Cuando visitó Europa en 1881 fue aclamado en todas partes como una gran celebridad. Se vio agasajado por el mundo artístico y científico de París y Londres, donde dio numerosas conferencias y deleito al Príncipe de Gales con imágenes animadas de pugilistas. En esencia, el Zoopraxiscopio consistía en una linterna que proyectaba imágenes sobre una pantalla procedentes de fotografías impresas sobre un disco de vidrio giratorio, que producía la ilusión del movimiento.
El movimiento de las imágenes
Desgraciadamente poco después de la vuelta de Mybridge a Estados Unidos en 1882, su hasta entonces fructífera colaboración con el plutócrata Lleland Stanford terminó en una serie de enconados pleitos. Era evidente que su relación se había enfriado cuando Stanford organizó la publicación de un espectacular libro, El caballo en movimiento, escrito por un tal doctor J. D. B. Stillman. Aunque el libro utilizaba las fotografías de Muybridge (y, al redibujarlas, las desvirtuaba), su nombre no aparecía para nada ni en la portada ni en las páginas interiores.
Hombre subiendo las escaleras, 1884-1885. Fotografía. Doheny Memorial Library, Los Ángeles, Estados Unidos |
Justamente indignado, Muybridge se querelló contra el editor y Stanford, viéndose luego atrapado por una serie de pruebas poco concluyentes sobre derechos del autor, patentes y temas financieros.
Pero Muybridge dio muestras de una indomable resistencia frente a las adversidades. Debido quizás a la necesidad de financiar sus pleitos, reduplicó sus energías en la promoción de sus descubrimientos y trabajos. Para 1884 encontró un nuevo mecenas en la Universidad de Pensylvania, que ofreció fondos para Muybridge y su aparato, así como para iniciar una investigación más exhaustiva sobre el movimiento humano y animal.
En 1887, los resultados estuvieron listos para su publicación. El juego completo de setecientas ochenta y un magníficos fotograbados dio lugar a un espléndido libro, Animal Locomotion. An Electro-Photographic Investigation of Consecutive Phases of Animal Movement. Se vendió al asombroso precio de 600 dólares, pero los suscriptores podían adquirir pequeñas selecciones del mismo, y el interés de la gente se vio asegurado por las fotos de mujeres desnudas realizando diversas actividades.
(cont.)
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