El 14 de febrero de 1950 se estrenó Madeleine, dirigida por David Lean. Protagonizada por Ann Todd, Norman Wooland, Ivan Desny, Leslie Banks, Barbara Everest, Barry Jones, Elizabeth Sellars, Patricia Raine, André Morell. Productora: The Rank Organisation.
Sinopsis argumental: Siglo XIX. Los Smith, una poderosa y rica familia de Glasgow, se trasladan a una nueva casa. Una de las hijas, Madeleine, es la niña de los ojos de su padre. Él desea que su hija se case con cierto caballero de notable posición, pero el corazón de Madeleine pertenece a un joven humilde...
Comentario: La película desarrolla una historia melodramática que combina el amor apasionado por un joven inmigrante francés, ambicioso y oportunista, los deseos de Madeleine de rechazarlo, la imposibilidad de hacerlo ante la cerrada negativa del mismo y sus terribles amenazas y la búsqueda por parte de ella de una salida a una situación insostenible. Se pone de manifiesto la dependencia y fragilidad de la mujer en la sociedad occidental de mediados del XIX, su condición de víctima fácil de los prejuicios sociales y la exclusión social a la que se condena a la mujer de la que se sospecha que ha mantenido relaciones extramatrimoniales. Las penas que recaen sobre la mujer en casos como el descrito provienen de la sociedad y, a la vez, de la propia familia. Pese a las acusaciones de muchos y al abandono de todos, la protagonista se erige en mujer fuerte, capaz de defender su dignidad como persona y mujer.
La música, a cargo de la Royal Philharmonic Orchestra, suma melodías alegres y románticas con fragmentos dramáticos. Combina interpretaciones de conjunto con actuaciones individuales en francés acompañadas al piano. Es excelente el solo final de violín. La banda sonora incluye sonidos distorsionados y silbidos penetrantes, de aires trágicos. La fotografía crea composiciones ricas en luces y sombras, basadas en combinaciones de diversos focos, de distinta intensidad y de colocación irregular. Ofrece contraluces emocionantes, como el paseo crepuscular a caballo. Se fija en detalles de valor simbólico, tan gratos a Lean (mano del padre, bastón en el suelo, pasos de espera). El guión explica una historia de sentimientos intensos y contrapuestos y de referencias ocultas y misteriosas, nunca esclarecidas. La interpretación del elenco es correcta y equilibrada. La dirección hace gala de gran pulso narrativo y notable fluidez expositiva.
La película corresponde al cine británico de Posguerra, modesto en recursos económicos, pero rico en valores narrativos y expresivos.
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