El 1 de enero de 1948 se estreno Secreto tras la puerta (Secret Beyond The Door), de Fritz Lang, protagonizada por Joan Bennett, Michael Redgrave, Anne Revere, Barbara O'Neil, Natalie Schafer, Paul Cavanagh, Anabel Shaw, Rosa Rey, James Seay, Mark Dennis. Producida por Fritz Lang y distribuida por Universal.
Sinopsis argumental: Luego de conocerse en el exótico México, Celia y Mark se casan y van a vivir a la mansión de éste. Al llegar a destino, Celia toma conocimiento que en la casa vive Carrie (Anne Revere), hermana de Mark y Miss Robey (Barbara O'Neil), la secretaria, que oculta parte de su rostro quemado tras una pañoleta. Ahí también conoce a David (Mark Dennis), hijo de Mark con una anterior esposa (muerta en circunstancias no del todo claras). Lo más llamativo de la casa es la obsesiva colección de Mark, que tiene varias habitaciones destinadas a reproducir hasta el más mínimo detalle, distintas escenas de crímenes pasionales de la historia. Mark muestra orgulloso su colección a todos los invitados; sin embargo hay un cuarto que no abre, en el que supuestamente guarda celosamente algún secreto que desvela a Celia, hasta el punto que trama entrar sin que el marido se entere.
Comentario: Por supuesto, vista en retrospectiva, la película sufre comparativamente respecto a otras, como por ejemplo dos de Alfred Hitchcock, Rebeca (Rebecca, 1941) y Spellbound (Recuerda, 1945). En las referencias bibliográficas se suele menospreciar esta película, a la que frecuentemente se le acusa de ser excesivamente psicoanalítica (una corriente psicológica que estaba de moda en los Estados Unidos de posguerra).
La película exterioriza sin sutileza unas cuantas referencias a dicha disciplina: desde Mark con su teoría que la arquitectura de la casa o de una habitación tiene directa relación con el cúmulo de emociones que una persona genera en su interior, y Celia que inicia la película explicando los significados de sus sueños, hasta una amiga de la familia que sugiere que es más factible que un hombre mate a su esposa o amante que a su madre, ya que tiende a proyectar las frustraciones maternales de la infancia con las personas femeninas que le circundan. Aún así, Lang logra generar un planteamiento muy interesante en un filme único en su concepción visual y musical, con algunos puntos de tensión importantes (especialmente la huída de Celia a través de la niebla, que es una secuencia casi mágica) y, por sobre todo, constante intriga y conflictos.
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