Es, pues, la fría brutalidad lo que caracteriza la atracción que produce el cine de Romero. Lo que también podemos encontrar en La tierra de los muertos vivientes (Land of the Dead -conocida anteriormente como Dead Reckoning-, 2005), cuarta entrega de su saga de los zombis, escrita en plena paranoia antiterrorista, después del trauma del 11 de septiembre de 2001, pero también con una crítica al incremento de la brecha entre ricos y pobres.
Manteniéndose en su misma línea durante todos estos años, el cineasta ha seguido de cerca los cambios de la sociedad estadounidense. De John Carpenter à Wes Craven pasando por Joe Dante, todos los grandes del género fantástico le deben algo. Muchas veces copiado e imitado, sus películas han tenido una influencia considerable, más allá del ceine, en la cultura popular: publicida, cómics, serie televisivas como The Walking Dead, etc.), en todo el imaginario colectivo ligado relacionado con monstruos. Sólo hay que ver el vídeoclip de Michael Jackson, Thriller, dirigido par John Landis, para convencerse que Romero ha infectado a todo el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario