Emilia Serrano García, tras su primer casamiento Emilia Serrano de Wilson, de viuda baronesa de Wilson, en segundas nupcias Emilia Serrano de Tornel (Granada, 3 de enero de 1833? - Barcelona, 1 de enero de 1922), escritora, poeta y periodista española.
Se discute su verdadero año de nacimiento; algunos afirman que fue en 1833 o 1834, aunque en todo caso fue en Granada y se educó en París junto a sus padres, el notario y diplomático Ramón Serrano y su esposa, María García. De inteligencia precoz, fue una lectora voraz que acumuló una gran cultura en los varios idiomas que dominaba. Conoció en persona a Alfonso de Lamartine, Alejandro Dumas hijo (de quien tradujo el drama El hijo natural, Valparaíso, 1861) y Francisco Martínez de la Rosa, escritores que luego colaboraron en las revistas que fundó, como Revista del Nuevo Mundo o La Caprichosa (Madrid, 1859). En París, en 1852, conoció al poeta José Zorrilla, quien se enamoró locamente de ella y la nombró en sus versos bajo el nombre de "Leila", según afirma Narciso Alonso Cortés le contó ella misma; parece que difícilmente podría haberse enamorado el poeta de una niña de nueve años, así que posiblemente nació en 1833 y rondaba los diecinueve o veinte, ya que era una costumbre bastante común entre las señoras de aquella época quitarse años.
Emilia fundó y dirigió diversas revistas femeninas. Redactó en París en El Eco Hispano-Americano; fundó y dirigió La Nueva Caprichosa en La Habana; entre 1906 y 1912; dirigió El Último Figurín en Madrid (1871-1872); en Lima El Semanario del Pacífico; en México, El Continente Americano; en Barcelona, La Crónica Ilustrada. Colaboró en decenas de revistas y periódicos y escribió gran número de novelas que publicó en París, Madrid, Barcelona, México o La Habana.
En París conoció al barón de Wilson, con el que contrajo matrimonio; enviudó dos años después, y la hija que tuvo con él tampoco sobrevivió; se volvió a casar con el dr. Antonio García Tornel, con cuyo apellido firmó ocasionalmente. En 1865 viajó a América por primera vez, y la realidad americana la impresionó hasta el punto de volver otras cinco veces para recorrer por completo el continente, desde Canadá a la Patagonia, pasando allí un total de unos catorce años, que aprovechó para documentar sus libros de tema americano. En ellos se mostró más aventurera, biógrafa y científica que turista: La ley del progreso. Páginas de instrucción pública para los pueblos sud-americanos (Quito, Imp. Nacional, 1880), quedó gratamente sorprendida por la elegancia, belleza e inteligencia de la joven Marieta de Veintimilla, sobrina del entonces presidente ecuatoriano Ignacio de Veintimilla, quien la recibió en el Palacio de Carondelet de Quito; Una página en América. Apuntes de Guayaquil a Quito (Quito, Imp. Nacional, 1880); Americanos célebres (Barcelona, Tipolit. de los Suc. de N. Ramírez y C.ª, 1888), De Barcelona a México (Barcelona, Imp. de "El Partido Liberal, 1891), América en fin de siglo (Barcelona, Imp. de Henrich y C.ª, 1897), El mundo literario americano (Barcelona, Maucci, 1903), Maravillas americanas (Barcelona, Maucci, 1910), etc. Visitó en París a la reina Isabel II en el exilio. De regreso a España estuvo algún tiempo en Sevilla, donde entabló amistad con Fernán Caballero. Desde 1873 reside en Madrid, donde colabora en revistas como La Guirnalda y asiste a las reuniones de la sociedad femenina "Las hijas del sol", que preside la condesa de Priegue. A fines del XIX se asentó en Barcelona, donde permanecerá trabajando incansablemente hasta su fallecimiento, acaecido el uno (según algunos, el diez) de enero de de 1922. Actualmente, y ya en vida ocurrió así, es más famosa en Hispanoamérica que en España, porque la vida itinerante y cosmopolita que llevó le impidió echar raíces firmes en ninguna memoria autóctona.
Además de las obras ya citadas, la lista de sus títulos es prácticamente inacabable; cultivó la poesía en Las siete palabras de Cristo en la Cruz (París, Adm. de La Caprichosa, 1858) y El camino de la Cruz (París, Rosa y Bouret, 1859); la novela en El Ángel de la paz (París, Rosa y Bouret, 1859); la leyenda histórica: Alfonso el Grande (París, Imp. de Wolder, 1860) y ¡¡Pobre Ana!! (Madrid, Imprenta de Juan Antonio García, 1861); el ensayo educativo femenino Almacén de las señoritas (París, Rosa y Bouret, 1860) y los libros de viajes: Manual, o sea Guía de los viajeros en Francia y Bélgica (París, Rosa y Bouret, 1860) y Manual, o sea Guía de los viajeros en Inglaterra, Escocia e Irlanda... para uso de los americanos (París, Rosa y Bouret, 1860), entre otros muchos.
Volúmenes biográficos son América y sus mujeres (Barcelona, Est. Tip. de Fidel Giró, 1890) y Bocetos biográficos. Mujeres ilustres de América (1899).
Otros libros suyos son La familia de Gaspar (Ferrol, La Coruña, El Eco, 1867), El ramillete de pensamientos (Ferrol, La Coruña, El Eco Ferrolano, 1868), La senda del deber (París, Rosa y Bouret, 1869), Sembrar para recoger (París, Libr. de Rosa y Bouret, 1870), El árbol sano y el vicioso, o Rosas y abrojos (París, Libr. de Rosa y Bouret, 1870), La miseria de los ricos (Historia de dos millones) (Madrid, 1872), la novela Los pordioseros del frac (Madrid, Jesús Gracia, 1875), Almeraya. Leyenda árabe (México, Edición de "El Nacional", 1883), Del cielo a la tierra (Barcelona, Henrich, 1896), Cuatemoc o el Mártir de Izancanac. Novela histórica (Barcelona, Henrich, s.f.), etc.
Emilia Serrano realizó también traducciones, sobre todo de autores franceses y colaboró en numerosos periódicos y revistas. Rue socia de honor de diversas instituciones, como la Sociedad de Escritores y Artistas de Madrid, la Unión Iberoamericana, la Casa de América de Barcelona, la Academia de Declamación y Bellas Letras de Málaga, el Ateneo de Lima, etc. Entre sus premios figuran la Medalla de Oro de la Cruz Roja o la distinción de Comendadora de la Orden del Libertador Bolívar, en Venezuela.
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