El 28 de febrero de 1953 se estrenó la película Yo confieso (I Confess), dirigida por Alfred Hitchcock. Protagonizada por Montgomery Clift, Anne Baxter, Karl Malden, Brian Aherne, O.E. Hasse, Dolly Haas, Roger Dann, Charles André, Judson Pratt. Productora y distribuidora: Warner Bros. Pictures.
Sinopsis argumental: La acción dramática tiene lugar en Quebec en torno a 1952. El inmigrante alemán Otto Keller (Hasse) trabaja como sacristán de la parroquia de Santa María y, los miércoles, como jardinero del abogado Vilette (Legare). Descubierto por éste cuando intentaba robar dinero de la caja, Keller le asesina y poco después confiesa su crimen al sacerdote Michael Logan (Clift). Obligado por el secreto de confesión, Logan guarda silencio y no se defiende cuando el inspector Larrue (Malden) le acusa de ser el autor del crimen. Logan es joven, sensible y de fuertes convicciones. Movido por el sentido del deber, guarda el secreto al que está obligado. Antes de su ordenación mantuvo relaciones amorosas con Ruth (Baxter).
Nominaciones y premios: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película).
Comentario: Largometraje que Alfred Hitchcock en escenarios naturales de la ciudad de Quebec (Canadá). Escrito por George Tabori y William Archibald, adapta de modo impecable, aunque con algunos cambios, la obra de teatro Nos deux consciences (1902), de Paul Anthelme.
La película suma drama y thriller. De educación católica en un colegio de jesuitas, Hitchcock relaciona la historia del film con temas religiosos de carácter confesional, como el sacramento de la penitencia, el voto de castidad, el celibato, el pecado, el adulterio, el secreto canónico de confesión, el perdón, la absolución, la indisolubilidad del matrimonio. La comprensión de estos temas y de la profunda carga moral que conllevan para un católico es necesaria para la correcta interpretación del sentido y alcance del drama que se explica. El perdón y la culpa son dos cuestiones sobre las que las confesiones cristianas mantienen posiciones diversas y enfrentadas. Las numerosas referencias confesionales dificultan la buena acogida general del film, su difusión y su nivel de aceptación.
El realizador deseaba desde hacía tiempo llevar a la pantalla la historia de un sacerdote católico que recibe la confesión de un asesinato del que posteriormente es considerado culpable. Cuando consigue que la Warner produzca la película, la dirección del estudio se niega a aceptar dos de sus más grandes deseos: que el protagonista tuviera un hijo con Ruth antes de su ordenación y que acabara condenado a muerte y ejecutado. De la obra original se mantienen dos ideas: la transferencia de culpabilidad y la confrontación de “dos conciencias”: la del capellán que oye en confesión a un asesino y la del amigo de un político casado con Ruth con la que mantuvo relaciones íntimas a su regreso de la guerra. La película se presenta adornada con algunos toques de humor y de ironía, especialmente agudos cuando Ruth acude a la policía para proporcionar una coartada a su amigo, pero lo que hace es facilitar a la policía lo que ésta entiende como el móvil del crimen.
Los cameos de Alfred Hitchcock son una constante en la mayoría de sus películas. En Yo confieso puede ser visto (después de los títulos créditos) cruzando unas escaleras.
La película está considerada la favorita entre los cineastas de la Nueva Ola francesa, de acuerdo con el cineasta/historiador Peter Bogdanovich.
La película fue censurada en Irlanda debido a que mostraba un sacerdote manteniendo una relación con una mujer (incluso cuando en la película, la relación tiene lugar antes de que el personaje se hiciera sacerdote).
Está considerada como una las mejores películas de la historia del cine.
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