Horribles y tiernas criaturas, los seres humanos aterradores, gentiles diablos y dioses únicos... El mundo fantástico de Guillermo del Toro -cuya película La forma del agua (The Shape of Water, 2017), ha sido nominada a trece premios Oscar, que se estrenó en España el pasado 16 de febrero de 2018- se nutre tanto de su infancia atormentada como de su cultura mexicana. Donde los esqueletos se ríen
"Por el visionario director Guillermo del Toro", Este curioso eslogan publicitario para su película La cumbre escarlata (Crimson Peak, 2015) tiene el mérito de resumirlo todo. Dado que el mundo mágico de El laberinto del fauno (2006) le valió el reconocimiento internacional, el trabajo de Guillermo del Toro no es solo hacer películas, sino tener visiones, y sacar a la luz grandiosos y caprichosos mundos Hellboy II. El ejército dorado (Hellboy II: The Golden Legions, 2008), espejismos futuristas (Pacific Rim, 2013), historia de fantasmas y romance gótico (La cumbre escarlata).
El poderoso ensueño en el que nos sumerge hoy con La forma del agua lo confirma una vez más: con él, todo una preciosa paradoja, que nos atrapa en su metáfora visual: un precioso cuento de hadas en el que nos sumergimos desde el primer instante gracias a una paleta cromática siempre virada a los tonos verdeazulados...
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