La duquesa de Langeais, la cita perdida de Greta Garbo y Max Ophuls
En 1949, Greta Garbo, ausente de las pantallas durante casiocho años, rodó con Max Ophuls una adaptación de la obra de Honoré de Balzac. De esta obra maestra anunciada, quedan solo las pruebas de luz que "La divina" se vio obligada a realizar.
Pudo haber sido la reunión cumbre entre la mejor estrella de la época, Greta Garbo (1905-1990), y un director que nunca dejó de celebrar a las mujeres: Max Ophuls (1902-1957). De su encuentro nacería La Duquesa de Langeais, basada en la novela homónima de Balzac, ya varias veces adaptada a la gran pantalla.
De este proyecto, lamentablemente inacabado, por culpa de los coproductores italianos, desconfiados y cautelosos, sigue habiendo, hoy en día, solo alguna pruebas, las que demostraba que la belleza de la estrella permanecía intacta. Durante mucho tiempo, se pensó que estaban perdidas, hasta que un extravagante cinéfilo los exhumó en 1989, poco antes de la muerte de "La divina". Poco conocidas y publicitadas, desde entonces, solo los "garbofilos" las proyectan a veces, como los miembros de una sociedad secreta.
1949. Han pasado ocho años desde que Garbo dejó el cine, que nunca le gustó, y Hollywood, que siempre odió. Llegó allí en 1925, procedente de su Suecia natal, con su pigmalión, el cineasta Mauritz Stiller. Ella se quedó, en ese momento, controla mal un cuerpo un cuerpo demasiado grande para una mujer. Pero la joven Greta Lovisa Gustafson ya tiene esta cara sublime, cuyas proporciones obedecen a los cánones de la belleza clásica.
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