Los renos están descansando después de Navidad, pero vamos a ver a su primo de las zonas templadas, el ciervo. Una verdadera estrella de cine, cuyo encuentro casual con un personaje a menudo es un momento crucial en la película. Diez ejemplos de puros bosque, de Disney Lynch vía Cimino y Miyazaki.
Es una cuestión de mirada. O más bien, de intercambio de miradas. De película a película, este encuentro entre los humanos y los ciervos, cara a cara es intenso y con frecuencia incongruente. Esta reunión se ha convertido en un punto clave y casi un cliché: cuando el hombre y el ciervo, se enfrentan, la acción queda suspendida. El espacio de un instante más o menos fugaz, rotura mágico ocurre en los cuentos, el tiempo se congela y queda suspendido en este misterioso juego de miradas.
El animal siempre aparece en un momento crucial en la vida del héroe de la película: siempre en un un momento de elección, al comienzo de una nueva vida, en busca de la verdad, perseguido por la policía (o zombies), etc. Cuando todo parece perdido, aparece el ciervo. Majestuoso animal, casi legendario. Entre unicornio y esfinge. Con sus dulces ojos, el ciervo es el yin y el yang del bosque. Filósofo y primitivo, es humana para dispensar un mensaje de sabiduría mezclado con salvajismo.
1.- Bambi (1942), de David Hand. Con esta película todos los niños del mundo han aprendido que sus madres son mortales, y que la figura paterna, indiscutible. Cuando el pequeño cervatillo pierde a su madre, asesinada brutalmente por los cazadores, pierde también su inocencia. Desamparado, es el momento en que vislumbra la silueta de su padre, un ciervo majestuoso de los bosque más impenetrables, lejano y aún inaccesible. Bambi por fin encuentra un objetivo, una verdadera razón para vivir. ¡Tu serás un ciervo, hijo mío!.
2.- El cazador (The Deer Hunter, 1978), de Michael Cimino. Antes de partir para Viernam, dos amigos se preparan para ir de caza, del ciervo. Michael (Robert De Niro) tiene una ética y sigue una regla ancestral: respetar a u presa y matarla de un solo balazo. Esta secuencia se toma su tiempo en un bosque de Pennsylvanie se hará eco del terrible juego de la ruleta rusa impuesto a los soldados americanos por sus captores vietnamitas. El antiguo ritual de caza responde al salvaje rito de la ruleta, sádico asesino que no conoce ninguna regla.
3.- Memoria letal (The Long Kiss Goodnight, 1996), de Renny Harlin. Esta vez el choque no puede ser evitado. El accidente tiene lugar. Y una dulce maestra de un pueblecito americano que padece amnesia gracias a esta colisión recupera su pasado. La escena es sorprendente, angustiosa y bestial, después de golpear al ciervo, la heroína acaba con la pobre bestia retorciéndole el cuello con un movimiento brusco. La imagen de Geena Davis agarrando las astas del ciervo es alucinante. La revelación se produce: la insignificante Samantha en realidad era un asesina profesional. Las antiguas costumbres y hábitos regresan solos...
4.- Princesa Monokoke (Mononoke Hime, 1997), de Hayao Miyazaki. En la película de Miyazaki, el ciervo es simplemente un dios que tiene el poder de vida y muerte sobre todo los habitantes del planeta. Con sus variados bosques que forman una impresionante corona, es el más majestuoso de los ciervos cinematográficos. Representa las leyes naturales de las que dependen el equilibrio del medio ambiente mundial. Cuando es abatido, el mundo vacila. Pero, un dios esencialmente es inmortal, por lo que renacerá bajo una forma más diabólica... Atención a la reencarnación del ciervo.
5.- Una historia verdadera (The straight story, 1999), de David Lynch. Tiene 73 años y no tiene permiso de conducir. A bordo de un tractor, Alvin recorrerá los pocos kilómetros que lo separan de su hermano enfermo. En el trayecto conoce a una mujer, histérica, que caba de tener un accidente al toparse con un ciervo y se queja insistentemente de que estos animales puedan deambular libremente por la carretera. Ella opina que estos accidentes fortuitos se producen con cada vez con mayor frecuencia, lo que es un peligro para los automovilistas. Este encuentro con el rey del bosque no tiene nada de poético o conceptual. este pragmático. ¿Qué hara Alvin? Supuestamente, lo menos esperado. Alvin se come al ciervo. De nuevo, Lynch pulveriza todo los clichés.
6.- La reina (The Queen, 2006), de Stephen Frears. Ella es la reina de la Gran Bretaña, pero tiene sus dudas. Es un periodo difícil para su Majestad. Estamos al final de 1997, su nuera Lady Di, acaba de morir, el país está en ascuas y el 10 de Downing Street está ocupado por unos jóvenes políticos. En su residencia escocesa del castillo del Balmoral Isabel no entiende nada y se encierra en un silencio real. En plena vorágine, toma un poco de aire fresco y cruza la mirada con la de un ciervo en la bruma matinal. Esta visión la inspira: su decisión está tomada, aparecerá ante su pueblo. Pero también ha comprendido trágicamente: su mundo se ha derrumbado.
7.- Un profeta (Un prophète, 2009), de Jacques Audiard. ¿Como un ladrón encarcelado durante seis años se convierte en un caïd? Al cruzarse con un ciervo, por supuesto. Fue durante un permiso supervisado que Malik, integrado en una banda de delincuentes corsos con intenciones deshonestas, tiene el presentimiento de la colisión con la bestia. El accidente es evitado justo en el último momento y Malik se convierte en un profeta, al que los otros acaban temiendo...
8.- Essential Killing (2010), de Jerzy Skolimowski. Perseguido por las tropas estadounidense, un taliban huye al desierto, en la inmensidad nevada de ese país oriental. Primero, depredador, se ha convertido en una angustiada presa. La animalidad se haya en el corazón de la película de Skolimowski, una butal caza al hombre, pero a la vez poética y estilizada. El fugitivo debe matar para sobrevivir, para alimentarse, para vestirse. Pero enfrentado a un ciervo que aparece de repente a alguno metros de él, renuncia a la violencia, en un escaso intervalo tomo una súbita toma de conciencia. No debe turbarse el orden de este mundo virgen y puro, ni siquiera una vez, para tratar...
9.- La próxima vez apuntaré al corazón (La prochaine fois je viserai le cœur, 2014), de Cédric Anger. El asesino en serie interpretado por Guillaume Canet tiene algo fascinante: a la vez cerebral y bestial, el parece tener tanto miedo como sus víctimas. Policía de profesión, desprecia a sus colegas que son incapaces de capturarlo... Cédric Anger diseña este thriller de entre cine negro y romanticismo. Sofocante, con este psicópata, encerrado en coches donde atrapa a sus víctimas. Un día, se traslada al bosque para oír la berrea de los ciervos. Momento de paz casi onírico en el que el asesino trata de desembarazarse de ese instinto criminal que le domina. Después, se completará su descenso a los infiernos.