Bloody Miami
Anagrama
Barcelona
2013
624 págs.
Wolfe, ese sardónico maestro de la sátira, destripa,
descuartiza viva a una ciudad como ya lo hizo con Nueva York en La hoguera de
las vanidades. Una fábula iracunda, astuta, emocionante, sobre una ciudad
chamuscada por el sol, dividida y volátil, donde "todos odian a
todos".
Edward T. Topping IV, blanco, anglo y sajón, miembro de
una pequeña dinastía es
el cuarto de su familia que lleva este nombre y que ha estudiado en Yale, va con Mack, su mujer también Yale a cenar a un restaurante. Y
mientras se desocupa una plaza para aparcar su pequeño y ecológico coche como toca a personas
progresistas y cultivadas como ellos, un esplendoroso Ferrari, conducido
por una latina no menos esplendorosa y cargada de oro y oropeles, les birla el
lugar. Y luego la conductora se burla descaradamente de Mack. Quizá porque,
como afirma Wolfe, Miami es la única ciudad de América, y quizá del mundo,
donde una población venida de otro país, de otra cultura, con otra lengua, se
ha hecho dueña del territorio en sólo una generación, y lo demuestra en las
urnas, y en el posterior ejercicio del poder. Y por eso Ed Topping ha sido
enviado a Miami a reconvertir el Miami Herald en un periódico digital, sin
edición en papel, y lanzar El Nuevo Herald para las masas latinas.
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