El fango y la sangre de la I Guerra Mundial, aquella gran lucha sombría, inútil y sin sentido, que costó millones de vidas, continuaron manchando la pantalla mucho después de que los combates cesaran.
Durante los preparativos de la contienda y los primeros meses de las hostilidades, los medios de comunicación de los principales países involucrados intentaron ganar a sus respectivos públicos para un frenesí chauvinista. En el cine esto se reflejó y se vio confirmado por una verdadera avalancha de melodramas patrióticos con títulos tales como England Expects (1914), de George Loane Tucker, y Das Vaterland ruft (1914) de William Karfiol, favorecieron el reclutamiento presentando los problemas en términos simplistas, emotivos y patrioteros. El enemigo era representado como seres bestiales que cometían los más abyectos crímenes, sobre todo, violaciones e infanticidios, y los aliados tuvieron bastante éxito en el cultivo de la imagen del bárbaro salvaje. Las bestias negras favoritas fueron los pacifistas y los cobardes, los hombres que se mostraban reacios a alistarse. En England’s Call (1914), de David Ayliot, los retratos de de famosos héroes británicos, tales como Raleigh y Wellington, cobrarían vida para instar a los británicos a luchar por su país. A los pacifistas se les animó aa dejar de un lado sus escrúpulos, como en An Englishman’s Home, dirigida por Ernest G. Batley, y For the Empire, ambas de 1914.
Aunque esas películas, de temática curiosamente similar en ambos bandos, contribuyeron a propagar la fiebre bélica, el público comenzó a a hartarse de ellas tan pronto como comprendió la auténtica naturaleza del conflicto. En Francia, la producción cinematográfica descendió notablemente, pero en Gran Bretaña se puso de moda el cine documental, iniciando una tendencia que habría de dar lugar a la tradición documentalista británica.
Si los cineastas británicos se vieron cogidos por sorpresa por el estallido de la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914, no dieron la menor señal de que hubiera sido así. hacia finales de septiembre, cuando sólo habían transcurrido ocho semanas, se había rodado y estrenado, al menos, diecisiete películas que tenían como asunto el conflicto. Todas ellas era películas de una o dos bobinas, y, aunque algunas no era más que intentos rápidos y baratos de ganar dinero fomentado el odio a Alemania y sus aliados, unas cuantas fueron obras de destacados directores que mostraban las experiencias de hombres y mujeres corrientes. Dos ejemplos de este segundo enfoque fueron:
- Lest We Forget (1914), de Maurice Elvey, que giraba entorno a las aventuras de una muchacha británica atrapada en la frontera franco-alemana.
- Unfit; or, The Strength of the Weak (1914), de Cecil Hepworth, sobre un hombre rechazado por el ejército por razones médicas y que se convierte en reportero de guerra.
No obstante, la mayoría de las veces el tema bélico fue presentado en términos unidimensionales. La conversión de los cobardes, los objetores de conciencia y los pacifistas en general se convirtieron en uno los temas más recurrentes de las películas británicas de guerra, aunque el más común de todos era el de las supuestas crueldades , violaciones y otros comportamientos condenables del enemigo alemán De hecho, se dedicaron tantas películas a fomentar estos estereotipos que los espectadores podían preguntarse como los soldados alemanes tenían todavía tiempo o energía para luchar eficientemente. Probablemente la película más efectiva de toda esta series The Outrage (1915), dirigida por Cecil Hepworth, con la siguiente trama: Un militar alemán es asesinado en 1914 por el hijo de la muchacha que él violó cuando era teniente en la guerra franco-prusiana de 1870.
De cuando en cuando, los temas eran tratados sin embargo de manera más creíble y objetiva. Un hábil director americano de la London Film Company, George Loane Tucker, rodó OHMS: On Her Majesty's Service (1914)(1), una historia realista de espionaje sobre espías alemanes que se disfrazaba de caballeros de la City londinense para hacer saltar por los aires un tren del ejército. Luego vino England Expects (1914), que giraba en torno a un hombre denegocios pacifista, cuya resistencia a alistarse le hacía enfrentarse a la tradición familiar, ya que su padre había sido un héroe de la guerra anglo-boer y su abuelo había obtenido la Cruz de la Victoria.
Pero fue el director británico George Pearson quien realizó los primeros intentos realistas , con películas semidocumentales tales como:
- The Cause of the Great European War (1914)
- Incidents of the Great european War (1914)
Los “incidentes” mostrados en ambas películas eran en gran medida reconstrucciones de estudio y, aunque las películas adoptaban un tono que no pueden considerarse neutral, al menos se esforzaban por ofrecer una visión más objetiva de la realidad.
Los primeros noticieros consistieron fundamentalmente en secuencias no de
acción; vistas de las ciudades cercanas a los frentes, tropas entrenándose o biografías parcialmente manipuladas de líderes militares contemporáneos, como The Life of Lord Roberts VC (1914), de George Pearson. No obstante, para satisfacer la curiosidad del público sobre lo que estaba realmente ocurriendo, se hizo necesario conseguir materiales de los combates auténticos.Estos materiales no era fáciles de obtener. Los intrépidos operadores no sólo se exponían a los mismos peligros que las tropa, sino también a la desaprobación del alto mando, dispuesto a dar su aprobación únicamente a las imágenes aceptables de la lucha, pero también a molestar o incluso a ejecutar como espía a cualquier fotógrafo que intentara llegar demasiado lejos.
Geoffrey Malins |
Los operadores alemanes lo tuvieron más fácil, ya que normalmente se les concedía pases que les facilitaba el acceso a los frentes. Los primeros materiales que llegaron desde Alemania provocaron tanta excitación que los aliados se vieron obligados a aflojar sus condiciones con el fin de mantener su propaganda bélica a la misma altura. Una película oficial sobre la Royal Flying Corps, The Eyes of the Army (1916), tuvo tanto éxito que estimuló nuevos trabajos documentales.
La larga serie de noticiarios de batallas rodados por Geoffrey Malins y J. B. McDowell tuvo un gran impacto en la Gran Bretaña de retaguardia. Su La batalla del Somme (The battle of Somme, 1916), fue la primera película en mostrar la realidad de la guerra moderna, lo sombrío de la vida en las trincheras y de los terrenos de batalla abatidos por los obuses. Su famosa secuencia “en lo alto de la colina”, de la que se cree fue puesta en escena en un campo de entrenamiento lejos de los frentes fue uno de los fragmentos de película documental más conocidos surgidos de la guerra.
La larga serie de noticiarios de batallas rodados por Geoffrey Malins y J. B. McDowell tuvo un gran impacto en la Gran Bretaña de retaguardia. Su La batalla del Somme (The battle of Somme, 1916), fue la primera película en mostrar la realidad de la guerra moderna, lo sombrío de la vida en las trincheras y de los terrenos de batalla abatidos por los obuses. Su famosa secuencia “en lo alto de la colina”, de la que se cree fue puesta en escena en un campo de entrenamiento lejos de los frentes fue uno de los fragmentos de película documental más conocidos surgidos de la guerra.
La batalla del Somme. Secuencia |
(cont.)
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(1) Ese mismo año también se estreno otra película con el mismo acrónimo, OHMS: Our Helpless Million Saved, dirigida por Percy Moran, con una trama parecida: Un teniente del ejército británico impide que un grupo de espías alemanes vuele un depósito de agua.
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