martes, 17 de abril de 2018

Biografías de cine: Paul Fejos (III)

En la universidad, Carl Laemmle Jr., el hijo del fundado y presidente de la compañía, que tenía sólo diecinueve años, estaba siendo preparado para ponerse al frente de la producción. El estudio había ganado mucho dinero con western, películas en episodios y melodramas rurales, pero ahora estaba dejándose sentir un nuevo deseo de respetabilidad. Los directores Paul Leni y E. A. Dupont y el actor Conrad Veidt acababan de llegar de Alemania, y Laemmle Jr. deseaba acelerar la importación de talentos europeos. 
Paul Fejos (a la izquierda) y camarógrafo Rudolf Frederiksen en Madagascar en agosto de 1935
Antes de morir en 1980, se preguntó a Laemmle Jr. si había decido contratar a Paul Fejos y encomendarle alguno de los proyectos de la Universal, tras ver The Last Moment, contestando que lo había hecho basándose únicamente en las críticas , y que no había llegado a ver la película jamás. 
Con Carl Laemmle Jr. como productor, Fejos contó con todas las instalaciones y medios de la Universal. Su primera película fue Soledad (Lonesome, 1928), un asombroso estudio sobre un día en la vida de dos habitantes de Nueva York. Abordaba un tema de ficción con el aire desapasionado propio de un documental antropológico; a diferencia de Y el mundo marcha (The Crowd, 1928), de King Vidor, que es una película casi épica en la que un joven solitario impulsado por la ambición y el idealismo se enfrenta a la vida en el Nueva York de principios del siglo XX. Las duras condiciones que impone esta realidad desmitifican el mítico sueño americano.
Soledad resulta fría y distante pero técnicamente perfecta. Utilizando los efectos ópticos más avanzados, contaba unas cuantas horas en las vidas de dos personas, Mary y Jim, dos solitarios personajes de la gran ciudad, se encuentran de casualidad en un parque de diversiones. Pasan el día juntos, recorriendo la playa y vistando los juegos mecánicos. De improviso, la multitud y una tormenta conspiran para separarlos. ¿Se volverán a ver? Se convirtió en precursora de la posterior obra de Fejos en América Central, Madagascar y Siam. Cuando apareció el sonoro, se incluyeron en la película algunas escenas de diálogos, pero la torpeza de estos episodios sirve únicamente para demostrar la categoría y calidad del resto de la película. 
Fotograma de Soledad (Lonesome, 1928)
(cont.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario