miércoles, 3 de septiembre de 2014

Efemérides de cine: La solterona

El 2 de septiembre de 1939 se estrenó la película estadounidense La solterona (The Old Maid), dirigida por Edmund Goulding. Protagonizada por Bette Davis, Miriam Hopkins, George Brent, Donald Crisp, Jane Bryan, Louise Fazenda, Jerome Cowan, Janet Shaw, William Hopper, Rand Brooks
Productora y distribuidora: Warner Bros. Pictures.
Sinopsis argumentalCuando Delia Lovell (Miriam Hopkins) está punto de casarse con Jim Ralston, su antiguo novio Clement Spender (George Brent) aparece, y entonces su hermana Charlotte (Bette Davis) tratará de calmarle, al tiempo que sabremos que también ella está enamorada del visitante, quien pronto se ira a la guerra dejándole como herencia un recuerdo eterno.
ComentarioTercer melodrama protagonizado por Bette Davis de los cuatro que Edmund Goulding realiza (1937-41) par la Warner. Escrito por Casey Robinson, adapta la obra de teatro The Old Maid (1935), ganadora de un premio Pulitzer, de Zoe Akins, primera mujer que obtiene este premio. La obra de Akins dramatiza la novela breve The Old Maid (1924), de Edith Wharton (1862-1937).
La obra es, a la vez, un drama de época y una historia de mujeres, que se inicia junto con las hostilidades de la Guerra Civil. La obra forma parte de las cuatro cintas protagonizadas por Bette Davis que Goulding realiza para la Warner entre 1937 y 1941: Aquella mujer (That Certain Woman, 1937), La solterona (The Old Maid, 1939), Amarga victoria (Dark Victory, 1939) y "La gran mentira" (1941), tetralogía de cuidada dirección y de realización elegante y digna. Contiene una brillante interpretación de Bette Davis, que exhibe una amplia variedad de registros a medida que pasa el tiempo y su personalidad se torna seca, oscura, atormentada, autoritaria e impositiva. Ofrece, además, un interesante duelo interpretativo de Davis y Hopkins, que llena la pantalla, trasmite vibración al relato y hace las delicias del espectador. La ambientación visual y el vestuario están resueltos con corrección y propiedad. La progresión dramática es admirablemente. El final, por el contrario, es abrupto e intempestivo.
La obra explora diversas cuestiones sociales, como la moral puritana, la estigmatización de la madre soltera y de sus hijos, la doble vara moral para juzgar el comportamiento de hombres y mujeres, la visión complaciente de la separación de las clases sociales, los prejuicios sobre los matrimonios interclasistas, el culto al dinero y a los privilegios sociales, etc.

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