El 31 de marzo de 1939 se estrenó la película estadounidense El perro de los Braskerville (The Hound of the Basrkervilles), dirigida por Sidney Lanfield. Protagonizada por Richard Greene, Basil Rathbone, Wendy Barrie, Nigel Bruce, Lionel Atwill, John Carradine, Barlowe Borland, Beryl Mercer, Morton Lowry, Eily Malyon. Producción y distribución: Twentieth Century-Fox Film Corporation (20th Century-Fox).
Sinopsis argumental: Durante más de doscientos años una maldición parece haber caído sobre la aristocrática familia de los Baskerville. Cuando Sir Charles es hallado muerto en extrañas circunstancias, el legendario Sherlock Holmes y su compañero Watson comienzan a investigar y llegan a la conclusión de que la próxima víctima será Sir Henry, el único miembro vivo de la familia y, por tanto, el heredero universal de la fortuna de los Baskerville.
Comentario: Tras numerosos Sherlocks en el cine inglés (Robert Rendel, Raymond Massey y, fundamentalmente, Arthur Wontner), en el cine alemán (Hans Albers) y en el cine norteamericano (Clive Brook y Reginald Owen), Fox pareció pretender aportar una visión definitiva del inmortal sabueso de Baker 221B. Para ello, además de dotar de un generoso presupuesto para contratar un exquisito reparto de intérpretes en su mayoría británicos y construir impresionantes decorados urbanos o bien de los tétricos páramos de Devon, optó - a diferencia de los anteriores Sherlocks mencionados - por ambientar la historia en la propia época victoriana en la que Conan Doyle imaginó la trama original. El director Sidney Lanfield acierta en la tensa secuencia de la persecución y ataque del mastín a Sir Henry pero sufre de un no muy lúcido desenlace anticlimático. Además demuestra una poco inteligente distribución de los decorados que le permitió, por ejemplo, ofrecer la monumental reconstrucción de un muelle (secuencia a fin de cuentas innecesaria) frente al somero y apresurado flashback en que se presenta la leyenda del mastín y Sir Hugo. Por su parte, Rathbone está digno, decidido y hasta influencial; algunos suponen que sobreactuado, pero siendo Holmes un maestro de la caracterización y el "camuflaje", es perfectamente lógico que viva interpretando su personaje como si fuera un actor frustrado. Nigel Bruce logra un Watson campechano y enérgico; ya habrá tiempo para dejar su aire simplón e imprimirle ese carácter bobalicón de algunos títulos de la futura saga de Universal sobre Holmes.
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