El 17 de febrero de 1967 se estrenó El día de la lechuza (Il giorno della civetta), dirigida por Damiano Damiani. Protagonizada por Claudia Cardinale, Franco Nero, Lee J. Cobb, Tano Cimarosa, Nehemiah Persoff. Productora: Coproducción Italia-Francia; Corona Cinematografica/Euro International Film (EIA)/Les Films Corona / Panda Societa per L'Industria Cinematografica.
Sinopsis argumental: Adaptación de la novela homónima de 1961 de Leonardo Sciascia. La mafia siciliana, que domina la construcción, dispone de poderosos mecanismos para ejercer y mantener el poder. El punto de partida es el asesinato de un sindicalista y la desaparición de un hombre. Mientras la policía investiga a la esposa del desaparecido, las sospechas del Capitán Bellodi se centran en un importante mafioso, aunque no logra encontrar pruebas ni testigos que avalen su hipótesis, ya que su labor está siendo sistemáticamente obstruida desde las altas esferas.
Nominaciones y premios: Premios David di Donatello: 4 premios: Mejor actor, actriz, producción y Plato dorado.
Comentario: Película sencilla y sobria, que evita recurrir a lo espectacular para centrarse en el análisis; así, la historia, que parte de un asesinato, una desaparición y sigue los esfuerzos de un capitán de Carabinieri por conectar dichos sucesos con el capo mafioso local, sirve más bien para realizar una severa y exhaustiva crítica de la realidad siciliana. Por ello asistimos a las componendas entre Mafia y construcción, al clima de "Omertá" imperante, en el que todo el mundo mira hacia otro lado, y también a la lucha desesperada que emprenden el ya mencionado Capitán (que procedente del Norte de Italia, chocará contra los silencios y poderes locales) y la mujer del desaparecido (que se enfrentará a los prejuicios ajenos y a los propios).
La película, correctamente realizada, basa su realismo en unos personajes bien concebidos por Sciascia, que el guión adapta con bastante fidelidad; tanto el capitán (correcto Nero) como Rosa (estupenda Cardinale, y cómo no, guapísima) sirven para ejemplificar la lucha contra una realidad que nos es presentada como inevitable e inamovible (la conclusión de la película es, en este sentido, demoledora), y que se enmarca en unos usos y maneras provincianos de acertadísima elección. En efecto, el pueblo y sus habitantes rebosan credibilidad, y también los mafiosos, que habitualmente se prestan a cierta mitificación o caricatura, son aquí personajes llenos de verdad, empezando por Don Mariano (soberbia interpretación de Lee J. Cobb) y terminando por la amplia galería de secuaces que le acompañan.
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