El 2 de marzo de 1947 se estrenó la película norteamericana Perseguido (Pursued), dirigida por Raoul Walsh. Protagonizada por Teresa Wright, Robert Mitchum, Judith Anderson, Dean Jagger, Alan Hale. Producción y distribución: United States Pictures/Warner Bros. Pictures.
Sinopsis argumental: Jeb Rand (Robert Mitchum) es un hombre atormentado por los recuerdos de su infancia. Adoptado a los cuatro años por Medora Callum (Judith Anderson), tras el asesinato de toda su familia, Jeb crece sin problemas en su nuevo hogar. Sin embargo, sus traumas infantiles vuelven una y otra vez a través de sus sueños. Y sus pesadillas se hacen realidad cuando reaparece el hombre que, después de acabar con su familia, no ha dejado de buscarlo durante años para acabar también con él.
Comentario: Notable western dramático de Raoul Walsh (1887-1980), casi olvidado e injustamente infravalorado durante mucho tiempo, hoy es considerado un film de culto. El guión es original del escritor y guionista Niven Busch (1903-91).
La película reune drama, drama psicológico, suspense, thriller, cine negro, romance y western. Esencialmente es un western psicológico de trazos negros. La narración corre a cargo del protagonista, que recuerda episodios de su pasado con la ayuda de flashbacks, que componen un largo y en realidad único flashback. El relato es un drama de tintes oscuros y de comportamientos impulsados por pasiones desatadas que responde a razones patológicas, obsesivas o transitorias. Los motivos abarcan celos, ira, envidia, odios, venganza, resentimiento y otras manifestaciones primarias. Los cambios por volubilidad de los sentimientos de algunos de los apoyos del héroe contribuyen a enrarecer la atmósfera del film y a llenarla de incertidumbre y amenazas. El desconocimiento por parte del protagonista y del público de los motivos que se hallan en el origen de los hechos aportan misterio y factores adiciones de preocupación y temor.
La pasividad del personaje, que se refugia en concepciones fatalistas para no reaccionar ante las amenazas presentidas y dejar en manos de la supuesta mala suerte que le persigue la marcha de los acontecimientos, aporta profundidad al melodrama, delata la fragilidad del protagonista e incrementa la tensión general. El crescendo dramático está sabiamente administrado por Walsh. La banda sonora aporta aullidos de murciélagos y sonidos de lechuzas y búhos, que potencian el poder terrorífico de la noche.
La historia, saturada de pasiones enfrentadas, giros y cambios, adquiere niveles altos de interés y de capacidad de absorción de la atención del público. Con todo, la falta de credibilidad de algunos lances y situaciones provoca en los espectadores más exigentes sentimientos de insatisfacción.
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