Ver un accidente aéreo, un desvío de un avión de su ruta o un amerizaje forzoso como en Sully (2016), provoca que nos pongamos "cardíacos", y más cuando se está encerrado en una cabina a 10.000 metros de altitud... Chesley “Sully” Sullenberger (Tom Hanks), es un piloto aéreo que en 2009 se convirtió en un héroe cuando, al poco de despegar, su avión se averió y logró realizar un aterrizaje forzoso del aparato en pleno río Hudson, en Nueva York, con 155 pasajeros a bordo. Su hazaña se ha convertido en la nueva película de Clint Eastwood, estrenada en España el 4 de noviembre de 2016. Un rarísimo caso con final feliz, al menos en la vida real.
En el cine, la cosa es un poco diferente: supervivientes, se encuentran a menudo, de lo contrario, se acabó la historia. En la década de 1970 del pasado siglo, las películas de catástrofes aéreas estaban de moda y, de hecho, dio lugar a una franquicia, la saga de Aeropuerto (Airport, 1970), Aeropuerto 75 (Airport 1975, 1974), Aeropuerto 77 (Airport '77, 1977), Aeropuerto 80 (The Concorde: Airport '79, 1979), esta última con Alain Delo de comandante y Sylvia Kristel de azafata...
¡Abróchense los cinturones de seguridad, bajen sus cabezas, prepárense para el impacto!
1.- El vuelo del Fenix (The Flight of the Phoenix, 1965), dirigida por Robert Aldrich, con James Stewart, Richard Attenborough, Peter Finch, Ernest Borgnine, George Kennedy, Ian Bannen, Dan Duryea, Ronald Fraser, Christian Marquand, Hardy Krüger. Cuando un avión militar de carga se ve obligado a aterrizar en pleno desierto del Sahara debido a una tormenta de arena, la única esperanza de salvación para los viajeros, es seguir las instrucciones de un proyectista de aviones alemán que les propone construir un aeroplano a partir de las piezas del avión averiado: el "Fénix". En caso contrario, todos estarían condenados a morir de insolación o de inanición. Un estudio, seco y violento, como también sabía realizarlos Aldrich, de un grupo humano frente al peligro. Relaciones de dominación o sumisión, unión o desunión, todo está en la película. Tiene un remake, El vuelo del Fenix (Flight of Phoenix, 2004), dirigida por John Moore y producida por el hijo de Aldrich, cuarenta años después.
¡Abróchense los cinturones de seguridad, bajen sus cabezas, prepárense para el impacto!
1.- El vuelo del Fenix (The Flight of the Phoenix, 1965), dirigida por Robert Aldrich, con James Stewart, Richard Attenborough, Peter Finch, Ernest Borgnine, George Kennedy, Ian Bannen, Dan Duryea, Ronald Fraser, Christian Marquand, Hardy Krüger. Cuando un avión militar de carga se ve obligado a aterrizar en pleno desierto del Sahara debido a una tormenta de arena, la única esperanza de salvación para los viajeros, es seguir las instrucciones de un proyectista de aviones alemán que les propone construir un aeroplano a partir de las piezas del avión averiado: el "Fénix". En caso contrario, todos estarían condenados a morir de insolación o de inanición. Un estudio, seco y violento, como también sabía realizarlos Aldrich, de un grupo humano frente al peligro. Relaciones de dominación o sumisión, unión o desunión, todo está en la película. Tiene un remake, El vuelo del Fenix (Flight of Phoenix, 2004), dirigida por John Moore y producida por el hijo de Aldrich, cuarenta años después.
2.- Aeropuerto 77 (Airport '77, 1977), de Jerry Jameson (1977). La tercera entrega y la mejor de la franquicia Aeropuerto. Con una impresionante pléyade de actores: Jack Lemmon a la cabeza, seguido de Christopher Lee, Joseph Cotten, Olivia De Havilland, James Stewart. El Dos Tres Sierra es un avión de colosales proporciones, un Jumbo único de la Stevens Corporation, cuyo presidente, Philip Stevens, es también el propietario de la colección de pintura más importante del país. En un vuelo que transporta, además de importantes personalidades, algunas de sus últimas adquisiciones, el avión cae al mar en el Triángulo de las Bermudas y se hunde rápidamente, pero los pasajeros siguen vivos dentro del aparato. Dato de interés: !el avión acaba en el fondo del océano, alimentando otra faceta de suspense, ¿cómo reflotarlo?. Caso raro de aventura aérea y submarina al mismo tiempo.
3.- Aterriza como puedas (Airplane!, 1980), dirigida por Jim Abrahams, David y Jerry Zucker. El vuelo 209 de la Trans American sale de Los Ángeles con destino a Chicago. Entre el pasaje se encuentran una serie de curiosos personajes. Entre ellos, un ex-piloto de combate que, en pleno vuelo, se verá obligado a hacerse con el mando del avión comercial, tras quedar los pilotos indispuestos por una comida en mal estado. Siguiendo la lógica de la moda del cine de catástrofes: he aquí su parodia. El gas hilarante de los ZAZ (iniciales del trio de directores) a través de elaborados, gags, provoca guiños y risas, en una sucesión de sketchs alocadamente divertidos. Y haciendo famoso a Leslie Nielsen, impagable en el registro de un tipo soltando débiles réplicas con una suficiencia y seriedad absolutas.
4.- Sin miedo a la vida (Fearless, 1993), de Peter Weir. Un hombre (Jeff Bridges, formidable), Tras sobrevivir a un accidente de avión en el que muere su mejor amigo, el arquitecto Max Klein (Jeff Bridges) sufre una transformación espiritual. En un estado de bendición en el que no tiene ningún miedo a la muerte, Max se encuentra incapaz de continuar con su antigua vida (hasta ese momento fóbico y alérgico, sufre una transformación física y espiritual: conduce a toda velocidad, come fresas, se burla de las alturas subiéndose al tejado de un edificio vacío...). La única persona que parece compartir su experiencia es Carla, una joven madre que perdió a su bebé en el accidente y que se ha hundido en la culpa. HPara Peter Weir, una fábula poético-mística, algo confusa, que desarrolla en torno a un trauma.
5.- ¡Viven! (Alive!, 1993), dirigida por Franck Marshall (1993). Basada en una historia real. Narra la terrible experiencia de un grupo de jugadores del equipo nacional de rugby de Uruguay cuyo avión se estrelló en medio de los Andes en octubre de 1972. Completamente aislados, los días pasaban sin que nadie fuera a rescatarlos, por lo que se vieron obligados a recurrir al canibalismo, comiéndose la carne de los compañeros fallecidos, mientras los más fuertes preparaban un viaje desesperado a través de las montañas. El horror narrado sin sensacionalismo.
6.- Náufrago (Cast Away, 2000), de Robert Zemeckis (2000). Antes de Sully, Tom Hanks había sobrevivido con anterioridad a un accidente aéreo à un crash. ¡Y qué accidente! El que se narra en Náufrago cuenta como uno de los más espectaculares de la historia del cine. De un realismo asombroso. La continuación -la vida solitaria en una isla desierta- es menos atractiva, sin ser monótona. Una película por redescubrir, con un Tom Hanks brillante. Chuck Noland, un ejecutivo de la empresa multinacional de mensajería FedEx, se ve apartado de su cómoda vida y de su prometida a causa de un accidente de avión que lo deja aislado de la civilización en una remota isla tropical en medio del océano. Tras cuatro años de lucha por la supervivencia, completamente solo en la isla, Chuck aprende todas las técnicas de subsistencia mientras sufre la tortura de la soledad. La solución: arriesgar la vida adentrándose mar adentro.
7.- United 93 (Vuelo 93) (2006), dirigida por Paul Greengrass. El 11 de septiembre de 2001 cuatro aviones fueron secuestrados. Tres alcanzaron su objetivo, pero el cuarto no. Relato de la tragedia por medio de una meticulosa recreación de los acontecimientos que rodearon al vuelo 93 de United Airlines con la esperanza de tener una visión más amplia de los hechos. La película, realizada con el apoyo de las familias de los pasajeros que viajaban a bordo del avión, relata en tiempo real la dramática historia de lo que ocurrió en el aire y en tierra, mientras los pasajeros, la tripulación, los controladores aéreos y los centros militares intentaban entender y solucionar una crisis inimaginable. Tanto en el avión como en el centro de control del tráfico aéreo, el ingles Paul Greengrass ha demostrado una formidable eficacia dramática, sin falsa moralidad.
8.- El vuelo (Flight, 2012), de Robert Zemeckis. Tras un aterrizaje de emergencia en medio del campo gracias al cual salvan la vida un centenar de pasajeros, el comandante Whip Whitaker (Denzel Washington), que pilotaba el avión, es considerado un héroe nacional. Sin embargo, cuando se pone en marcha la investigación para determinar las causas de la avería, se averigua que el capitán tenía exceso de alcohol en la sangre. Muy libremente inspirada en una historia real, la película narra el ascenso y la caída de un piloto que habiendo realizado una hazaña, pero que no será reconocida por su condición de alcohólico. Une variante rockanrolera y destructiva de Sully. Denzel Washington realiza una de las mejores interpretaciones de su carrera cinematográfica.
9.- Los amantes pasajeros (2013), dirigida por Pedro Almodóvar (2013). Aunque algo sensacionalista pero sin ser irrespetuosa esta comedia verdaderamente coral (donde se canta y se baila) del realizador español, también es insolente y delirante. Un grupo de estrafalarios pasajeros viaja de Madrid a Ciudad de México en un avión cuya tripulación es absolutamente esperpéntica. Durante el vuelo, una grave avería hace que los pasajeros de clase business, al verse inevitablemente al borde de la muerte, se sientan inclinados a revelar los asuntos más íntimos de su vida. Todo ello desembocará en una comedia caótica y disparatada.
10.- Non-stop (Sin escalas) (Non-Stop, 2014), de Jaume Collet-Serra. No encontramos con este thriller aéreo con toques de suspense paranoico, nuevo sub-género surgido a partir de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. Bill Marks (Liam Neeson), un veterano agente del servicio aéreo de los Air Marshalls, pasa por una mala etapa: tiene problemas con la bebida, y últimamente se toma su trabajo como una rutinaria tarea de vigilante a bordo de un avión. Sin embargo, en un viaje de Nueva York a Londres recibe una serie de misteriosos mensajes de texto, en los que se le pide que inste al gobierno a hacer una transferencia de 150 millones de dólares a una cuenta secreta. En caso contrario, un pasajero morirá cada 20 minutos. Comienza así un juego del gato y el ratón a 40.000 pies de altura y con la vida de 200 pasajeros pendiente de un hilo. Una historia que no puede ser más complicada, pero que nos deja pegados al asiento.
8.- El vuelo (Flight, 2012), de Robert Zemeckis. Tras un aterrizaje de emergencia en medio del campo gracias al cual salvan la vida un centenar de pasajeros, el comandante Whip Whitaker (Denzel Washington), que pilotaba el avión, es considerado un héroe nacional. Sin embargo, cuando se pone en marcha la investigación para determinar las causas de la avería, se averigua que el capitán tenía exceso de alcohol en la sangre. Muy libremente inspirada en una historia real, la película narra el ascenso y la caída de un piloto que habiendo realizado una hazaña, pero que no será reconocida por su condición de alcohólico. Une variante rockanrolera y destructiva de Sully. Denzel Washington realiza una de las mejores interpretaciones de su carrera cinematográfica.
9.- Los amantes pasajeros (2013), dirigida por Pedro Almodóvar (2013). Aunque algo sensacionalista pero sin ser irrespetuosa esta comedia verdaderamente coral (donde se canta y se baila) del realizador español, también es insolente y delirante. Un grupo de estrafalarios pasajeros viaja de Madrid a Ciudad de México en un avión cuya tripulación es absolutamente esperpéntica. Durante el vuelo, una grave avería hace que los pasajeros de clase business, al verse inevitablemente al borde de la muerte, se sientan inclinados a revelar los asuntos más íntimos de su vida. Todo ello desembocará en una comedia caótica y disparatada.
10.- Non-stop (Sin escalas) (Non-Stop, 2014), de Jaume Collet-Serra. No encontramos con este thriller aéreo con toques de suspense paranoico, nuevo sub-género surgido a partir de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. Bill Marks (Liam Neeson), un veterano agente del servicio aéreo de los Air Marshalls, pasa por una mala etapa: tiene problemas con la bebida, y últimamente se toma su trabajo como una rutinaria tarea de vigilante a bordo de un avión. Sin embargo, en un viaje de Nueva York a Londres recibe una serie de misteriosos mensajes de texto, en los que se le pide que inste al gobierno a hacer una transferencia de 150 millones de dólares a una cuenta secreta. En caso contrario, un pasajero morirá cada 20 minutos. Comienza así un juego del gato y el ratón a 40.000 pies de altura y con la vida de 200 pasajeros pendiente de un hilo. Una historia que no puede ser más complicada, pero que nos deja pegados al asiento.
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