El cine es una forma de expresión artística que no puede existir sin público. Mucha gente puede escribir libros, pintar cuadros o componer música para satisfacer sus necesidades privadas, pero, aparte de la películas familiares, el cine es, por su propia naturaleza y coste, un medio que tiene que exhibirse a los demás, y que sólo puede financiarse mediante el patronazgo o los ingresos de taquilla.
Cuando las agujas del reloj marcan las siete. París cobra vida en Rien que les heures (1926), documental de Alberto Cavalcanti |
Tanto cuando se hacían para fines de información general (los llamados noticiarios, la forma más primitiva de documental), como para fines de puro entretenimiento, las películas se destinaban inicialmente al público en general y se exhibían en ferias, teatros de variedades o grandes palacios del cine. Dicho en otras palabras, las películas se hacían para un público popular, identificable y conocido; y, como consecuencia, durante muchos años la producción se limitó al cine de entretenimiento.
Berlín fue la siguiente ciudad en verse retratada por la cámara en Berlín, sinfonía de una gran ciudad (Berlin, Die Sinfonie Der GrosStadt, 1927), de Walther Ruttmann |
Mannus Franken y Joris Ivens dejaron rienda suelta a su imaginación para retratar una fuerte tormenta en Lluvia (Regen, 1929) |
También en la década de 1920 se produjo el nacimiento de la crítica cinematográfica especializada, junto con la aparición de las revistas cinematográfica "artísticas" e internacionales, sobre todo Close Up, publicada en Suiza, pero escrita fundamentalmente en inglés, por Kenneth Macpherson, un joven cineclubista y cineasta británico que, desde un castillo, cuyo subtítulo informaba con temprano orgullo que se trataba de The Only Magazine Devoted to Film as an Art.
Esta mayor atención al medio cinematográfico, unida a unos costes de producción relativamente bajos en el cine mudo, permitió la realización de toda clase de películas "artísticas", con la etiqueta de cine de vanguardia o experimental. Esas películas estaban destinadas a una exhibición limitada, fundamentalmente en los cine-clubs de Europa y en las sociedades cinematográficas fundadas por los estudiantes de numerosas universidades. Algunas de ellas eran formas puramente abstractas de animación experimental, o parecidas; otras eran psicológicas, y exploraban las imágenes relacionadas con el subconsciente; otras, como las primeras creaciones de Luis Buñuelk, era surrealistas e iconoclastas de concepción.
La mayoría de los autores afirman que el cine documental nació el año 1922, al estrenarse la película Nanook el esquimal (Nanook of the North), de Robert Flaherty, a pesar de que desde el mismo comienzo del cine lo que se filmaba ya eran documentos en movimiento que tenían por objeto tan sólo registrar acontecimientos de la vida cotidiana. Los primeros documentalistas fueron grandes exploradores (Flaherty, Vertov, Grierson) que llegaron a filmar aspectos muy cercanos a ellos y otros en los más remotos lugares de la tierra. Más tarde llegaron directores que prefirieron filmar el cine social, más cercano a su propia realidad, o el cine sobre la naturaleza, como los documentalistas de televisión, con más medios y en algunos casos muy buenos resultados.
Esta mayor atención al medio cinematográfico, unida a unos costes de producción relativamente bajos en el cine mudo, permitió la realización de toda clase de películas "artísticas", con la etiqueta de cine de vanguardia o experimental. Esas películas estaban destinadas a una exhibición limitada, fundamentalmente en los cine-clubs de Europa y en las sociedades cinematográficas fundadas por los estudiantes de numerosas universidades. Algunas de ellas eran formas puramente abstractas de animación experimental, o parecidas; otras eran psicológicas, y exploraban las imágenes relacionadas con el subconsciente; otras, como las primeras creaciones de Luis Buñuelk, era surrealistas e iconoclastas de concepción.
La emotiva Wittem Vlam, también conocida como Flamme blanche (1930), dirigida por Charles Dekeukeleire |
Fotografía del joven Robert J. Flaherty rodando en la Bahía de Hudson entre 1913 y 1919 |
(cont.)
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