El 2 de abril de 1968 se estrenó la película británica 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey), dirigida por Stanley Kubrick. Guión de Stanley Kubrick & Arthur C. Clarke. Protagonizada por Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Daniel Richter, Leonard Rossiter, Margaret Tyzack, Robert Beatty, Sean Sullivan, Frank Miller, Penny Brahms, Alan Gilfford, Vivian Kubrick. Producción: Coproducción Reino Unido-EEUU; Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)/Stanley Kubrick Productions.
Sinopsis argumental: La secuencia inicial del filme se inicia con la imagen de la Tierra ascendiendo sobre la Luna, mientras que el Sol asciende a su vez sobre la Tierra, todos en alineación. En este momento comienza a escucharse la composición musical Así habló Zarathustra de Richard Strauss, la misma que acompaña, en su mayoría, la primera parte de la película titulada El Amanecer del Hombre.
El amanecer del hombre
Presenta la vida cotidiana de un grupo de primates en una árida sabana donde se les observa ramoneando en busca de alimento y conviviendo aparentemente de forma pacífica. Después uno de los miembros de esta manada es atacado y muerto por un leopardo. Se muestra su disputa con otros grupos de primates para poder beber el agua de una charca y por el espacio vital, pero sin llegar al contacto físico. Se muestra cómo estos primates temen a la oscuridad nocturna y a sus depredadores por lo que descansan con sueño nervioso en el fondo de una pequeña cueva.
En un amanecer, uno de los primates se despierta y encuentra enfrente del refugio un monolito negro, un bloque ortoédrico perfecto de varios metros de altura que provoca la alarma en el grupo y un primer momento de confusión y miedo. Al poco tiempo, se acercan y, confiando prudentemente, llegan incluso a acariciarlo. A la postre, uno de los simios se da cuenta de cómo utilizar un hueso como herramienta y arma al tiempo que se observan flashbacks mentales del monolito, sugiriéndose que este ha motivado ciertos cambios en la conducta de los primates y les ha dado cierto grado de conciencia sobre los recursos disponibles para sobrevivir debido a que ahora los monos son capaces de matar animales y comer carne. A la mañana siguiente le arrebatan el control de la charca a la otra manada, matando en el proceso al líder de la manada rival. Exultante con su triunfo, el primate vencedor lanza su hueso al aire, produciéndose una enorme elipsis temporal en la narración: el hueso que asciende en el aire, pasa a convertirse en un ingenio espacial que surca el espacio entre la Tierra y la Luna en el año 1999 de nuestra era; se lo ha denominado la "elipsis más larga de la historia del cine" de 4 millones de años.
TMA-1 (Anomalía Magnética de Tycho nº. 1)
En 1999 el Dr. Heywood Floyd viaja de la Tierra a la Luna, primero en un avión-cohete que lo eleva hasta una estación espacial en órbita. La maniobra de aproximación es una coreografía espacial con la música de El Danubio Azul de Johann Strauss (hijo). En la estación espacial la vida se hace en los anillos exteriores circulares, que poseen gravedad debido a la fuerza centrífuga de la rotación del conjunto, mientras que en la parte central, donde está el hangar para las naves, esta rotación no provoca gravedad.
Durante su estancia el Dr. Floyd realiza una videoconferencia con su hija en la Tierra y tiene un encuentro con científicos de otros países (incluida la URSS), en el que le preguntan sobre la extraña incomunicación con la base estadounidense de Clavius, y si son ciertos los rumores que apuntan a una epidemia en ella.
Después el Dr. Floyd continúa el viaje a la Luna y, de nuevo, el alunizaje se convierte en una coreografía acompañada de El Danubio Azul.
El cráter Tycho.
Allí, se revela el misterio: el Dr. Floyd ha viajado para hacerse cargo de la investigación del descubrimiento de un monolito negro de perfecta forma ortoédrica (la misma clase de monolito que apareció en la escena inicial) y superficie lisa, que se hallaba enterrado en el Cráter Tycho y que se descubrió durante un análisis magnético de la superficie lunar, por lo que fue bautizado TMA-1 (Tycho Magnetic Anomaly 1 o Anomalía magnética de Tycho nº 1). Hasta el momento el monolito se había resistido a cualquier tipo de análisis de su estructura o de sus características y tampoco había demostrado ningún tipo de actividad. Lo que quedaba claro es que se trataba de algo fabricado por una civilización extraterrestre avanzada, que había sido enterrado intencionadamente y que era la primera prueba real de la existencia de vida extraterrestre, por lo que se debía mantener en secreto de momento.
Así, viajan hasta la excavación y bajan a pie hasta el nivel del monolito, maravillándose al ver y tocar algo tan perfecto, plano e insondable. En ese momento está amaneciendo en esa parte de la Luna y el monolito, al recibir el primer rayo de sol desde que fue enterrado, emite una potente señal acústica que deja aturdidos a los presentes.
Misión a Júpiter
En el año 2001 la nave espacial Discovery 1 viaja hacia Júpiter con cinco tripulantes, tres en hibernación, dos despiertos, David Bowman y Frank Poole, y un supercomputador de última generación llamado HAL 9000 que gobierna la nave utilizando inteligencia artificial, lo que le permite comunicarse con los humanos mediante el habla. La vida a bordo es monótona: los tripulantes comen, duermen, hacen algo de ejercicio, juegan al ajedrez con HAL, comunican regularmente como se desenvuelve la misión, mantienen triviales conversaciones personales con sus conocidos de la Tierra (con el retardo de 7 minutos debido a la distancia) y poco más. Nada se dice acerca de la misión, más allá de una exploración del entorno de Júpiter, y no hay ninguna conversación que mencione a TMA-1 o algo relacionado.
Poco antes de llegar al punto de destino HAL 9000 pregunta a David Bowman si no tiene dudas sobre la misión y su secretismo, pero al responder éste negativamente, HAL se autointerrumpe para anunciar un fallo en una unidad de comunicaciones que podría dar lugar a la pérdida de la conexión con la Tierra. David Bowman sale del Discovery en una de las pequeñas naves esféricas con brazos de manipulación y sale de ella en un paseo espacial para reemplazar la unidad teóricamente averiada. Cuando regresa al interior todos los análisis de la unidad son correctos y desde el control de la misión, con un computador gemelo a HAL, tampoco encuentran ningún fallo, lo que pone en entredicho la fiabilidad de HAL 9000.
Bowman y Poole toman precauciones para que HAL no les oiga hablar sobre la posibilidad de desconectar sus funciones superiores, pero HAL consigue enterarse leyendo los labios de los astronautas. HAL vuelve a diagnosticar el fallo futuro de la unidad reemplazada, tomándose la decisión de volver a dejar la original para comprobar si acaba fallando o no, pero a la vez confirmando los problemas de fiabilidad de HAL. En este caso, es Poole el que sale a realizar la sustitución, pero cuando ha salido de la pequeña nave esférica, HAL toma el control de esta y la lanza sobre el astronauta, provocando la despresurización de su traje espacial y enviándolo lejos del Discovery.
Bowman no tiene claro qué ha pasado, HAL parece no saberlo tampoco y Frank no responde, por lo que monta en otra de las pequeñas naves y sale a rescatar a su compañero. Con Bowman fuera, HAL provoca la muerte de los tripulantes hibernados. Bowman consigue llegar hasta Poole, pero ya está muerto, así que lo recoge y regresa al Discovery, pero HAL no le abre el hangar, imposibilitándole entrar y haciéndole notar que sin el casco de su traje espacial la excursión podría ser mortal para él. Decide intentar una maniobra arriesgada que HAL no cree que pueda conseguir: abandona a Frank Poole en el espacio, abre con los brazos articulados de la pequeña nave la puerta exterior de emergencia del Discovery (cuya apertura manual escapa al control de HAL) y coloca la escotilla de su nave orientada hacia ella. Tras ello, activa la voladura de emergencia de su escotilla, siendo lanzado hacia el interior del Discovery, donde consigue presurizar la cámara de acceso.
Ya con casco, para evitar la despresurización provocada por HAL, Bowman va a desconectarlo y durante el recorrido HAL parece querer explicar lo sucedido, disculpándose por todo y pidiendo que no lo desconecte. Consigue entrar en la sala que contiene las funciones principales de HAL y David va extrayendo sus tarjetas de memoria una a una; poco a poco se van desconectando las funciones de HAL, que suplica compasión a David, pero cada vez con más problemas de comunicación hasta que parece retornar a sus funciones primordiales y primeras enseñanzas, tales como una canción (Daisy, Daisy, de Harry Dacre, 1892) y, por fin, se desactiva. Al quedar desconectado HAL, se pone en marcha una grabación que pone al corriente a David Bowman de cual es su verdadera misión: la investigación del origen de la señal emitida por TMA-1 en 1999, en un punto cercano a una de las lunas de Júpiter.
Júpiter y más allá del infinito
Unos meses después, David Bowman llega a los alrededores de Júpiter en el Discovery y sale en una de las naves esféricas a investigar un enorme monolito negro que orbita la luna Ío y que fue el origen de la señal similar a la del TMA-1 en 1999. No parece haber interacción alguna, pero de pronto, al acercarse hacia él considerablemente y hallarse frente a una conjunción astral lineal que forma una cruz latina y cristiana con el monolito situado perpendicularmente, David comienza un viaje extraño y alucinante, por unos paisajes psicodélicos de luz y color a gran velocidad, en ocasiones vagamente familiares.
La escena cambia repentinamente y Bowman se encuentra dentro de la pequeña nave pero, a la vez, en el interior de una extraña habitación decorada al estilo Luis XVI. Bowman sale de la nave, intentando entender qué es aquello. Finalmente, en una rápida sucesión, se ve a sí mismo cada vez más viejo hasta acabar moribundo en la cama frente al monolito. Repentinamente, Bowman toma forma de feto dentro de una esfera transparente en la cama de aquella habitación, pasando luego a flotar en el espacio sobre la Tierra en la escena que constituye un apoteósico final que, como al principio, utiliza la música de Así habló Zaratustra de Richard Strauss.
Nominaciones y premios: Oscar: Mejores efectos visuales. 4 nominaciones: incluyendo director y guión. Premios David di Donatello: Mejor producción extranjera. Premios BAFTA: mejor fotografía, mejor sonido y dos nominaciones. Premios Hugo: Mejor representación dramática.
Comentario: Es una película de ciencia ficción transversal, que aborda temas como la evolución humana, la tecnología, la inteligencia artificial y la vida extraterrestre. Se caracteriza por un notable realismo científico, por sus revolucionarios efectos especiales, sus ambiguas y surrealistas imágenes, el uso del sonido en lugar de las tradicionales técnicas narrativas y el mínimo uso del diálogo. La banda sonora incluye música de Richard Strauss (la introducción de Así habló Zaratustra), Johann Strauss hijo y György Ligeti que acompañan las imágenes del espacio. Alex North compuso una obra musical para la película, pero Stanley Kubrick no la incluyó, aunque salió a la luz de la mano de Jerry Goldsmith 25 años después. La dirección y diseño de los efectos visuales fueron obra de Kubrick, siendo supervisados por Wally Veevers.
El amanecer del hombre
Presenta la vida cotidiana de un grupo de primates en una árida sabana donde se les observa ramoneando en busca de alimento y conviviendo aparentemente de forma pacífica. Después uno de los miembros de esta manada es atacado y muerto por un leopardo. Se muestra su disputa con otros grupos de primates para poder beber el agua de una charca y por el espacio vital, pero sin llegar al contacto físico. Se muestra cómo estos primates temen a la oscuridad nocturna y a sus depredadores por lo que descansan con sueño nervioso en el fondo de una pequeña cueva.
En 1999 el Dr. Heywood Floyd viaja de la Tierra a la Luna, primero en un avión-cohete que lo eleva hasta una estación espacial en órbita. La maniobra de aproximación es una coreografía espacial con la música de El Danubio Azul de Johann Strauss (hijo). En la estación espacial la vida se hace en los anillos exteriores circulares, que poseen gravedad debido a la fuerza centrífuga de la rotación del conjunto, mientras que en la parte central, donde está el hangar para las naves, esta rotación no provoca gravedad.
Después el Dr. Floyd continúa el viaje a la Luna y, de nuevo, el alunizaje se convierte en una coreografía acompañada de El Danubio Azul.
El cráter Tycho.
Allí, se revela el misterio: el Dr. Floyd ha viajado para hacerse cargo de la investigación del descubrimiento de un monolito negro de perfecta forma ortoédrica (la misma clase de monolito que apareció en la escena inicial) y superficie lisa, que se hallaba enterrado en el Cráter Tycho y que se descubrió durante un análisis magnético de la superficie lunar, por lo que fue bautizado TMA-1 (Tycho Magnetic Anomaly 1 o Anomalía magnética de Tycho nº 1). Hasta el momento el monolito se había resistido a cualquier tipo de análisis de su estructura o de sus características y tampoco había demostrado ningún tipo de actividad. Lo que quedaba claro es que se trataba de algo fabricado por una civilización extraterrestre avanzada, que había sido enterrado intencionadamente y que era la primera prueba real de la existencia de vida extraterrestre, por lo que se debía mantener en secreto de momento.
Así, viajan hasta la excavación y bajan a pie hasta el nivel del monolito, maravillándose al ver y tocar algo tan perfecto, plano e insondable. En ese momento está amaneciendo en esa parte de la Luna y el monolito, al recibir el primer rayo de sol desde que fue enterrado, emite una potente señal acústica que deja aturdidos a los presentes.
Misión a Júpiter
En el año 2001 la nave espacial Discovery 1 viaja hacia Júpiter con cinco tripulantes, tres en hibernación, dos despiertos, David Bowman y Frank Poole, y un supercomputador de última generación llamado HAL 9000 que gobierna la nave utilizando inteligencia artificial, lo que le permite comunicarse con los humanos mediante el habla. La vida a bordo es monótona: los tripulantes comen, duermen, hacen algo de ejercicio, juegan al ajedrez con HAL, comunican regularmente como se desenvuelve la misión, mantienen triviales conversaciones personales con sus conocidos de la Tierra (con el retardo de 7 minutos debido a la distancia) y poco más. Nada se dice acerca de la misión, más allá de una exploración del entorno de Júpiter, y no hay ninguna conversación que mencione a TMA-1 o algo relacionado.
Poco antes de llegar al punto de destino HAL 9000 pregunta a David Bowman si no tiene dudas sobre la misión y su secretismo, pero al responder éste negativamente, HAL se autointerrumpe para anunciar un fallo en una unidad de comunicaciones que podría dar lugar a la pérdida de la conexión con la Tierra. David Bowman sale del Discovery en una de las pequeñas naves esféricas con brazos de manipulación y sale de ella en un paseo espacial para reemplazar la unidad teóricamente averiada. Cuando regresa al interior todos los análisis de la unidad son correctos y desde el control de la misión, con un computador gemelo a HAL, tampoco encuentran ningún fallo, lo que pone en entredicho la fiabilidad de HAL 9000.
Bowman y Poole toman precauciones para que HAL no les oiga hablar sobre la posibilidad de desconectar sus funciones superiores, pero HAL consigue enterarse leyendo los labios de los astronautas. HAL vuelve a diagnosticar el fallo futuro de la unidad reemplazada, tomándose la decisión de volver a dejar la original para comprobar si acaba fallando o no, pero a la vez confirmando los problemas de fiabilidad de HAL. En este caso, es Poole el que sale a realizar la sustitución, pero cuando ha salido de la pequeña nave esférica, HAL toma el control de esta y la lanza sobre el astronauta, provocando la despresurización de su traje espacial y enviándolo lejos del Discovery.
Bowman no tiene claro qué ha pasado, HAL parece no saberlo tampoco y Frank no responde, por lo que monta en otra de las pequeñas naves y sale a rescatar a su compañero. Con Bowman fuera, HAL provoca la muerte de los tripulantes hibernados. Bowman consigue llegar hasta Poole, pero ya está muerto, así que lo recoge y regresa al Discovery, pero HAL no le abre el hangar, imposibilitándole entrar y haciéndole notar que sin el casco de su traje espacial la excursión podría ser mortal para él. Decide intentar una maniobra arriesgada que HAL no cree que pueda conseguir: abandona a Frank Poole en el espacio, abre con los brazos articulados de la pequeña nave la puerta exterior de emergencia del Discovery (cuya apertura manual escapa al control de HAL) y coloca la escotilla de su nave orientada hacia ella. Tras ello, activa la voladura de emergencia de su escotilla, siendo lanzado hacia el interior del Discovery, donde consigue presurizar la cámara de acceso.
Ya con casco, para evitar la despresurización provocada por HAL, Bowman va a desconectarlo y durante el recorrido HAL parece querer explicar lo sucedido, disculpándose por todo y pidiendo que no lo desconecte. Consigue entrar en la sala que contiene las funciones principales de HAL y David va extrayendo sus tarjetas de memoria una a una; poco a poco se van desconectando las funciones de HAL, que suplica compasión a David, pero cada vez con más problemas de comunicación hasta que parece retornar a sus funciones primordiales y primeras enseñanzas, tales como una canción (Daisy, Daisy, de Harry Dacre, 1892) y, por fin, se desactiva. Al quedar desconectado HAL, se pone en marcha una grabación que pone al corriente a David Bowman de cual es su verdadera misión: la investigación del origen de la señal emitida por TMA-1 en 1999, en un punto cercano a una de las lunas de Júpiter.
Júpiter y más allá del infinito
Unos meses después, David Bowman llega a los alrededores de Júpiter en el Discovery y sale en una de las naves esféricas a investigar un enorme monolito negro que orbita la luna Ío y que fue el origen de la señal similar a la del TMA-1 en 1999. No parece haber interacción alguna, pero de pronto, al acercarse hacia él considerablemente y hallarse frente a una conjunción astral lineal que forma una cruz latina y cristiana con el monolito situado perpendicularmente, David comienza un viaje extraño y alucinante, por unos paisajes psicodélicos de luz y color a gran velocidad, en ocasiones vagamente familiares.
La escena cambia repentinamente y Bowman se encuentra dentro de la pequeña nave pero, a la vez, en el interior de una extraña habitación decorada al estilo Luis XVI. Bowman sale de la nave, intentando entender qué es aquello. Finalmente, en una rápida sucesión, se ve a sí mismo cada vez más viejo hasta acabar moribundo en la cama frente al monolito. Repentinamente, Bowman toma forma de feto dentro de una esfera transparente en la cama de aquella habitación, pasando luego a flotar en el espacio sobre la Tierra en la escena que constituye un apoteósico final que, como al principio, utiliza la música de Así habló Zaratustra de Richard Strauss.
Nominaciones y premios: Oscar: Mejores efectos visuales. 4 nominaciones: incluyendo director y guión. Premios David di Donatello: Mejor producción extranjera. Premios BAFTA: mejor fotografía, mejor sonido y dos nominaciones. Premios Hugo: Mejor representación dramática.
Comentario: Es una película de ciencia ficción transversal, que aborda temas como la evolución humana, la tecnología, la inteligencia artificial y la vida extraterrestre. Se caracteriza por un notable realismo científico, por sus revolucionarios efectos especiales, sus ambiguas y surrealistas imágenes, el uso del sonido en lugar de las tradicionales técnicas narrativas y el mínimo uso del diálogo. La banda sonora incluye música de Richard Strauss (la introducción de Así habló Zaratustra), Johann Strauss hijo y György Ligeti que acompañan las imágenes del espacio. Alex North compuso una obra musical para la película, pero Stanley Kubrick no la incluyó, aunque salió a la luz de la mano de Jerry Goldsmith 25 años después. La dirección y diseño de los efectos visuales fueron obra de Kubrick, siendo supervisados por Wally Veevers.
Fue estrenada el 2 de abril de 1968 en Washington D.C. y el 3 en el Cinerama Theatre Broadway de la ciudad de Nueva York. En un inicio recibió críticas polarizadas, destacándose sobre todo sus efectos visuales y su abstracción de la trama, lo que los críticos tomaron como uno de los puntos débiles de la película. Pero en la actualidad es una de las películas más aclamadas de la cinematografía norteamericana y mundial, sus avanzados efectos especiales lo hicieron acreedor de un premio Óscar en dicha categoría. En 1991 fue incluida en el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos debido a su "significancia cultural o histórica" en la vida norteamericana.
La parquedad y concisión de los diálogos ha hecho que muchos espectadores consideren incomprensible y difícil de entender la película de Kubrick. Y sus abundantes elipsis narrativas e incluso visuales producen en ocasiones cierta sensación de incoherencia. Pero esta incomprensibilidad e incoherencia son sólo aparentes. En realidad, toda la película tiene un claro y definido hilo argumental. Así lo demuestran los escritos del propio Arthur C. Clarke o de otros científicos que asesoraron a Kubrick durante la producción de la película, como el astrofísico Carl Sagan.
Aunque la historia narrada en 2001: Una Odisea del Espacio se ocupa de diversos temas, la misma se centra sobre todo en dos cuestiones fundamentales: la evolución de la conciencia y el contacto con civilizaciones extraterrestres. Los cuales a su vez se conjugan en un único tema de mayor calado filosófico aún: la especulación sobre hasta qué punto es posible que la evolución de la conciencia humana haya sido un proceso inducido por seres superiores de origen extraterrestre.
En este sentido, la película se inicia (antes aún de los títulos de crédito) con la perspectiva de algo que está despegando de la Luna y que desde ella se dirige hacia la Tierra. Se trata de una nave espacial extraterrestre. Sus tripulantes son quienes vienen sembrando los planetas de monolitos o "centinelas", que sirven para balizar la existencia de formas de vida en el Universo y también para inducir en la vida un salto cognitivo. La película empieza cuando acaban de poner el monolito en la Luna y se dirigen a instalar otro similar en la Tierra: el momento clave, para la raza humana, en que van a inducir un salto evolutivo en las formas de vida terrestres. De manera significativa, la música de fondo que suena es el poema sinfónico Así habló Zaratustra de Strauss, basado en la obra homónima de Friedrich Nietzsche, es decir, en la Biblia nietzscheana del superhombre, en la cual el filósofo germano teoriza con gran lirismo sobre cómo, igual que el hombre había superado al mono haciendo de este un ser irrisorio, así el hombre sería superado en el futuro por el superhombre, el cual haría del hombre, a su vez, un ser irrisorio.
Pero, asimismo, el monolito lunar que acaban de enterrar los viajeros planetarios, servirá para indicar a sus constructores cuando los pobladores de la Tierra, muchos millones de años más tarde, han alcanzado un nivel tecnológico que les ha permitido alcanzar su satélite. Por eso cuando es desenterrado, lanza un pitido insoportable: esta es la señal que se dirige hacia donde está "la puerta de las estrellas", para indicar a quienes dejaron el monolito o "centinela", que un nuevo salto evolutivo se ha producido en esa forma de vida que habita la Tierra.
2001: Una odisea espacial marcó un hito por su estilo de comunicación visual, sus revolucionarios efectos especiales, su realismo científico y sus proyecciones vanguardistas.
La parquedad y concisión de los diálogos ha hecho que muchos espectadores consideren incomprensible y difícil de entender la película de Kubrick. Y sus abundantes elipsis narrativas e incluso visuales producen en ocasiones cierta sensación de incoherencia. Pero esta incomprensibilidad e incoherencia son sólo aparentes. En realidad, toda la película tiene un claro y definido hilo argumental. Así lo demuestran los escritos del propio Arthur C. Clarke o de otros científicos que asesoraron a Kubrick durante la producción de la película, como el astrofísico Carl Sagan.
Aunque la historia narrada en 2001: Una Odisea del Espacio se ocupa de diversos temas, la misma se centra sobre todo en dos cuestiones fundamentales: la evolución de la conciencia y el contacto con civilizaciones extraterrestres. Los cuales a su vez se conjugan en un único tema de mayor calado filosófico aún: la especulación sobre hasta qué punto es posible que la evolución de la conciencia humana haya sido un proceso inducido por seres superiores de origen extraterrestre.
En este sentido, la película se inicia (antes aún de los títulos de crédito) con la perspectiva de algo que está despegando de la Luna y que desde ella se dirige hacia la Tierra. Se trata de una nave espacial extraterrestre. Sus tripulantes son quienes vienen sembrando los planetas de monolitos o "centinelas", que sirven para balizar la existencia de formas de vida en el Universo y también para inducir en la vida un salto cognitivo. La película empieza cuando acaban de poner el monolito en la Luna y se dirigen a instalar otro similar en la Tierra: el momento clave, para la raza humana, en que van a inducir un salto evolutivo en las formas de vida terrestres. De manera significativa, la música de fondo que suena es el poema sinfónico Así habló Zaratustra de Strauss, basado en la obra homónima de Friedrich Nietzsche, es decir, en la Biblia nietzscheana del superhombre, en la cual el filósofo germano teoriza con gran lirismo sobre cómo, igual que el hombre había superado al mono haciendo de este un ser irrisorio, así el hombre sería superado en el futuro por el superhombre, el cual haría del hombre, a su vez, un ser irrisorio.
Pero, asimismo, el monolito lunar que acaban de enterrar los viajeros planetarios, servirá para indicar a sus constructores cuando los pobladores de la Tierra, muchos millones de años más tarde, han alcanzado un nivel tecnológico que les ha permitido alcanzar su satélite. Por eso cuando es desenterrado, lanza un pitido insoportable: esta es la señal que se dirige hacia donde está "la puerta de las estrellas", para indicar a quienes dejaron el monolito o "centinela", que un nuevo salto evolutivo se ha producido en esa forma de vida que habita la Tierra.
2001: Una odisea espacial marcó un hito por su estilo de comunicación visual, sus revolucionarios efectos especiales, su realismo científico y sus proyecciones vanguardistas.
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