El 25 de septiembre de 1955 se estrenó la película francesa Las maniobras del amor (Les grandes manoeuvres), escrita y dirigida por Rene Clair. Protagonizada por Michèle Morgan, Gérard Philipe, Brigitte Bardot, Jacques Fabbri, Pierre Dux, Jean Desailly, Jacques François, Yves Robert. Productora: Filmsonor/Rizzoli Film/S.E.C.A./Cinétel. Distribuidora: Cinédis/United Motion Pictures Organization (UMPO).
Sinopsis argumental: Armande de la Verne (Gérard Philipe), un célebre mujeriego, apuesta que puede seducir a cualquier mujer. La elegida es la divorciada Marie-Louise Rivere (Michèle Morgan). La amenaza de la guerra es el telón de fondo de las "maniobras" de seducción. Mientras intenta ganar la apuesta, el Don Juan se enamora locamente de la bella y decidida Marie-Louise.
Nominaciones y premios: Premios David di Donatello: mejor producción.
Comentario: Primera película en color de René Clair, que escribe, coproduce y dirige.
La película define los personajes con toques irónicos y caricaturescos. Exagera la debilidad Armande por las mujeres, la seriedad y madurez de Marie-Louise, la empalagosa amabilidad de Victor Duverger (Jean Desailly), la vanidad del teniente Félix Leroy (Yves Robert), la inocencia maliciosa de Lucie (Brigitte Bardot), la sumisión del coronel (Pierre Dux) a su mujer, la cerrazón de mente de las hermanas de Victor. La obra es una fábula sobre el amor, concebido como un juego imprevisible y no gobernable. Abundan los lances, incidencias, casualidades, imprevistos y similares que desbordan ironía, humor y gracia, que se suceden sin interrupción. La comicidad visual evoca a Charlot y Keaton y las sutilezas del propio Clair de los años 30. Son escenas destacables la riña de Armande y Félix, el duelo a pistola entre ambos, la caída de la pila de paquetes que Victor aporta a la tómbola de Cruz Roja, los toques finales del vestido de novia de Alicia (Catherine Anouilh), la espera de Giselle y otras. La acción tiene lugar en los días inmediatamente anteriores a la entrada en guerra de Francia, lo que aporta al relato un suave toque agridulce.
La música aporta melodías románticas, marchas militares, valses vieneses y canciones de cabaret, muy a tono con el relato. La fotografía usa planos lejanos e intermedios muy descriptivos, yuxtapone escenas breves, pasa de una escena a otra inesperadamente, mediante fundidos o enlazándolas con un objeto común a dos planos sucesivos. Destaca la acusada preferencia por los colores pastel, crema, grises y rosas pálidos, que sumergen al espectador en una atmósfera onírica. Enriquecen las imágenes unos decorados excelentes y un vestuario de gran elegancia. El guión y la dirección combinan la madurez del autor con la gracia y encanto de su etapa de juventud. La interpretación de los protagonistas sacrifica su lucimiento al servicio de la comicidad.
La película ofrece un recital delicioso de elegancia, ironía y humor.
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