El camino de los difuntos
Traducción de Laura Salas Rodríguez
Periférica
Cáceres
2015
56 págs.
El camino de los difuntos es una nouvelle, pero de una brevedad fuera de lo común. Es una descripción autobiográfica, escrita en primera persona, con un agilísimo e intenso estilo novelístico, que impresiona, conmueve y hace pensar.
La narración se sitúa en París en los años ochenta del siglo XX y trata sobre la solicitud de asilo político en Francia de Javier Ibarrategui, licenciado en letras que trabajaba como maestro de escuela y ocupó puestos organizativos en el grupo terrorista ETA. Cuando comenzaron las detenciones en España tras los atentados terroristas de ETA, huyó a Francia.
Allí obtuvo estatuto de refugiado y durante diez años vivió en París, trabajando como mecánico y luego como librero. Abandonó la militancia etarra e incluso se manifestó por escrito contrario al asesinato de Carrero Blanco y a la continuación del terrorismo en la lucha por la “causa vasca”.
Pero su estatuto de refugiado le fue retirado en la época de Giscard d’Estaing, cuando España fue considerada de hecho una nación democrática. Luego, Ibarrategui solicitó que se le volviera a conceder el asilo por miedo a la persecución de etarras por los GAL. Al autor de esta narración, François Sureau, le tocó llevar su caso y los de otros refugiados vascos en los tribunales franceses. El relato es, a pesar de su brevedad, ameno y espléndido.
El abogado y escritor François Sureau (Paris, 1957) es colaborador de la revista Figaro Littéraire y trabaja en el Consejo de Estado de Francia. Tiene publicado un buen número de obras de narrativa, con tres galardones en los Premios Colette (1988), L’Academie (1990) y Méditerranée (2003), y algún ensayo. Esta su primera publicación en castellano.
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