No podemos olvidar a Abyss (The Abyss, 1989). La pasión de James Cameron por el agua no data sólo de Titanic (1997). La prueba: este maravilloso viaje submarino, pleno de sensibilidad y de inteligencia, un entrenamiento entre la vida y la muerte. un mundo extremo donde se invierte en un torbellino espacio temporal. Fue Oscar a los mejores efectos visuales.
Un equipo de científicos de una instalación petrolífera es contratado por la marina norteamericana para llevar a cabo la operación de rescate de un submarino nuclear atrapado, en extrañas circunstancias, en el fondo del mar, justamente al borde de una grieta abisal de varios kilómetros de profundidad. Un grupo de las fuerzas especiales del ejército acompañará a los científicos. Muy pronto éstos últimos empiezan a sospechar que lo que está sucediendo en las profundidades abisales es algo tan extraño que, en principio, escapa a su comprensión.
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