Un jardín en Brujas
Traducción de Vanesa García Cazorla
Errata Naturae Editores
Madrid
Madrid
2015
152 págs.
Delicadeza y precisión, imaginación y vida. Charles Bertin escribió esta suerte de novela autobiográfica, este relato memorialístico emocionante, en estado de gracia, ofreciéndonos uno de los mejores textos de la literatura belga del siglo XX.
Pocas novelas han narrado el «gran mundo» que puede encerrar un «pequeño jardín» como ésta. Jardín de la memoria, jardín de recodos y escondrijos en los que aún habita, más misteriosa y colorida que nunca, la infancia. Territorio en el que encontrarse de nuevo, volviendo la vista atrás, con la intimidad de una abuela, que es, sobre todo, compañera de aventuras, descubridora del mundo, cómplice en las primeras lecturas e incluso consoladora de tristezas; y también, al mismo tiempo una «pequeña dama» comprometida con su tiempo, con la vida de las demás mujeres, humilde y poderosa a la vez, una conciencia viva, un verdadero referente moral: es decir, una anciana con la misma energía que un niño.
Para el pequeño Bertin pasar los dos meses de vacaciones con su abuela en Brujas supone, cada verano, la recompensa suprema a sus esfuerzos escolares. La abuela Thérèse-Augustine, frustrada por haber sido retirada del colegio demasiado joven por un padre que privilegió la formación de sus hijos varones, y siempre ávida de aprender, arrastra a su nieto a los inmensos territorios del saber y el amor a la existencia. Es ella, sin ninguna duda, quien da vida y puebla este jardín, quien comparte la infancia de su nieto para insuflarle su magia y su tesón.
Delicado pero no blando, intimista pero no ensimismado, este doble retrato está construido con una ternura, valga la paradoja, «punzante». No hay aquí, gracias a una prosa ejemplar, digresiones gratuitas, melancolía de escaparate: todo lo que se dice en este libro es exacto y verdadero; y, además, bellísimo.
Un clásico contemporáneo de la literatura europea, una historia escrita con una elegancia única.
Charles Bertin (Mons, 1919–Sint-Genesius-Rode, 2002), es uno de los escritores belgas más singulares del siglo XX, con una obra muy personal y exquisita. Crecido en el seno de una burguesía austera, Charles Bertin se doctoró en Derecho y ejerció la abogacía de 1942 a 1947, siendo Jefe de Gabinete del ministro de Trabajo belga hasta 1949. Comenzó a escribir muy pronto: publicó sus primeros poemas, mientras estudiaba, en una revista de la universidad. Estos primeros versos llamaron la atención de Paul Valéry y lo acercaron también a Marcel Thiry, quien se convertirá más adelante en uno de sus mejores amigos. En 1961 publicó su primera novela, Journal d’un crime; a la que seguirán Le Bel âge (1964), Les Jardins du désert (1981), Le Voyage d’hiver (1989) y Un jardín en Brujas.. Todas ellas le valdrán numerosos premios y distinciones, como el Premio Rossel, el Premio Triennal du roman, el Premio Jules Verne o el Gran Premio de novela de la Société des gens de lettres. También poeta y dramaturgo, en 1967 se convirtió en miembro de la Académie royale de langue et de littérature françaises de Belgique.
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