El 25 de octubre de 1928 se estrenó la película francesa La pasión de Juana de Arco (La Passion de Jeanne d'Arc), del director y guionista danés Carl Theodor Dreyer. Protagonizada por Maria Falconetti, Eugene Silvain, André Berley, Maurice Schutz, Antonin Artaud, Michel Simon, Jean d'Yd, Louis Ravet, Armand Lurville, Jacques Arnna, Alexandre Mihalesco, Léon Larive. Productora: Societé generale de films. Distribuidora: Gaumont.
Sinopsis argumental: Guerra de los Cien Años (siglos XIV y XV). En 1431, Juana de Arco, después de haber conducido a las tropas francesas a la victoria, es arrestada y acusada de brujería. Ella declara haber recibido de Dios la misión de salvar a Francia, pero es procesada y condenada a morir en la hoguera.
Comentario: Es ampliamente considerada como un hito del cine, sobre todo por su producción, la dirección de Dreyer y la actuación de Falconetti, que ha sido descrita como una de las mejores de la historia del cine.
Sensacional narración basada principalmente en la fuerza visual de los consecutivos primerísimos planos que sirven para acentuar la capacidad dramática de los actores casi por completo revelada en sus rasgos faciales, con especial mención para una inolvidable Renée Falconetti, en cuya mirada, marcada por unos expresivos ojos, vamos desarrollando una fascinación sensitiva inigualable que solo puede ser apreciable en su esplendor en pantalla grande, espléndido uso del montaje y magistral utilización de la fotografía por parte de un operador que luego seguiría en Hollywood una carrera como director, Rudolph Maté.
La pasión de Juana de Arco representa el triunfo de la imagen sobre la palabra, que ciertamente es donde se sustenta el virtuosismo en el cine y se convierte en una de las más grandes obras maestras del mismo. La mística al servicio del arte.
Cuando se encontró una copia de la obra, largo tiempo perdida, se le asoció un acompañamiento musical de Johann Sebastian Bach, lo que a juicio de muchos es un error ya que el filme debía seguir siendo mudo. El elemento callado tiene un valor místico. Así lo han comprendido B. Amengual, Bazin y Ayfre; este último escribe: "ese silencio (de sonidos, de palabras, de música) nos hace presentir un silencio de distinta profundidad". Y termina diciendo sobre la técnica del filme y su alcance espiritual: "Juana sabe escuchar en el silencio de sus voces las voces del silencio que, antes de ser las del arte, son las de la fe".
No hay comentarios:
Publicar un comentario