El 5 de marzo de 1947 se estrenó la película estadounidense El justiciero (Boomerang), dirigida por Elia Kazan. Protagonizada por Dana Andrews, Jane Wyatt, Lee J. Cobb, Arthur Kennedy, Ed Begley, Sam Levene, Karl Malden. Productora y distribuidora: 20th Century Fox.
Sinopsis argumental: En una pequeña ciudad de Connecticut, un sacerdote es asesinado en plena calle, y los ciudadanos exigen una intervención contundente de la policía. Todos los testigos identifican a John Waldron como el autor del crimen, pero éste se declara inocente, aunque nadie le cree.
Nominaciones y premios: Nominada al Oscar: Mejor guión. Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor director.
Comentario: Segundo largometraje de Elia Kazan. El guión se basa en el artículo The Perfect Case, de Anthony Abbot, publicado en el Reader’s Digest”de diciembre de 1945.
La película es un trabajo modesto, breve, sencillo, relativamente previsible, pero consistente y convincente. Explica y justifica algunos principios básicos de la justicia, cuya aplicación requiere rigor, independencia y fortaleza. La narración es conducida por un narrador omnisciente que introduce el relato, lo contextualiza y lo explica de modo objetivo, veraz y sin prejuicios. Los hechos ponen de manifiesto las dificultades que con frecuencia ha de afrontar la investigación de un crimen cuyas causas y móviles no se conocen.
Elia Kazan aprovecha el desarrollo del drama para componer una denuncia social a su gusto. Ésta alcanza a los políticos y a sus manejos egoístas y cortos de miras, a los poderosos que tratan de influir sobre el curso de los acontecimientos en beneficio de intereses particulares, a la afición de la prensa al sensacionalismo y a los resultados rápidos, a las presiones ciudadanas que reclaman respuestas eficaces inmediatas, etc. Elabora las denuncias en paralelo al desarrollo de la historia y como factores de potenciación del drama. Prisas, intereses espurios, presiones interesadas y acciones movidas por celos excesivos, van formando gradualmente un entramado causal de difícil control que genera tensión y conflictos. La atmósfera que envuelve el film adquiere una textura densa y agobiante, que cala en el ánimo del espectador, le interesa y retiene su atención.
La película es un trabajo modesto, breve, sencillo, relativamente previsible, pero consistente y convincente. Explica y justifica algunos principios básicos de la justicia, cuya aplicación requiere rigor, independencia y fortaleza. La narración es conducida por un narrador omnisciente que introduce el relato, lo contextualiza y lo explica de modo objetivo, veraz y sin prejuicios. Los hechos ponen de manifiesto las dificultades que con frecuencia ha de afrontar la investigación de un crimen cuyas causas y móviles no se conocen.
Elia Kazan aprovecha el desarrollo del drama para componer una denuncia social a su gusto. Ésta alcanza a los políticos y a sus manejos egoístas y cortos de miras, a los poderosos que tratan de influir sobre el curso de los acontecimientos en beneficio de intereses particulares, a la afición de la prensa al sensacionalismo y a los resultados rápidos, a las presiones ciudadanas que reclaman respuestas eficaces inmediatas, etc. Elabora las denuncias en paralelo al desarrollo de la historia y como factores de potenciación del drama. Prisas, intereses espurios, presiones interesadas y acciones movidas por celos excesivos, van formando gradualmente un entramado causal de difícil control que genera tensión y conflictos. La atmósfera que envuelve el film adquiere una textura densa y agobiante, que cala en el ánimo del espectador, le interesa y retiene su atención.
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