lunes, 2 de marzo de 2015

Estereotipos cinematográficos de la mujer (I)

Estereotipos cinematográficos de la mujer

Dos grandes etiquetas pueden agrupar los variadísimos roles femeninos en la historia del cine: las malas y las tontas, como corresponde a la doble forma de asumir la presencia femenina en el cine: o se la sublima y fetichiza o se las burla y desprecia. Pero esta simplificación no se corresponde con la realidad que se ve en las salas de cine. Molly Haskell estudió los prototipos de vamp, de virgen, de madre, de mujer profesional, de chica buena... Especialmente el prototipo de femme fatale o vamp ha sido ampliamente estudiado, pero también existen otros que llegan a desplegarse como variedades dialectales de una misma lengua, por ejemplo el de madre: madre sufridora, madre castradora, madre desnaturalizada, madre sin hijos... Los estereotipos más comunes asignados a la mujer en el cine son:
  • La chica buena. Lo es porque acepta el sistema, es sufridora, ingenua y conformista. Suele ser joven, pero discretamente hermosa y generalmente de clase social y nivel cultural medio-bajo. Su aspiración es ser feliz con un buen esposo toda la vida. No podía ser otra que Olivia de Havilland en Lo que el viento se llevó (Gone With the Wind, 1939) de Victor Fleming.

  • El ángel. De piel de cordero y lobo en su interior, da el perfil de la anterior pero es la más peligrosa, puesto que en su falsedad es ambiciosa y capaz de cualquier cosa en beneficio propio. Repetimos película, Lo que el viento se llevó, pero en este caso nos referimos a la protagonista, la bella Scarlet O’Hara, interpretada por Vivien Leigh.


  • La virgen. En sus variedades de virgen sumisa y virgen rebelde o virgo potens. Estas mujeres hacen de su renuncia sexual su fundamental característica, en algunos casos de forma beatífica y en otras aproximándose más a la mujer guerrera, tipo Juana de Arco. El proceso de Juana de Arco (Procès de Jeanne d'Arc , 1962) de Robert Bresson.

  • La beata/solterona. Son mujeres solas, rozando la cincuentena, poco agraciadas, con vocación religiosa y en algunos casos de personalidad reprimida, oscura y amargada. Una obra maestra La tía Tula (1964) de Miguel Picazo.
  • La chica mala: Es una variedad de ángel pero de mayor juventud, adolescente, a la caza y captura de un hombre maduro. Suele provocar tensión sexual y problemas éticos a los hombres que considera sus objetivos. Su finalidad puede llegar a ser sencillamente el divertimento: es la Lolita. Por antonomasia, la Lolita (1962) de Stanley Kubrick.
  • La guerrera. Mujeres por lo general de corte histórico mítico, al estilo de las amazonas que anteponen la lucha a otras facetas personales. Suelen ser también muy atractivas y renunciar a los hombres o renunciar a su condición de guerreras por un hombre. Véase Conan el Bárbaro (Conan the Barbarian, 1982) de Jonh Milius y El señor de las bestias (The Beastmaster,1982) de Don Coscarelli.






























  • La femme fatale o vamp. Es la mujer mala por naturaleza, la perdición de los hombres, la otra chica del gánster (suelen tener una buena/tonta y otra de este estilo). Son ambicionas, peligrosas y fatales para el hombre que se encapricha de ellas. Tienen cierta tendencia a la autodestrucción. De alto poder de seducción y malas costumbres morales y físicas, su belleza y juventud se terminan marchitando hasta llegar a la enfermedad o la muerte como justo castigo a sus vidas disolutas. Carmen es una variedad étnica de esta categoría. Películas como La dalia azul (The Blue Dahlia, 1946), de George Marshall y Femme fatale (2002) de Brian de Palma, la representan.































(cont.)

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