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La cenicienta. Hermosas, jóvenes e ingenuas, las cenicientas ascienden socialmente sin pretenderlo y por amor, superando para ello muchos obstáculos a veces sin intención o voluntad de hacerlo. Dos ejemplos, aunque hay muchos más:
- La zapatilla y la rosa: La historia de la Cenicienta (The Slipper and the Rose: The Story of Cinderella, 1976) de Bryan Forbes.
- Pretty Woman (1990) de Garry Marshall.
- La turris eburnea. La mujer torre de marfil, inalcanzable y por ello más deseable. Es fuerte, fría e inflexible, fácilmente fetichizable. Como Rita Hayworth en La dama de Shanghai (The Lady from Shanghai, 1947) de Orson Welles.
- La reina negra/bruja/viuda negra. En función del género en el que se inscriban pueden ser monstruosas o belleza embriagadora, pero siempre serán perversas y dispuestas a hacer el mal por conseguir el dominio sobre algo o alguien, o por el simple placer sádico. Su variante moderna es la dominatrix. Un ejemplo lo encontramos en:
- El caso de la viuda negra (Black Widow, 1987) de Bob Rafelson o
- Kirikú y la Hechicera (Kirikou et la sorcière, 1998 ) de Michel Ocelot.
- La villana. Cumple el rol de oposición al héroe masculino. Las mujeres Bond son un buen ejemplo de ello. Suelen combinar juventud, belleza, inteligencia y destreza física para enfrentamientos y escapadas de situaciones comprometidas. Una buena dosis de masculinidad de comportamiento no les impide ser sexualmente muy activas y despreocupadas. Así son Sharon Stone en Instinto Básico (Basic Instinct, 1992) de Paul Verhoeven.
- La superheroína. También de corte masculino en comportamiento se diferencia de la anterior por sentido de actuación al servicio de la comunidad en correlato con el mismo estereotipo masculino. Así es Angelina Jolie en Lara Croft: Tomb Raider (2001) de Simon West.
- La dominatrix. Procedente fundamentalmente del cómic, como la anterior, fundamenta su vida con los hombres en relaciones de poder sadomasoquista. Imponentes de aspecto, independientes, económicamente solventes, encarnan los personajes protagonistas de los ero-thriller, manteniendo continuamente un pulso con los hombres que a veces ganan. Hallie Berry es Catwoman (2004) de Pitof.
- El cine es siempre un testimonio de su realidad. Así, y aunque siempre han existido mujeres víctimas de violencia tanto simbólica como explícita (física, verbal y psicológica), en los últimos años aparece de forma reivindicativa la figura, ya estereotipo, de la mujer maltratada. Siempre ha existido esta forma de violentar a la mujer, desde formas sutiles de menosprecio hasta la violencia explícita:
- La naranja mecánica (1971) de Stanley Kubrick.
- Perros de paja (1971) de Sam Peckinpah.
- Sólo mía (2001) de Javier Balaguer.
- Solas (1999) de Benito Zambrano.
- Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995) de Agustín Díaz Yánez.
- Ciudad del silencio (2006) de Gregory Nava.
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