Aunque las escenas cómicas abundan en este drama, si
bien no en la medida en que existen en el Doctor
Fausto de Marlowe, la impresión general, como la que produce el drama de
Marlowe, no está en nada determinada por el elemento de farsa. La atmósfera de
La tempestad está como purificada por un huracán. Su fondo es la solitaria
orilla de una isla en medio del mar; una luz tranquila, armoniosa, se difunde
por todas partes; el aire, impregnado de luz y de mansedumbre, resuena con
voces sobrenaturales. La gracia del cielo con sus rocíos ha tocado las orillas
de la isla apartada del mundo, y esta suave influencia celestial parece que se
desenvuelve ante nuestros ojos en el breve espacio de pocas horas (entre los
dramas shakesperianos, La tempestad
es el único que se conforma a las famosas unidades de lugar, de tiempo y de
acción).
Aun cuando se puede afirmar casi con certeza que
Shakespeare no leyó El Purgatorio, el clima de este drama
recuerda mucho el de la orilla de la isla imaginado por Dante. El "tremolar della marina", la
purificante frescura del rocío o las voces de los espíritus se hallan en ambos
poemas. Los hombres naufragan en la mágica orilla y desembarcan en la extraña
tierra para arrepentirse y expiar. Y Próspero se nos muestra como un santo
anciano, no desemejante de Catón en la orilla del Purgatorio. La visión última
de Shakespeare revela afinidades con la visión de Dante, y también con el sacro
misterio de Las Euménides de Esquilo.
En cada uno de los tres grandes poetas la justicia es restaurada por medio de
un rito de expiación; el tono de sus versos más graves es el mismo, formado de
dulzura y de gravedad a un mismo tiempo, un tono de perdón. Ellos alcanzaron
una visión del mundo que se expresa en términos de orden y de armonía, la música
de Ariel, los himnos cantados por las almas que se purifican al son de la lira
de Apolo, que todo lo apacigua.
Después de Hamlet,
La tempestad es el drama
shakesperiano que ha dado más amplio pábulo a hipótesis e interpretaciones. En
ciertos momentos, en las poesías de Ariel y en las palabras de Próspero, el
poeta mismo, por boca de sus personajes, se dirige al mundo y expresa su
concepto de la vida, de manera que La tempestad es el más personal de sus
dramas y parece reflejar a veces el pensamiento más profundo del dramaturgo:
"Somos de la misma sustancia de que están hechos los sueños, y nuestra
breve vida está rodeada de un sueño" (IV, esc. 1).
El aspecto sobrenatural de La tempestad fue en parte utilizado por Alexander Pope (1688-1744)
en El rizo robado, donde Ariel es el jefe de los silfos que tiene el oficio de
servir a las damas; el personaje de Calibán inspiró a Robert Browning su poema
Calibán sobre Setebos en que se expresa el pensamiento de un salvaje acerca de
la creación del mundo y la Divinidad.
Versiones cinematográficas
Como tantas otras obras de celebérrimo autor inglés, La tempestad también fue llevada al cine:
Versiones cinematográficas
Como tantas otras obras de celebérrimo autor inglés, La tempestad también fue llevada al cine:
- La tempestad (The Tempest, 1908), cortometraje británico de 12 minutos, dirigido por Percy Stow.
- The Tempest (1911), de Edwin Thanhouser, protagonizada por Ed Genung y Florence La Badie, producida por Thanhouser Film Corporation.
- La tempestad (The Tempest, 1979), dirigida y escrita por Derek Jarman. Narra las viscisitudes de un mago llamado Próspero y su hija Miranda, exiliados en una isla desierta por Antonio, el hermano de él. La oportunidad de venganza llega al enamorarse Miranda y Fernando, el hijo de Antonio, que le usurpó a Próspero el título de Duque de Milán... Libre -y poco convencional- adaptación de la obra, de William Shakespeare. Obtuvo grandes elogios de la crítica.
- La tempestad (The Tempest, 2010), dirigida y escrita por Julie Taymor.Taymor convierte el mito del brujo Próspero en el mito de Próspera (Helen Mirren), una bruja que reina en una isla mágica y cuya principal tarea es librar a su hija Miranda de los náufragos que la cortejan. Oscar: 1 nominación a mejor vestuario.
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