"Cuando Mr. Bunny se ríe, se ríe todo el país, desde San Francisco hasta Stepney Green. Cuando frunce el entrecejo, todo el mundo se asusta. Su desesperación es increíble. Su sufrimiento insoportable. Su ira espeluznante. Su terror es como el de todo un ejército." The Saturday Reviews, Londres, hacia 1913.
Cuando John Bunny falleció en abril de 1915, el autor de su necrológica en la revista cinematográfica inglesa The Bioscope finalizaba diciendo:
"Ha dejado tras de sí una obra considerable. El actor de cine tiene una gran desventaja sobre el de teatro, pues su reputación no es de naturaleza efímera, de las que sólo se conservan vivas una vez acabada su carrera mediante la memoria y la tradición. Nuestros nietos podrán seguir deleitándose con el genial sentido del humor de John Bunny, y no existe el temor de que ese aprecio se vea alguna vez teñido de dudas acerca de la sagacidad crítica de sus abuelos".
En 1915 era lógico pensar que el cine era un medio imperecedero. El paso del tiempo ha demostrado que no es así. De las más de 150 películas de John Bunny (ninguna de las cuales duraba más de tres bobinas) se conservan unas pocas, y no precisamente las más celebradas. Sin embargo, durante los cuatro años que duró su carrera cinematográfica, este hombre fue el cómico más famoso del cine americano, ya que el florecimiento de Chaplin en la Essanay comenzó justo cuando él se murió. Su fama llegaba a todo el mundo, sus películas se exhibían en todos los países, y tenía fans hasta en lugares tan remotos como Rusia, donde le conocían como "Poxon". Resulta actualmentente imposible juzgar la calidad de Bunny como actor, pero de su popularidad como cómico han llegado numerosos testimonios.
Hacerlos llorar
Nació en Brooklyn el 21 de septiembre de 1863, era hijo de un oficial naval británico que se había instalado en Estados Unidos. Según una versión, el joven Bunny vendió lazos para zapatos y otros artículos en los mercados de Nueva York antes de convertirse en actor; según otra más prosaica, trabajo en la Estación Central de dicha ciudad. Pero lo que está claro es que, a los 20 años, se encontraba ya en los escenarios, trabajando en los espectáculos musicales, óperas cómicas, vodevil, etc., permaneciendo en ellos hasta 1910. Aunque sus personajes se basaban primordialmente en su enorme gordura (hacia el final de su vida pesaba unos 136 kilogramos), Bunny se movía con gran agilidad e incluso gracia, y poseía una espléndida mímica. No le gustaba la idea de limitarse a ser el típico "gordo" gracioso, y afirmaba que, en cierta ocasión había conseguido hacer llorar al público durante una representación de ópera.
Las versiones sobre cómo llegó al cine difieren unas de otras, pero, según el director de la Vitagraph, Albert E. Smith, Bunny se presentó cierto día de 1910 en los estudios de Flatbush y sin dar detalles de su experiencia artística, pidió que se le contratara como actor a cambio del salario estándar de 40 dólares semanales. En el teatro había llegado a cobrar 150, pero deseaba probar un nuevo campo. La Vitagraph dió pronto a conocer su identidad. Bunny tuvo un gran éxito desde el primer momento; y, para 1912, cobraba ya 1.000 dólares a la semana. Trabajó duro para conseguirlo y, como los restantes intérpretes de la Vitagraph, ayudó a construir y pintar decorados. Pero en un sentido fue afortunado: como la Vitagraph fue la primera productora en divulgar el nombre de sus actores, Bunny comenzó a ser muy pronto conocido por el público. Defendió celosamente ese privilegio. Cuando el estudio contrató a otro actor cómico gordo, el ex-enterrador Hughie Mack, Bunny insistió en que el nombre de éste no apareciera para nada en la publicidad. Entonces la Vitagraph anunció que no necesitaba ya más hombres "gordos" en su elenco de actores y fue acusada de practicar la discriminación.
(cont.)
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