¿Hacer ver una buena y vieja película a los más pequeños? No siempre es fácil… Periódicamente, seleccionamos tres obras cinematográficas accesibles para los pequeños, de entre las producidas a lo largo de la historia del cine, pertenecientes a cualquier género y estilo. En esta ocasión, hemos elegido: deporte, deporte y más deporte.
Quien dice deporte dice juego -de acuerdo, dejamos aparte la halterofilia-. Esta dimensión lúdica facilita el trabajo de los mayores, garantizando al menos la diversión.
Bola, pelota, campo, gol, raqueta, estas palabras suenan bien a nuestros oídos. O no en absoluto. ¿Odia los deportes y sus hijos también? No tenga cuidado. Pensamos en todo. Aquí hay una tríada de películas donde el deporte rima con el delirio, la extravagancia salvaje, la imaginación desenfrenada. El deporte tiene sus reglas que el cine a veces le gusta desbaratar. Reír, desconcertar, aturdir.
1. Shaolin Soccer (Siu lam juk kau, 2002), de Stephen Chow
Todo un éxito, entre las generaciones más jóvenes. Si sus hijos aún no la conocen, deben verla. La película combina los preceptos del kung fu (artes marciales) con el fútbol. Es un equipo de monjes shaolin el que se beneficiará.
Balones propulsados con la velocidad del rayo, Bombardeo con relámpagos, fintas y saltos acrobáticos en el aire, regates surrealistas y mentes de acero. Estos son los atractivos de esta aventura en la que coreografía y las extravagancias van de la mano. El actor y cineasta Stephen Chow rinde homenaje a Bruce Lee, a través del personaje del portero, vestido de amarillo con una banda negra. Está lejos de ser una obra maestra, pero ciertamente es sorprendente.
2. Speed Racer (2008), de Lilly y Lana Wachowsky
Cuando era pequeño, sólo pensaba en eso: carrera de automóviles. Al crecer, se convierte en un as del volante. Su ídolo es su hermano, el legendario Rex Racer, muerto en un accidente durante una carrera. Speed Racer es un héroe melancólico con un corazón puro en un mundo sucio: debe competir contra los poderosos que amañan las carreras. Basada en una popular serie de animación japonesa de los años 1960, este prototipo pop es una joya de la creatividad visual, que mezcla infografía y las tomas reales. Está lleno de velocidad, de guiños cinematográficos (de Muybridge a James Bond), de símbolos culturales variados. symboles culturels variés. Firmada por las hermanos Wachowski, que dirigieron Matrix, (antes de su cambio de género, ahora son Lilly et Lana). Los automóviles aquí son bólidos que vuelan como naves espaciales, giran y respiran como los seres humanos. A su paso supersónico, las carreteras se deforman, se ondulan como cintas fosforescentes. La película con colores ácidos es como un caramelo psicodélico, perdón, mágico.
Speed Racer, un caramelo pop y mágico |
3.- Semi-profesional. Un equipo de pelotas (Semi-pro, 2008), de Kent Alterman
Will Ferrell es jugador de baloncesto y todo él anuncia bromas y chistes exagerados, en torno al balón, a los pantalones cortos, al desvestirse en los vestuarios. Cantante con una melena a lo afro, que gano el premio gordo gracias a una canción disco, se oferta a un club de baloncesto y se convierte en jugador. Es un auténtica nulidad, pero se cree duro como el hierro. Will Ferrell es tonto perdido y arrogante, y totalmente satisfecho. Se leve saltar en patines por un inmenso tobogán y chocar contra una animadora, combatir contra un oso con sus manos desnudas... Los diálogos son absurdos: "Venga, hombre, él sólo te llamó hijo de puta. Sólo eso, tranquilo". "Estoy tan feliz que ya no controlo mis brazos". Lo más inesperado: las tiernas notas de humanidad que aparecen hacia el final de la película.
Will Ferrell en Semi-profesional. Un equipo de pelotas |
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