El 18 de diciembre de 1975 se estreno Barry Lyndon, una película británica-estadounidense dramático-histórica de 1975 escrita y dirigida por Stanley Kubrick. Protagonizada por Ryan O'Neal, Marisa Berenson, Patrick Magee, Hard Krüger, Steven Berkoff, Gay Hamilton, Marie Kean, Diane Koerner, Murray Mallvin, Frank Middlemass, Keon Vitali. Producción: Hawk Films/Peregrine Productions. Distribución: Warner Bros.
Sinopsis argumental: La película cuenta las peripecias del aventurero irlandés Barry Lyndon (Ryan O'Neal) y su ascensión y caída en la sociedad inglesa. La historia comienza en Irlanda en el siglo XVIII. El joven Redmond Barry se enamora de su provocadora prima Nora Brady y se bate en duelo por su amor aparentemente matando a su prometido el rico capitán inglés Quinn. Barry huye, se enrola en el ejército inglés y vive muchas aventuras. Pasado un tiempo descubre que el duelo fue amañado por su propia familia y que el capitán inglés está vivo y se casó con Nora. Barry viaja por Europa como soldado, agente secreto al servicio de Prusia y finalmente como jugador profesional, buscando fortuna.
Seduce y se casa con una rica viuda, Lady Lyndon (Marisa Berenson), a la que no ama. Barry es indiferente a ella y a su hijo, Lord Bullingdon, quien sabe que Barry es simplemente un oportunista. Barry se convierte en un hombre cínico y un marido egoísta. La pareja tiene un hijo, Brian, que crece gozando del gran cariño de su padre pero que muere tras sufrir una caída de caballo. En un duelo con Lord Bullingdon Barry pierde una pierna y, bajo amenaza de encarcelamiento, acepta abandonar Inglaterra. Después de pasar algunos años con su madre en Irlanda, Barry transcurre el resto de su vida jugando en Europa.
Nominaciones y premios: 4 Oscars: Fotografía, dirección artística, banda sonora original (adaptada), vestuario. 7 nominaciones; 2 Premios BAFTA: Director, Fotografía. 5 nominaciones incluyendo mejor película; Globos de Oro: Nominada a mejor película (drama), mejor director; National Board of Review: mejor película (ex-aequo), mejor director (ex-aequo); Círculo de Críticos de Nueva York: 2ª mejor película y 2º mejor director del año; Asociación de Críticos de Los Angeles: mejor fotografía; Sociedad Británica de Directores de Fotografía: mejor fotografía; Directors Guild of America: Nominado mejor director; Writers Guild of America: Nominado mejor guión dramático adaptado; Sociedad de Críticos de EEUU: mejor fotografía; Premios César: Nominada a mejor película extranjera; Círculo de Guionistas Españoles: mejor película extranjera; Premios Sant Jordi: mejor película extranjera;Gremio de Artes Cinematográficas de Alemania: Mejor Película Extranjera.
Comentario: Basada en la obra The Luck of Barry Lyndon deWilliam Makepeace Thackeray.
Rodada enteramente en decorados de época (sobresaliendo el Castillo de Howard) y en luz natural (con velas en las escenas nocturnas o de interior), mediante objetivos de cámara muy luminosos (modificación de una cámara Mitchell y de objetivos Zeiss de focal 50 mm y de abertura F0.7) y mediante el tratamiento especial del negativo, esta película presenta una fotografía excepcional, auténtica proeza técnica que le confiere una estética más bien sombría y muy particular, en el tono de la historia y las pinturas de la época. El espectador se encuentra de esta forma imbuido en la intimidad de los personajes, tal y como pretendía Kubrick, que quería realizar un documental que se desarrollara durante el siglo XVIII.
Esta estética particular está magníficamente apoyada por la banda sonora, con piezas clásicas (como la zarabanda de Händel, El barbero de Sevilla de Paisiello, un trío de Schubert o de Bach) y del folklore irlandés (interpretado por The Chieftains).
Cabe señalar que el último tercio de la película no respeta el argumento original de la novela, en la que el hijo de Redmon Barry fallece en un accidente de caballo y el protagonista acaba arruinado en la cárcel, en compañía de su anciana madre. Además, su hijastro, al que se daba por muerto en las guerras coloniales de Norteamérica, regresa a Inglaterra y reclama sus posesiones como legítimo heredero, hecho que acaba por producirse.
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