El 28 de febrero de 1975 se estreno la película italiana El reportero (Professione: Reporter), dirigida por Michelangelo Antonioni. Protagonizada por Jack Nicholson, Maria Schneider, Jenny Runacre, Ian Hendry, Stephen Berkoff, José María Caffarel, James Campbell, Manfred Spies, Jean-Baptiste Tiemele, Charles Mulvehill, Ángel del Pozo, Narciso Pula, Gustavo Re, Joan Gaspart. Producción: Coproducción Italia-Francia-España; Compagnia Cinematografica Champion/CIPI Cinematografica S.A./Les Films Concordia.
Sinopsis argumental: Un desilusionado periodista emprende una peligrosa investigación sobre las intrigas políticas internacionales que facilitan la implantación de regímenes dictatoriales en algunos países africanos, lo que le hará vivir situaciones muy arriesgadas.
Nominaciones y premios: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película).
Comentario: Locke huye de su pasado (mujer, hijo adoptivo, profesión, puesto de trabajo), de si mismo y de su desesperación. Sobre todo, huye de una soledad asfixiante, como la del desierto que muestra la cámara con delectación y parsimonia. Su huida se convierte en interminable, porque no se puede huir de uno mismo y del propio pasado. Cuando se acelera el ritmo de la huida, ésta se convierte en persecución implacable, tensa y opresiva. No hay vida humana sin soledad, incomprensión, incomunicación y angustia, porque la vida está hecha de lodo, injusticia, suciedad y desesperación. Lo explica con elocuenica la parábola del ciego que recupera la vista. Los niños no son muestra de un futuro más humano: son las próximas víctimas de una vida implacable. Como la arena del desierto y el polvo del camino rural, la vida inunda al ser humano de contaminación, de aire irrespirable, de polución y suciedad: injusticia, crueldad, venganza, odio, insolidaridad. Según el realizador, la vida es suma de soledades, prueba de incomunicación, choque de egoísmos, combinación de persecuciones y huidas, que no aminoran el dolor y que causan frustración. El amor no ofrece lo que no puede dar y decepciona porque es superficial, efímero, insuficiente. Los símbolos de la muerte (cruces encaladas, ancianos ociosos, ejecuciones trasmitidas por TV) se ven por doquier. La evocación de la misma (panas irreparables de vehículos) y sus signos naturales (crepúsculo, anochcer y noche) saturan el campo de visión del espectador. La muerte quita sentido a la vida, le aporta un dramatismo lacerante y la hace insoportable. A la vez, sólo la muerte puede poner fin a la huida, la persecución, la soledad, la asfixia y la desolación.
La fotografía construye una narración pletórica de belleza, construida con flashbacks(1) sugerentes, travellings vibrantes, encuadres precisos, planos emocionantes y composiciones de armonías inusuales.
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(1) La analepsis (escena retrospectiva, flashback en inglés) es una técnica, utilizada tanto en el cine y la televisión como en la literatura, que altera la secuencia cronológica de la historia, conectando momentos distintos y trasladando la acción al pasado Se utiliza con bastante frecuencia para recordar eventos o desarrollar más profundamente el carácter de un personaje.
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