Esta primera película de Camille Vidal-Naquet cuenta las noches de un joven de 22 años que vende su cuerpo y ama sin límites. Una revelación, la actuación efectuada por el actor Félix Maritaud, impresionante.
En 2017, Félix Maritaud desempeñó un papel secundario en 120 latidos por minuto (120 battements par minute), dirigida por Robin Campillo. En 2018, lo vemos, asombroso, en Sauvage, el primer largometraje de Camille Vidal-Naquet, presentado en Semaine de la Critique del Festival de Cannes. Es el retrato de un prostituto que ama a otro, mucho menos gay que él, aunque ambos venden sus cuerpos a los hombres, en el borde de un bosque, cerca de un aeropuerto. Leo, un buscavidas sentimental de 22 años, es "salvaje" en el sentido de tener poca educación, algún servicio a domicilio, sin aparente inhibición y resistente tanto a todo lo que debe soportar (golpes, insultos) como a todo lo que ingiere (drogas, alcohol y alimentos cuestionables).
Una película cruda hasta rozar el hiperrealismo
La sucesión de clientes, tan diversa como es posible, da lugar a una gran cantidad de escenas fuertes, como las diversas variaciones de lo que buscan unos y otros (incluido Leo), más allá del intercambio explícito entre dinero y sexo. A veces es sórdida: la película caricaturiza a uno o dos clientes. A menudo es fascinante, incluso abrumadora, como ese ancianp que le confiesa a Leo que no tiene muchos deseos, de ningún tipo, y que despierta, a cambio, en el joven prostituto, una ternura cautelosa, una inmensa dulzura.
La película, cruda hasta el hiperrealismo, excede la crónica para escudriñar los vertiginosos abismos en los que a veces cae Leo, por la desesperación amorosa y por falta de aspiración a otro tipo de vida, un bello enigma, por cierto. El realizador también explora la hipótesis de la reintegración social y el precio exorbitante que cuesta. Sabe, finalmente, llevar a su personaje a una inquietante final, orgánico y equívoco, imposible de olvidar...
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