El 1 de mayo de 1948 se estrenó la película estadounidense Berlin Express, dirigida por Jacques Tourneur. Intérpretes: Robert Ryan, Merle Oberon, Charles Korvin, Paul Lukas, Robert Coote, Reinhold Schünzel, Roman Toporow, Peter von Zerneck, Otto Waldis, Fritz Kortner, Michael Harvey, Tom Keene. Producción y distribución: RKO Radio Pictures.
Sinopsis argumental: Varios personajes de distintas nacionalidades se verán envueltos en una trama de espionaje: el estadounidense Robert Lindley (Robert Ryan), los franceses Lucienne (Merle Oberon) y Perrot (Charles Korvin),el alemán Bernhardt (Paul Lukas), el inglés Sterling (Robert Coote) y el ruso Maxim (Roman Toporow). Todos juntos resueltos a acabar con el enemigo común que representaba los rescoldos del régimen nazi.
Comentario: Aunque las referencias a las diferencias entre EEUU y la URSS son continuas -sobre todo al famoso veto soviético en los asuntos internacionales-, el mensaje de optimismo y de entendimiento entre ellos no cesa ni un momento. Ahora sabemos lo lejos que quedaba la realidad, que en pocos años iba a levantar un telón de acero entre ellos.
En los primeros años de la posguerra los aliados, y sobre todo Estados Unidos, necesitaban demostrar al mundo entero que no iban a permitir otro conflicto bélico.
Para ello tenían que hacer creer -y creérselo ellos mismos- que las potencias vencedoras estaban más unidas que nunca. Para este propósito utilizaron diversas herramientas de propaganda, entre ellas una de las más eficaces: el cine. Así nació Berlín Express.
La cinta, desde el principio hasta el final, es una metáfora de la situación que se estaba viviendo; con una simbología explícita y hasta cargante. Así, en el arranque, una paloma blanca es abatida de un disparo. Si por algún casual el espectador no se había dado cuenta del significado de tal escena -la paz mundial amenazada- una voz en off se encargaba de explicarlo de forma redundante.
Berlín Express” se estructura de una forma demasiado perfecta, casi sin fisuras, lo que aumenta su artificialidad aún más. Prácticamente comienza con un documental de Frankfurt. Las ruinas de la ciudad machacada por las bombas son un aviso de lo que puede ocurrir si vuelve la inestabilidad a la zona.
Enmarcando la película, el final es más de lo mismo; esta vez Berlín y sus edificios derruidos son los protagonistas de las imágenes. Pero la historia de ficción también sigue un estudiado guión. Dos viajes de tren, uno en el primer tercio y otro en el último, son el inicio de la trama y su resolución.
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