El 19 de enero de 1949 se estrenó El abrazo de la muerte (Criss Cross), dirigida por Robert Siodmark. Protagonizada por Burt Lancaster, Yvonne De Carlo, Dan Duryea, Stephen McNally, Tom Pedi, Percy Helton, Alan Napier, Griff Barnett, Meg Randall, Richard Long. Producción y distribución: Universal Pictures.
Sinopsis argumental: Un hombre honrado es arrastrado al sórdido mundo de la corrupción por el influjo de una "femme-fatale" tan bella como peligrosa.
Comentario: Una de las mejores obras de su etapa americana, la tercera y penúltima de su carrera. Comparte con Forajidos (1946) algunos rasgos temáticos, el actor protagonista, el compositor, el realizador, etc. En 1994 fue objeto de un "remake" inferior, titulado Bajos fondos, que dirige Steve Soderberg.
El relato se basa en la novela Criss Cross (1936) de Don Tracy, adaptada por Daniel Fuchs, que escribe un guión sólido y consistente. A partir de éste el realizador construye una narración que sobresale por su eficacia y sencillez, dos características propias de Siodmak.
El relato se basa en la novela Criss Cross (1936) de Don Tracy, adaptada por Daniel Fuchs, que escribe un guión sólido y consistente. A partir de éste el realizador construye una narración que sobresale por su eficacia y sencillez, dos características propias de Siodmak.
El ambiente de los bajos fondos de Los Angeles, poblado de personajes criminales, oportunistas, ladrones y asesinos, se recrea con acierto. Slim Dundee (Dan Duryea) encarna, con brillantez, al personaje perverso y desalmado, que lidera la banda de los malvados y maltrata físicamente a su esposa. Yvonne de Carlo da vida, en uno de los mejores papeles de su trayectoria profesional, a una mujer fatal, de rostro angelical y semblante inocente, inconstante y voluble, que dispone de un gran poder de atracción y seducción sobre los hombres y es capaz de practicar el engaño a varias bandas.
La música, de Mikos Rozsa ofrece un "Tema inicial" solemne, de ejecución orquestal, con predominio de viento y metal, que sugiere la presencia del mal y su capacidad destructiva. Reitera variaciones sobre una sutil melodía de flauta, que a lo largo de la cinta subraya los triunfos del mal.
La fotografía, de Franz Planer en blanco y negro, tiñe las imágenes de aires expresionistas, con predominio de escenarios oscuros y sombríos, perspectivas profundas (corredor del hospital), planos picados y luces artificiales, que crean un clima irreal y de fantasía, adecuado para el desarrollo de un drama, que culmina en términos próximos a los de una tragedia clásica. Destacan, sobre todo, dos secuencias, la del baile en la sala de fiestas al ritmo frenético de una orquesta latina y la del asalto al furgón blindado entre explosiones, bombas de humo y disparos.
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