El 31 de mayo de 1995 se estrenó la película francesa El odio (La haine), dirigida por Mathieu Kassovitz. Protagonizada por Vincent Cassel, Hubert Koundé, Saïd Taghmaoui, Abdel Ahmed Ghili, Solo, Joseph Momo, Héloïse Rauth, Rywka Wajsbrot, Olga Abrego, Laurent Labasse, Choukri Gabteni, Nabil Ben Mhamed, Benoît Magimel, Mathieu Kassovitz, Anthony Souter. Productora: Les Productions Lazennec/Le Studio Canal +/La Sept Cinéma/Kasso inc. Productions.
Sinopsis argumental: Tras una noche de disturbios en un barrio marginal de las afueras de París, tres amigos adolescentes, Vinz, Saïd y Hubert (un judío, un árabe inmigrante y un boxeador amateur negro, respectivamente), son testigos de un hecho, en el que su amigo Abdel resulta herido por la policía. El deambular por la ciudad, la violencia entre bandas y los conflictos con la policía son las constantes en las 24 horas siguientes de la vida de estos jóvenes.
Nominaciones y premios: Festival de Cannes: Mejor dirección. Premios del Cine Europeo: premio de la juventud. Premios Cesar: Mejor película, producción y montaje. 10 nominaciones.
Comentario: La película empieza con una noche de motines (con banda-sonora: Bob Marley and the wailers-burnin' and lootin) con el agitado y violento combate nocturno que oponen las fuerzas del orden contra la juventud cabreada de la ciudad de les Muguets, Chanteloup-les-Vignes (1978), tras la paliza que Abdel Ichah, de sólo 16 años, ha recibido en una comisaría de policía y que le ha ocasionado heridas que lo tienen en un estado de coma grave.
La película, rodada en blanco y negro, es un estudio sociológico que muestra la cruda realidad de los suburbios de París, en los que sus habitantes se enfrentan al racismo, a la discriminación y al paro, con ira pero también con cierto escepticismo como el caso de Said. El film reflexiona sobre la situación política, social y económica en la que viven los jóvenes marginados de los suburbios.
La anécdota de un hombre cayendo al vacío y pensando que "por el momento todo va bien", expuesta al comienzo y al final del film, es la imagen con la que Mathieu Kassovitz busca describir el estado de tensión en el que viven los tres personajes protagonistas.
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